C42- CON MIS PROPIAS MANOS. La tormenta golpeaba con fuerza los ventanales y el viento azotaba como si quisiera arrancar la mansión de raíz. En su habitación, Anya ya se preparaba para dormir, no sabía por qué pero tenía una sonrisa en los labios después de pasar la tarde con Rowan, después de hablar sobre el corazón humano, él le habló sobre el mundo de los lobos, sobre sus padres, sus hermanas y para ella fue una sorpresa saber que Sofía tenía una gemela: Isabella. Se sintió parte de algo, incluso, se sintió su esposa, su compañera, suspiró profundo, cuando el timbre insistente de su teléfono la hizo girarse. Y apenas vio el nombre de Axel en la pantalla y atendió de inmediato. ―Axel, ¿Qué…? —Aidan tiene fiebre —la voz del hombre sonaba urgente y apremiante—. Necesito que vengas ya, él te quiere aquí… Anya. Su corazón se aceleró y no lo pensó dos veces. Tomó lo primero que encontró, se cubrió con un abrigo y salió corriendo, sin importarle la tormenta que rugía afuera, ni e

C44-NO VA A QUEDAR NADA DE TI.Anya apretó el teléfono contra su oído, paralizada. La voz de Levi sonaba igual que en sus pesadillas: fría, cruel, con ese tono venenoso que siempre lograba quebrarla.—Estuvo mal escapar de mí, Anya —dijo él, con calma letal, como si hablara de un juego que todavía no terminaba.Ella tragó saliva, con el estómago revuelto por el terror.—¿C-cómo conseguiste mi número? —preguntó con un hilo de voz.Levi sonrió al otro lado de la línea, observando al hombre golpeado y sangrante en el suelo de la habitación donde se encontraba.—Tengo mis métodos. Pero eso no importa. Lo que importa es que vamos a estar juntos… muy, muy pronto.El corazón de Anya se desbocó y no pudo escuchar más, colgó de golpe, con los dedos temblando. Y el miedo la abrumó, no sabía qué hacer, ni a quién acudir.Estaba sola.***Tres días después, Rowan se encontraba en la sala de guerra con Rowena y Draxel. El tema sobre la mesa eran los cazadores, pero su mente apenas podía concentrar

C46- CONFÍA EN MÍ.La tarde terminó con bolsas en las manos y un silencio tenso de regreso a la mansión, Anya no podía dejar de pensar en esos recuerdos. Al entrar, Rowan estaba en la sala junto a Draxel, ambos conversando con copas en la mesa, Sofía se congeló al verlo. El corazón le dio un brinco y, de inmediato, se llevó la mano al cabello para peinarse rápido, se acomodó la blusa y estiró la falda como si quisiera arreglar en segundos lo que había descuidado todo el día.—¿Qué tal las compras? —preguntó Rowan con un tono neutro, sus ojos verdes moviéndose entre las dos mujeres.Anya tragó saliva, incómoda bajo esa mirada que parecía leerle la mente.—Satisfactorias —respondió en voz baja.Pero Sofía apenas lo escuchaba, ella solo tenía ojos para Draxel.—¿Cu-cuándo llegaste? Pensé que estabas en Alabama... —preguntó con un hilo nervioso.Draxel sonrió divertido, se puso de pie y la abrazó con naturalidad.—Hola, pequeña. Me alegra verte y... llegué ayer.Sofía tragó, sintiendo el

C48-UN MATRIMONIO REAL.Después de la cena, Rowan llevó a Anya a conocer a varias personas. Lobos poderosos, empresarios, políticos e incluso hombres con un aura tan peligrosa que a Anya se le heló la sangre al descubrirlo: había lobos mafiosos. Aquello la fascinó y la desconcentró al mismo tiempo. Nunca lo había imaginado, pero ahora entendía que el mundo de los lobos era mucho más complejo y oscuro de lo que pensaba.Mientras Rowan y Draxel conversaban sobre el tema de las manadas, Anya intentó entablar conversación con Elizabeth, la acompañante de Draxel, a quien supuso su pareja.—Me hace muy feliz que tú y Draxel estén juntos —dijo con una sonrisa cálida—. Aunque debo admitir que me sorprende que ya estén esperando bebés.Las palabras cayeron como un golpe seco y Elizabeth palideció de inmediato.—No… —balbuceó—. Él no… Draxel no es…No alcanzó a explicarse porque el teléfono de Anya comenzó a sonar y ella bajó la mirada hacia la pantalla y, en cuanto vio quién llamaba, su rostro

C50- DESEO CRUDO. Rowan empujó la puerta y la hizo entrar a su habitación, el olor a cuero, a madera y a él, llenó los pulmones a Anya y le hizo palpitar el vientre al instante. Su cuerpo se calentó y notó un latido húmedo y insistente entre sus piernas, al mismo tiempo que algo se movía dentro de ella, una urgencia animal que la impulsaba hacia él, pero su mente se aferraba a un último resto de cordura. —Rowan… esto… por favor —sus palabras sonaron débiles y casi una mentira. Él no respondió. Sino que la giró y la aplastó contra la puerta, sus pechos se aplanaron contra la madera áspera mientras el peso de el, la inmovilizaba por completo. —Calla —le ordenó en un susurro ronco junto a su oído—. Se que mientes… Su boca encontró la de ella con una fuerza que le cortó la respiración. No era un beso, era una afirmación y sus lenguas lucharon y Anya, para su propia vergüenza, le mordió el labio inferior con una ferocidad que le arrancó un gruñido de sorpresa y aprobación. Rowan la be