POV: DAIMONSolté el lazo del tacón, quitándolo con precisión de su pie. Besé el lugar inmediatamente después, presionando los labios contra la curva sensible de su tobillo, y la sentí estremecerse. Bajé lentamente, con los ojos fijos en ella. Repetí el gesto en la otra pierna, saboreando el escalofrío que la recorría. Ahora, ella estaba completamente descalza. Desnuda. En plena selva. Expuesta a mi mirada hambrienta. A mi toque. A mi gusto. El escenario estaba sellado: oscuro, húmedo, silencioso… y solo nuestro. Antes de que bajara la pierna, la sostuve. Me incliné y dejé una secuencia de besos ardientes, subiendo por su pantorrilla, por la parte interna del muslo, hasta llegar donde el deseo ya escurría. Sin previo aviso, agarré su trasero con fuerza, mis manos grandes y posesivas tirando de ella hacia mí, m&

POV: DAIMON Fenrir aulló, no de frustración, sino de puro placer. La adrenalina de la persecución corría por sus venas, el instinto en ebullición, hambriento por dominarla. “Continúa corriendo, pequeña…” gruñó con un humor ácido, salvaje, depredador. “Cuando te alcance, no te quedarán fuerzas ni para provocarme.” El sonido de sus patas contra el suelo resonaba por el bosque, los cuerpos de ambos en una danza insana de deseo y poder. Con cada salto, con cada curva cerrada, el deseo entre ellos solo crecía, ardiente e inevitable. “Necesitas unas cuantas lecciones, Lobita.” Rugió Fenrir, saltando sobre una roca con una gracia brutal y cayendo justo frente a ella, el cuerpo tenso, los colmillos expuestos en desafío. Su postura era la de un depredador que ya sab&iacu

POV: DAIMON— Una vez, aquí, en esta cabaña... dijiste que querías que te mostrara todo lo mío. — Hablé sin pudor, con la voz arrastrada, perversa, tomando el aceite corporal comestible que se calentaba junto a la chimenea. El frasco tibio resbaló en mi mano mientras observaba cada una de sus reacciones, quieto, dominante, listo para corromper hasta el último vestigio de control. Airys me miró con los ojos brillando en desafío, pero el rubor en sus mejillas la delataba.— Claro que lo recuerdo. — respondió con una sonrisa ladeada, atrevida, mordiéndose el labio inferior. — También recuerdo que dijiste que no estaba preparada para eso... Di un paso al frente, despacio, como un depredador que se acerca a su presa.— Y no lo estabas. — murmuré con firmeza, dejando que la amenaza cargada de pla

POV: DAIMONTiré de su cintura con brutalidad para impedir que escapara de mi boca o de mi dominio. — ¿Qué no haría por mi reina? — murmuré con sarcasmo y adoración cruda, dejando que la punta de una garra se extendiera. Bajé desde la cima de su nuca hasta la base de la columna, recorriendo su espina dorsal, trazando su piel caliente y erizada con una lentitud calculada. Su cuerpo se arqueó de inmediato, como si implorara por más. Acerqué mis caderas, presionando mi erección palpitante contra su entrada ardiente, húmeda, hambrienta. Me moví despacio, frotando a propósito, sin penetrarla, provocando, volviéndola loca. Mi mano grande atrapó las suyas, sujetando sus puños por encima de la cabeza. Estaba completamente sometida, entregada a mi dominio, y aun así... tan desafiante com

POV: AIRYSEn algún momento, me quedé dormida sobre el pecho ancho y firme de Daimon. El sonido acompasado de su respiración y los ronroneos que vibraban desde su tórax envolvían mi cuerpo en una sensación de seguridad, como una melodía silenciosa que embriagaba el alma. Su aroma fuerte e inconfundible, mezcla de tierra mojada y cedro fresco, impregnaba el aire a mi alrededor, calentando mi piel y relajando hasta los músculos más tensos. Pero entonces... algo cambió. Un susurro distante cortó el silencio de la madrugada. Gélido. Profundo. Un escalofrío severo recorrió mi columna. Mi cuerpo se encogió instintivamente, buscando refugio en el calor de Daimon. Pero los sonidos continuaban... susurrando mi nombre, como si el viento hubiera ganado voz y propósito. Jadeé.Abrí los ojos lent