C162-DÉJAME EN PAZ, ARIANNE.Los días que siguieron al milagro fueron un viaje silencioso hacia la manada Cazadores. El grupo avanzaba entre montañas y valles cubiertos de niebla, pero lo que más pesaba no era el frío del camino, sino el vacío que se había instalado entre ellos.Axel estaba al frente, rígido, sin desviar la vista, sin una palabra más de las necesarias. Parecía un soldado perfecto, una máquina sin alma, y Arianne lo observaba cada día, buscando en sus gestos una señal, un destello del hombre que había amado.Esperaba verlo sonreír, o al menos discutir con ella.Pero nada de eso volvió. Sus ojos no expresaban nada: ni amor, ni rabia, ni tristeza.Solo frialdad.Aun así, Arianne mantenía la esperanza. Se decía que era cuestión de tiempo, que su corazón recordaría. Y más porque ella estaba dispuesta a arriesgarlo todo por él: su manada, su futuro, su promesa con Ezequiel.Porque Axel era su mate, su otra mitad. Y aunque el destino la hubiera marcado para otro, ella solo l

C164-DONDE ESTÉN TÚ Y AIDAN.El consejo se reunió en el gran salón de piedra. Las antorchas iluminaban los rostros serios de los ancianos, y el aire estaba cargado de expectativa. Rowan, de pie en el centro, escuchó con paciencia mientras uno de ellos hablaba con voz grave.—Tu padre fue un gran Alfa, Rowan —dijo el más viejo—. Pero el tiempo pasa y la manada necesita saber si tú... te quedarás.Rowan bajó la mirada unos segundos antes de responder.—Lo consultaré con Anya —dijo con calma—. No tomaré una decisión sin ella.Algunos ancianos murmuraron entre sí, incómodos.—¿Tu compañera decidirá el destino de nuestra manada? —preguntó otro, con un dejo de reproche.Rowan levantó la vista y su expresión ya no era serena.—Mi esposa es mi compañera de vida y cada decisión que tome se consultará con ella. La manada necesita unión, no orgullo.Cassian, sentado al fondo, observó a su hijo con una mezcla de respeto y nostalgia.No intervino.No hacía falta.Sabía que Rowan debía hablar por s

C166-BAÑO Y SEDUCCIÓN. La cabaña era un mundo aparte, un refugio donde el tiempo parecía detenerse. Los troncos de cedro oscuro, tallados con runas que parecían susurrar secretos, le daban un aire antiguo y casi sagrado. La luz de la luna llena se colaba por la cúpula de cristal, bañando todo en un resplandor plateado que chocaba con el calor de las velas negras; sus llamas danzaban, proyectando sombras que se retorcían en las paredes, haciendo que el aire oliera a cera, a tierra húmeda y a unas flores rojas, carnosas, que brillaban como si tuvieran vida propia. El lugar vibraba con una energía densa, como si algo estuviera a punto de estallar. Rowan cerró la puerta y Anya caminó hacia la bañera con pasos lentos y deliberados. Moviendo su cuerpo, esbelto de forma sensual, donde cada curva era una provocación. Se giró y en silencio desabrochó su túnica dejándola caer y la tela resbaló, revelando la piel pálida y tersa de sus pechos, que se alzaban con cada respiración. Luego, sus de

C168-EL ALFA MÁS TESTARUDO DE TODOS.Había pasado un mes desde que la guerra terminó y todos regresaron al mundo humano y las noticias se habían esparcido como fuego: Rowan Blackwood y su manada habían derrotado al rey vampiro. La historia se contó en cada rincón del territorio, y la alegría llenó los corazones de todos, razón por la que la mansión Blackwood se convirtió en un lugar de celebración durante una semana entera: comida, música, vino y aullidos de victoria.Pero poco a poco, la calma volvió.Rowan retomó su vida entre los dos mundos: el de Alfa y el de empresario. Ya que como ceo, dirigía una cadena de hospitales privados que financiaban programas de atención para los heridos de guerra y refugios sobrenaturales. Mientras tanto, Anya volvió a su rutina en el consultorio y a cuidar de Aidan, que ya había comenzado su periodo escolar, pero pasaba las tardes jugando con otros cachorros cerca del bosque.Por primera vez en mucho tiempo, la paz se sentía real.Aquella mañana, Any

C170- COMPLICIDAD, AMOR Y DESEO.El sonido del motor se apagó frente a la mansión Blackwood y, unos segundos después, la puerta principal se abrió. Rowan entró despacio, con el saco colgando del brazo y el cansancio marcado en la mirada. Dejó las llaves sobre la mesa del recibidor y soltó un suspiro que parecía arrastrar todo el peso del día, pero no tuvo tiempo de procesar nada más.—¡Papá! —La voz de Aidan retumbó por el pasillo antes de que el pequeño apareciera corriendo y se lanzara a sus brazos.Rowan se agachó a tiempo, soltando una carcajada cuando el niño chocó contra él y lo levantó con facilidad, girando sobre sí mismo.—¡Uf! —bufó divertido—. Creo que has crecido otro centímetro desde esta mañana. ¿O es que escondes piedras en los bolsillos?Aidan rió, con los ojos brillantes.—¡No, papá! Hoy vi un zorro en el bosque. Era rojo, con una cola enorme.—¿Un zorro? —Rowan arqueó una ceja y lo bajó al suelo, poniéndose a su altura—. ¿Y qué hiciste?—Me quedé muy quieto, como tú