C46-UNA LOBA QUE VALE MUCHO.El sol de la mañana se derramaba limpio sobre las colinas, tiñendo de oro la niebla que aún colgaba en los valles. El castillo parecía más antiguo, con sus torres cuadradas recortadas contra un cielo azul lavado y abajo, el lago reflejaba las nubes como un espejo tranquilo.Sofía finalmente había decidido salir, así que bajó al patio y respiró hondo, llenándose hasta el fondo, como si el aire de Escocia pudiera borrarle de golpe todas las cadenas que la ataban.Apoyó la palma en su vientre y sonrió hacia abajo.—Cuando puedas ver esto, vas a querer correr por estas colinas toda la vida, pequeño. Te lo prometo.De repente escuchó relinchar un caballo y su corazón se emocionó.Los caballos siempre habían sido su animal preferido de los humanos. Eran como su refugio antes de colmillos y destinos marcados, había pasado horas en el rancho de una amiga en Texas, hablando con ellos hasta que el mundo se callaba.Aquel recuerdo le calentó la sangre.Buscó el orige

C48-LA ÚNICA ANTE QUIEN ME ARRODILLO.—Draxel... —murmuró Sofía, intentando sonar firme.—No tienes que decir nada si no quieres —respondió él acercándose un poco más—. Pero yo sí tengo cosas que decir y no me voy a ir hasta que las escuches.Sofía tragó saliva, intentando sostenerle la mirada. Durante días había pensado en todo lo que quería reclamarle. ¿Por qué se alejó? ¿Por qué aceptó la boda con Aisha? ¿Por qué ocultó lo del castillo y la manada? Pero en lugar de palabras, sintió cómo su cuerpo reaccionaba antes que su mente cuando él levantó su mano y le rozó la mejilla con los dedos.—Sé que te lastimé —dijo Draxel con un tono lleno de culpabilidad—. Y no hay excusa para eso, tampoco debí mantenerte oculta como si fueras un pecado, debí hablar con Rowan desde el primer momento...Sofía parpadeó, sin poder creer que él, el alfa, el hombre fuerte que parecía no temerle a nada, dijera eso con tanta sinceridad.—Pensé que era lo mejor para ti, dejarte libre. Ser orgulloso y no b

C50-TENEMOS MUCHO DE QUE HABLAR. El aire a su alrededor olía a sexo, a piel sudorosa y a amor consumado. Sofía se derrumbó sobre el pecho de Draxel, su aliento entrecortado sincronizándose poco a poco con la respiración profunda y calmada de él, mientras los dedos de Draxel trazaban círculos perezosos en su espalda desnuda. Ella giró la cabeza, apoyando la barbilla en su esternón para mirarlo. —Este lugar no es tu estilo, lobo —musitó con una sonrisa cansada—. Cuéntame. El castillo. ¿Cuándo lo compraste? Y esa manada que dices tener... ¿cómo un lobo como tú terminó liderando una? Draxel sonrió y su mano se detuvo en la base de su espalda. —Después de que me aparté de mi familia, la soledad en la ciudad era insoportable. El ruido, la gente... necesitaba espacio. Aire, sentirme lobo por una vez. Así que cuando me hablaron de que este castillo estaba en venta, no lo dudé, aunque era una ruina, pero tenía terreno. Mucho terreno. Lo compré hace unos tres años. Silas fue quien me

C52-LA OTRA OCUPARÁ SU LUGAR. En la mansión Blackwood la tarde avanzaba despacio, como si los relojes se hubieran puesto de acuerdo para torturar a Isabella con cada minuto. Había pasado un día desde que vio a Aslan en la biblioteca y desde entonces su loba no había dejado de llamarlo, de inquietarla sin descanso. —Cállate ya —murmuró Isabella en su mente, harta—. Él no piensa en mí. Él solo piensa en Sofía. Su loba gruñó, insistente, pero Isabella la apartó como podía. Cerró el libro que llevaba horas sin leer de verdad y se abrazó las rodillas sentada en la cama. Su pecho era un caos: rabia, tristeza, deseo, confusión. Y debajo de todo eso… una punzada que no quería admitir: envidia. Amaba a Sofía. Era su hermana, su mejor amiga. Pero aun así… Sofía era la guapa, la libre, la sensual, la valiente. La que siempre hacía lo que quería. La que todos miraban sin ella siquiera intentarlo. Mientras que ella, era la callada, la obediente, la que vivía entre libros y reglas. —

C54-FELICIDADES, SOFÍA.Al día siguiente de la llegada de Rowan a la manada de Draxel, todos regresaron a Estados Unidos. El viaje de vuelta fue silencioso, no por incomodidad, sino por la tensión de lo que vendría después. Habían enfrentado a Rowan... pero ahora debían enfrentar algo más grande: Cassian y Aslan.Sofía estaba nerviosa, tenía el estómago revuelto y el miedo instalado en la garganta... pero también estaba confiada. Porque esta vez no estaba sola. Esta vez Draxel caminaba a su lado, firme, decidido, su mano entrelazada con la de ella como un juramento que no necesitaba palabras.Cuando cruzaron la entrada del salón, todo se detuvo.El retrato del lobo aullando a la luna dominaba la pared principal, como si vigilara cada palabra y cada decisión y debajo, esperando, estaban sus padres.Cassian, con su cabello entrecano, su postura rígida de ex-Alfa, y unos ojos tan afilados como cuchillas, Ailyn, su madre, hermosa y cálida con una expresión que Sofía nunca había visto en e