Luciana no estaba de acuerdo con Axel, pues sabía que, si eso sucedía, toda la familia sufriría mucho. Así que volvió a decir, con voz suave:—Pero… nuestra familia sufrirá al verla tras las rejas.Axel le respondió sin titubear un poco, pues ni modo, tendrán que conformarse con visitarla de vez en cuando. Además, así se darán cuenta de quién es su “dulce hija” en realidad, porque parece que ya se les olvidó todo lo que te hizo esa mujer.Luego hizo una pausa, tomó otro sorbo de su café y continuó:—Si a ellos se les olvidó, a mí no. Yo todavía le guardo rencor por cada una de las cosas que te hizo pasar.Después de esas palabras, miró con aprecio a Luciana y, con tono sereno, añadió:—No te preocupes por ellos, ya que tarde o temprano terminarán entendiéndolo. Además, estarán más seguros de este modo. ¿O acaso crees que esa mujer no es capaz de hacerles daño? Si fue capaz de matar a su abuelo, quien la crio desde que era una niña, ¿crees que no podría hacer lo mismo con nosotros, que

Maximiliano, que se encontraba en su estudio revisando unos documentos, apenas escuchó la voz de su esposa en aquel estado, supo que algo malo había sucedido durante su visita a su familia.Por eso, cuando supo que pasaría el domingo con ellos, quiso acompañarla; sin embargo, ella se negó y él, sin querer insistir, cedió. Ahora se lamentaba de no haber sido más firme.Tras colgar la llamada, se apresuró a salir hacia el lugar donde ella le había indicado que estaba. Conducía a toda velocidad, porque si su esposa lo había llamado llorando, era porque algo terrible había pasado para que estuviera así.Al llegar al sitio, se sorprendió al ver el estado en que se encontraba Luciana. No entendía qué había ocurrido con su familia para que ella estuviera tan destrozada; lo único que sabía era que le habían hecho algo muy malo, pues nunca la había visto de aquel modo.Lo primero que hizo fue abrazarla con fuerza y susurrarle que todo estaba bien. Luego le secó las lágrimas y la acomodó en el

Matías, deseando estar a solas con Alexia y encontrar la oportunidad perfecta para conquistarla, la invitó a pasar unos días en la casa de la playa. Para él, ese era el ambiente ideal: tranquilo, romántico, con muy pocos sirvientes y, sobre todo, lejos de la mirada de los demás.Alexia, al principio, se negó, pues recién había tenido a su bebé; sin embargo, Matías la convenció asegurándole que podrían llevar a una pediatra con ellos para que cuidara del pequeño. Con eso, ella aceptó pasar una semana en la playa. En el fondo sabía que necesitaba un descanso, y además su hijo ya tenía más de un mes de nacido. Ahora lo único que le preocupaba era cómo convencer a sus padres para que no se preocuparan por su ausencia.Por otro lado, Verónica ya no soportaba más, sentía que todos sus planes de apoderarse de los bienes de los Oliveros se habían derrumbado, y todo por culpa de esa niña a la que había adoptado y criado con tanto esmero, esperando que algún día se convirtiera en la esposa de M

Alexia, después de hablar con Maximiliano, fue a ver a Matías y esta vez aceptó casarse con él.Matías no podía creer lo que escuchaba y estaba tan feliz que, de inmediato, le preguntó si podían casarse allí mismo, pues no quería darle oportunidad de arrepentirse y deseaba regresar ya como su esposo.Alexia, sorprendida por sus palabras, pensó en sus padres y le respondió casi de inmediato:—No podemos casarnos ahora, ya que mis padres nunca me lo perdonarían… además, ¿de dónde vamos a sacar un sacerdote?—No te preocupes por nada —contestó Matías. Solo dime que sí, y yo haré que tu vestido, tus padres y el sacerdote estén aquí mañana mismo, el cual sería el día de nuestra unión.Alexia, al pensar que sus padres la acompañarían en ese momento tan importante para ella, terminó por decir:—Está bien.Matías la besó con emoción y salió corriendo en busca de Maximiliano para que lo ayudara con los preparativos, pues estaba seguro de que, si su hermano quería, lograría incluso traer al mis

Luciana le envió un mensaje a su hermano contándole toda la situación y pidiéndole que fuera al hotel, pues no confiaba del todo en Mateo, ya que su cuñado tenía un pasado con Olivia.Axel, al leer el mensaje de su hermana, se dirigió de inmediato al hotel junto a sus escoltas para llevarse a Olivia y poder interrogarla, sin importarle que se tratara de su recién encontrada hermana. Luciana ya le había contado todo lo que había hecho aquella mujer, además de informarle que los médicos habían dicho que, de haber llegado un poco más tarde, Maximiliano estaría muerto, ya que la dosis del estimulante sexual que le habían dado casi le detuvo el corazón.Axel llegó al hotel con diez hombres que caminaban tras él y, sin perder tiempo, sacaron a Olivia a rastras de aquella habitación. Por más que ella le suplicaba entre gritos: “Hermano, te juro que no sé nada de lo que le dieron a Maximiliano”, Axel no le creyó.Él solo la miró con desagrado y le dijo con frialdad: “Nunca serás mi hermana. A