[CONTINUACIÓN]Me despejé un poco al terminar de explicar mis ideas y terminé mi café agradecida con la persona que había descubierto el grano del café y lo había vuelto bebida.Estiré mis piernas, cerré mis ojos un momento, miré la hora: eran las 11:30 de la mañana y decidí que era hora de mostrar los diseños a presidencia. Sin embargo, un segundo antes de poder salir de la oficina, mi teléfono sonó. Al ver en el identificador de quien se trataba, mi boca se llenó de un sabor agridulce y me prometí que no contestaría. No después de dos tortuosos días soportando sus controles constantes y en especial del incidente con los medios hoy en la mañana. El tema no me hacía bien y no quería escuchar reclamos.Eran mis padres y mis futuros suegros y por la tranquilidad que veía en sus rostros en la video llamada, o no sabían nada del escándalo de la mañana, o solo lo ignoraban adrede, quizá papá lo había superado así de rápido.Iba a ignorar, de verdad iba a ignorar, pero entonces…—¿Y ahora q

Bas suspiró.—Quisiera poder ayudarte, es solo que yo vivo con mis padres.—Tranquilo —me sequé una lágrima —. Encontraré algún lugar a donde poder quedarme.Podía alquilar algún cuarto pequeño. Había ahorrado lo suficiente para el viaje de despedida. Sería suficiente para mientras buscaba un empleo y me instalaba en otro lugar.De ir con Lucas diría cosas de las que me podía arrepentir y por ahora necesitaba pensar. Solo pensar…—Yo tengo un cuarto disponible en mi apartamento —sugirió Dorothy, sacándome de mi atormentado mundo. Me destapé el rostro y la miré atenta. Ella continuó —. Es poco espacioso, pero creo que podemos arreglarlo y te puedes acomodar bien ahí.Era suficiente para mí.—Está bien. Gracias.La pelirroja asintió.—De acuerdo, entonces ya está. Pasaré metido en ese apartamento todos los días —bromeó Bas, y parecía imposible, pero logró sacarme una sonrisa.—Tú siempre que llegas me dejas sin provisiones para el fin de semana…—Te recuerdo que si tienes algo en el ref

[CONTINUACIÓN]—Pero claro que sí. Ella tendrá clausura toda la semana —señaló, tomando un vasito de helado de pistacho.Era gracioso verlo comer mientras refunfuñaba. Tenía cierto parecido a Goofy, el de Mickey Mouse, su cabello ya se veía pintado de algunas canas, era alto, como el personaje de la caricatura, delgado, cara poco alargada y sus ojos eran de un bonito color café. Hasta cierto punto, se parecía también a mi abuelo.Los llamaría "La generación Goofy".Estaba riendo por mis pensamientos, cuando la puerta se abrió y por ella entró aquella persona que me quitaba el sueño, vestido con unos vaqueros negros rasgados, una camiseta blanca sport que remarcaba sus fuertes brazos y su cabello ligeramente desordenado.Se miraba jodidamente apuesto y por la sonrisa matadora que llevaba puesta, supe que, o mis ojos se habían pasado de obvios viéndolo, o estaba hiperventilando al tiempo que babeaba sin poder parar. Lo que fuera, se acabó apenas abrió la boca.—Quiero dos helados de Fra

[CONTINUACIÓN]—Yo estoy de acuerdo —la abuela levantó la mano —. Pero como nadie se dignó a cocinar porque le dieron el día libre a la chica de cocina, y yo soy solo una visita, para aclarar, así que tendrán que ordenar algo —aclaró.Una vez más tuve que reprimir mis ganas de reír.Papá suspiró, tomó el teléfono de línea que colgaba sobre la pared y llamó al restaurante de comida china que siempre frecuentaba.—No hay domicilio por el momento, se ha caído el sistema, pero dicen que se preparará la orden y puede ir alguien a traerla a ventanilla de autoservicio.Nos miramos entre todos y era obvio que nadie quería ir, se miraba como si quisiera llover y, era claro que a nadie le apetecía mojarse.Lucas fue quien tomó la iniciativa. Sin embargo, tanto mi padre, como el suyo, insistieron en que lo mejor era hablar en ese momento ya que el plan de la cena había fallado, y así fue como terminaron llevándolo al despachos para interrogarlo, o eso supongo.—Supongo que entonces iré yo —me of

[EDDY]Durante mi vida me he encontrado con todo tipo de personas. Algunas están seguras de saber lo que quieren, otras son fieles a la improvisación y algunas otras solo dejamos que pase lo que tenga que pasar.Gloria suele reír cada vez que menciono la palabra "destino", pero hasta ella ha llegado a pensar que es real cuando tiene sus momentos cursis con Elvis. Así que, sí, habremos de todo un poco en este planeta. Sin embargo, con Dorothy todo era muy difícil de averiguar. Era algo así como una agradable caja de sorpresas.Tomó mi maleta antes de que pudiera objetar algo, y metió otra bola de galletas en mi maletita.—Basta, solo serán dos días…—Por eso —replicó —. Dos para mañana y dos para ahora, y de paso dile al jefe cosas buenas de mí para que me ascienda.Me puse a reír.—De acuerdo. Gracias, Doro.Asintió, me dio un nuevo abrazo, me entregó la maleta donde llevaba mi ropa, cepillo dental, agua y demás objetos personales, y me acompañó con una sonrisa triste hacia la recepci