JasonEl rugido de la moto cortaba la noche, pero ya no era suficiente para ahogar lo que sentía. Un dolor que me desgarraba el pecho, un vacío que lo engullía todo. Aceleré, rasgando la carretera sin rumbo, sin lógica, como si la velocidad pudiera borrar su imagen. Como si pudiera hacerme olvidar. Pero no lo hacía. Solo aumentaba el peso. Solo hacía que el lobo dentro de mí aullara más fuerte.Me detuve en un bar cualquiera, un agujero inmundo donde el aire olía a cigarrillo viejo y a desesperación. Era perfecto para la mierda en que me había convertido. Me senté en el rincón más oscuro, pedí un vaso de whisky. Luego otro. Y otro más. Perdí la cuenta, perdí el tiempo, pero el alcohol ardiendo en la garganta no apagaba el dolor. No la apagaba a ella. La imagen de esa mirada, esas palabras que aún resonaban en mi cabeza, cortantes como cuchillas:"Solo somos primos".Como si eso no me destruyera. Como si no abriera una herida que sangraba más que cualquier golpe físico.Apreté el vaso

JasonLa cabeza me martilleaba como si un tambor roto hiciera eco dentro de mi cráneo. Cada kilómetro hasta allí era una guerra contra mi propio cuerpo... pesado, empapado de resaca, amargura y todo lo que todavía me hervía por dentro.El sol quemaba, cortando como una cuchilla clavada en la frente, pero nada de eso importaba. Había prometido que volvería. Por ella, siempre volvería. Incluso hecho pedazos. Incluso odiando lo que eso implicaba.Me bajé de la moto, el calor del asfalto subiendo por las botas, y mis ojos la encontraron de inmediato. Kiara. En el centro del campo de entrenamiento, con su cuerpo en movimiento, la postura afilada como un cuchillo. Pero a su lado, demasiado cerca, un lobo.Lo suficientemente cerca como para hacer que mi sangre hirviera antes siquiera de dar el primer paso. Mi lobo gruñó, un sonido grave que reverberó en el pecho, como si el propio aire temblara con el caos que crecía dentro de mí.Caminé con pasos pesados, sintiendo las miradas de los otros

JasonEscuchar esas palabras saliendo de la boca del Supremo... era extraño. Incómodo.Ese macho, a quien hasta ayer solo veía como un enemigo... ahora me daba órdenes. Me hablaba de proteger a Kiara. ¿No como un obstáculo, sino como... un aliado?Mi lobo se agitaba con todo esto.Pero lo que realmente me molestaba... era saber que ella estaba siendo amenazada. Que había hijos de puta por ahí enviando propuestas. Tratando de acercarse. Buscando una brecha.El pecho se me oprimió solo de imaginarlo. Mi lobo gruñía bajo. No le gustaba nada de eso. No le gustaba en absoluto.Pero... algo en mí también se daba cuenta.No me estaba hablando solo como el lobo enamorado de su hija. Él... me reconocía. Como un Varkas. Aunque yo... aún no me reconociera así.Antes de que pudiera decir algo, Stefanos dio un paso, con la voz baja:"Quiero mostrarte un lugar."Asentí, con un ligero movimiento.Todavía en guardia, por supuesto. No era idiota. No porque él estuviera siendo... razonable, iba a olvid

Jason"¿Qué es ese... 'sarau'?" pregunté, arqueando una ceja, todavía sin entender del todo la emoción de los niños.Kiara se rio suavemente. Esa risa... maldita risa que siempre hacía que mi lobo se moviera."Es una reunión que hacemos aquí, de vez en cuando. La familia, algunos amigos cercanos... todos traen sus instrumentos, tocan juntos. Hay bastante comida, muchas risas..."Hizo un gesto con la mano, como si fuera algo obvio."Un momento para olvidarnos un poco del mundo en que vivimos... y solo divertirnos."Asentí despacio, procesándolo.Eso... yo nunca lo había tenido.En casa... la música siempre fue un secreto. Una pasión que le escondía a mi abuelo.La guitarra, solo la tocaba cuando él no estaba. Cuando no podía oír. No sabría explicarlo... pero la música siempre fue lo que me hacía olvidar.Huir. Respirar."¿Sabes tocar algo?" preguntó Akio, emocionado."¡Sí!" completó Romeo. "Si sabes, tráelo. Si no sabes... ¡no hay problema! Puedes solo escuchar."Me rasqué la nuca, des

Música del capítulo: Running up that hill - Ground Zero Academy Orchestra (está en la playlist)KiaraEl salón estaba lleno, vibrando con voces, música de fondo, el tintineo de copas. Pero para mí... el tiempo parecía haberse detenido.Mi mirada no se apartaba del reloj.Segundo a segundo, mis ojos corrían de vuelta a él. Luego a la puerta. Después... de nuevo al reloj.Y nada.Él no venía.Suspiré profundamente, tratando de ocultar la opresión en mi pecho. No debería importar tanto. No después de todo. No con todo lo que estaba pasando.Pero importaba.Y cada latido de mi corazón lo delataba.Fue entonces que sentí una mano en mi brazo. Juliana, sonriendo con esa mirada que me conocía demasiado bien."Relájate, amiga," me dijo en voz baja. "Vas a terminar agujereando ese reloj con la mirada."Solté un suspiro y forcé una sonrisa."Estoy tranquila."Ella se rio, sacudiendo la cabeza."Claro. Tan tranquila que ni siquiera puedes disimularlo." Bromeó, tirando de mi mano por un segundo.