Capítulo 32 Llevaba media hora lloviendo sin parar cuando me entró una llamada de Ellie. Las chicas y yo nos encontrábamos en el salón de reuniones esperando que la tormenta pasara. Me aparté un poco de ellas y contesté. —Dime, Ellie. —Oye, Tobi está con la crisis de asma de nuevo. Sabes cómo se pone con el cambio de tiempo.Se me encogió el pecho. Mis ojos fueron hasta los inmensos ventanales de cristal. Fuera parecía que nunca iba a parar de llover. —Está lloviendo muy fuerte, pero trataré de ir para allá. —Ten cuidado. —Oye, ¿está muy mal? Se hizo un silencio que solo aumentó mi preocupación.—No lo veo bien. Creo que esta es de las crisis más fuertes que le ha dado hasta ahora.Los ojos se me llenaron de lágrimas.—Iré para allá aunque tenga que atravesar la ciudad corriendo.Tras despedirnos colgué y miré a mis amigas.—Chicas, me tengo que ir.Todas me miraron con preocupación.—No puedes irte así —dijo Daniela—. En las noticias dijeron que la lluvia va a empeorar. Lo mej

Capítulo 34 —Mary Elizabeth, ¿por qué no me dijiste que le habían dado de alta a tu sobrino?Miré a Antoni. Los dos estábamos en el almacén comprobando los preparativos para el lanzamiento oficial de la nueva colección. —No quería incomodarte.—¿Incomodarme? Quería recoger al niño y llevarlo personalmente a la casa… —frunció el ceño con preocupación—. La casa. Recuerdo que todo estaba inundado en agua…—Nuestro casero ya se está encargando del seguro…—¿Pero cómo quedó todo? ¿Perdieron muchas cosas?Suspiré. La verdad es que sí perdimos mucho. Nuestro sofá, los libros de las estanterías que estaban más cerca del suelo, toda la comida que almacenábamos debajo de las encimeras de la cocina. Poco a poco estábamos comprando todo lo que se había dañado pero el dinero no era suficiente. Por lo pronto estaríamos sin sofá.—No mucho. —mentí.—Oye, estuve ahí. No mientas…—Mary —me habló Julia que acababa de escuchar la conversación—. ¿por qué no me habías dicho que vivías en la zona de la i

Capítulo 36Me encontraba en casa observando como Ellie preparaba la cena. Le acababa de contar los últimos acontecimientos en la empresa. Tobi estaba en el cumpleaños de uno de sus amigos. Lucía, la mamá del cumpleañero, me pidió que llevara al niño para que pasara el día con su hijo y quedamos en que ella personalmente me lo llevaría hasta la puerta de mi casa. —¿Qué piensas hacer después de esa conversación con Antoni? —preguntó mi amiga.—No lo sé. Hasta ayer el plan era irme y dejarlo todo pero ahora, después de lo que casi me dijo, creo que lo mejor es mantenerme en mi puesto hasta que me diga lo que sea que me iba a decir. —¿Crees que sea algo muy importante?Tomé unas patatas y las comencé a pelar para ayudarla un poco. A Ellie le encantaba cocinar, pero bien sabía que con sus estudios podía ser un poco agotador llegar a casa después de un largo día de estudio para luego ponerse a cocinar. —Sé que es importante. Lo vi en sus ojos. Él me quería confesar algo pero sonó el mal

Capítulo 39 Antoni: —¿Problemas en el paraíso? —preguntó Patrick. Se había sentado a mi lado al ver que Mary Elizabeth no regresaba. Ignorando el comentario de mi hermano saqué mi celular del bolsillo y le envié un mensaje a mi secretaria.Antoni: ¿Qué pasa? ¿Por qué están tardando tanto en salir las modelos?No hubo respuesta.—¿No decías que lo tenías todo cronometrado? —insistió él.—¿Te puedes callar? —le espeté—. Solo es un pequeño percance.Mi hermano miró todo a su alrededor con una sonrisa bailando en sus labios. Odiaba que estuviera presente cuando evidentemente algo malo estaba sucediendo.—La gente lo está notando. Yo creo que lo mejor será que canceles el evento.Lo miré fijamente. —Eso es lo que te gustaría que sucediera, ¿verdad? Para que pierda la presidencia. Sueñas con mi cargo…—Estamos rodeados, no creo que sea buena idea tener esta conversación aquí.En eso Patrick tenía razón. Lo menos que quería era que notaran mi nerviosismo. Si me ponía de pie e iba persona

Capítulo 40Antoni: Me sorprendió verla llegar. Llevaba dos días en aquel hospital cuando Mary Elizabeth entró por la puerta de mi habitación. Llevaba un pantalón de mezclilla y una blusa de tirantes, iba vestida de manera informal. Hasta el momento era la primera vez que la veía así y me asombró que, a pesar de no ir tan arreglada, su belleza seguía intacta. —Mary Elizabeth. —le dije y ella terminó de recortar distancias.—¿Cómo sigues? —me preguntó.Me incorporé para sentarme en la cama.—Estoy bien, si sigo aquí es por la exageración de mi madre, quiere que los pobres médicos me viren al revés para descubrir lo que me pasó.—¿Y qué fue lo que te pasó?Miré mis piernas preguntándome lo mismo. ¿Qué me había pasado? ¿Por qué después de verla modelar recordé a esa chica de mis sueños? ¿Por qué, después de tanto tiempo, esos recuerdos, si es que eran recuerdos, habían regresado? Decidí que lo mejor era no decirle nada a ella, porque en definitiva nada había pasado, ¿no? Ella era mi se