AMARA CORTÉS. Nos separamos, nos miramos y sonreímos. Decir que quieres a alguien es difícil, más cuando estás en una situación como la mía. No encuentro las palabras para decirle lo que siento por él, solo lo miro y me mantengo en silencio. Vuelve a cubrirme con sus brazos y me da un beso en la cabeza. — ¿Te siguen maltratando? —Pregunta en voz baja haciendo notar su preocupación por mí. — No, solo me tienen encerrada en mi habitación. —Respondo levantando la cabeza de su pecho y agarrando sus manos. — Estoy bien.Con el dedo pulgar inspecciona mi rostro, me quejo cuando llega a la mejilla y su expresión cambia. — No tienen derecho. — Sabes que si... pero tranquilo, todo mejorará.— También sabes que su opinión no cambiará respecto a nosotros ¿Verdad? Para él soy un mentiroso y lo peor por ayudarte. — Lo sé, no debí meterte en esto. —Ríe.— Yo me metí solo, tú no hiciste nada ¿Recuerdas? — Si, eres un idiota por hacerlo, ahora podrías estar bien con mi familia y no en esta sit
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