POV: AIRYSÉl no respondió de inmediato. Sentí su mirada pesada sobre mí, como si evaluara cada fragmento roto que yo exponía. Entonces, con un movimiento lento, rozó la punta de sus dedos en mi barbilla, obligándome a levantar el rostro. Su toque era firme, posesivo, dibujando mis rasgos como si quisiera memorizar cada línea de mi piel.— Siempre deseaste tener una familia, pequeña. —dijo en un tono ronco, casi cruel, de tan verdadero. — Pero tu lealtad sigue depositándose en las personas equivocadas.— No más. —Suspiré con firmeza, posando mi mano sobre la suya. Apreté con fuerza, clavando los dedos en su piel caliente y dura. — Nunca más, Daimon. Soy tu Luna. Quiero que nuestros hijos se regresen. Y haré lo que me digas para conseguirlo.Él inclinó levemente la cabeza, sus ojos oscuros, devorando como un depredador, analizando a su presa. Vi su lengua pasar lenta y provocativamente por los colmillos, pensativo, en un movimiento salvaje y brutal que hizo que mi cuerpo entero se tens

POV: AIRYSEl peso del momento cayó sobre mis hombros. No había escapatoria. No había dudas.— “No tenemos elección... Sella nuestro destino y trae a nuestros hijos de vuelta.”Las palabras simplemente escaparon de mis labios, sin que yo pudiera controlarlas. Sin pensar. Sin racionalizar. Simplemente... salieron.El brillo de satisfacción que cruzó los ojos de Fenrir me erizó hasta el alma. Su barbilla se alzó con una arrogancia salvaje, como un rey ante la sumisión de su reina.Su garra se deslizó lentamente, bajando por mi cuello, el toque firme y cortante, rozando la piel de forma provocadora hasta llegar al lugar donde la marca de Daimon ardía, viva y palpitante.Estremecí violentamente, el cuerpo reaccionando sin permiso, jadeando bajo la provocación cruda de ese contacto.— «Excelente, pequeña.»Su gruñido vibró entre nosotros, cargado de un placer cruel. Chasqueó la lengua, el sonido rompiendo el silencio como un latigazo.— «Cuando llegue el momento, dejaré mi marca en tu piel

POV: DAIMON— Para con eso. — murmuró ella, jadeando, apretando los ojos con fuerza mientras clavaba las uñas en sus propios brazos, como si intentara mantenerse anclada a la realidad. — Por favor, Daimon... Soy solo humana, siempre lo fui. No sé qué ves en mí, pero... ¿Y si no te encuentras? — Su voz vaciló, entrecortada. — ¿Me descartará? La risa que vibró en mi pecho fue grave, irónica, cargada de un sarcasmo tan puro que resonó en todo el ambiente como una promesa oscura. Di un paso más, acortando de una vez la distancia que aún insistía en existir entre nosotros. Pasé el brazo alrededor de su cintura con brutalidad controlada, tirándola hacia atrás y pegando nuestros cuerpos. Airys jadeó; su cadera rozó la mía de forma deliciosamente inocente e inconscient

POV: DAIMONElla me lanzó una mirada mortal, pero tragó en silencio, aceptando.— Sé más de ti porque te investigué. —Continué, mi voz cargada de ese tono grave que la hacía temblar. — Necesitaba saber quién era la mujer que invadió mi noche... quién se atrevió a robar mi atención y mi control. Y, naturalmente... —una sonrisa cruel se formó en la comisura de mis labios— poseo recursos suficientes para obtener todas las respuestas que deseo. Ella rodó los ojos, vertiendo una buena dosis de sarcasmo en un solo gesto, y bebió un sorbo de la copa, sin importarle la tensión que aún palpitaba entre nosotros. Luego, con una naturalidad irritante, abrió la boca en una invitación muda para ser alimentada otra vez, como si exigiera mi atención. Tan o

POV: DAIMON Airys se apartó lo suficiente para alzar el rostro hacia el mío, los ojos dorados chispeando en provocación. — Fenrir no me parece un lobo de fiar. —declaró, desafiante. El rugido que desgarró desde lo más profundo de mi pecho llenó la estancia, tan intenso que su cuerpo se tensó sutilmente en alerta. Retrocedió un poco, asustada, pero no huyó. Valiente.Mi pequeña e insolente compañera. — Puedes cuestionarlo, criatura. —murmuró, sarcástica, aunque su voz tembló levemente. — Tus métodos no fueron precisamente... nobles. Gruñí bajo, pero contuve la furia. Mi mano se enredó en sus cabellos plateados, apartándolos con cuidado para exponer mejor su rostro,