Él se acercó con rabia, me agarró del brazo y me jaló fuera de la cama del hospital, mirándome directo a los ojos.—Daniela, ¿qué significa todo esto? ¿Crees que fingiendo ser la víctima te voy a perdonar? ¡Quiero que vayas y le pidas disculpas a Violeta! Di que era solo un juego, que te caíste solo por accidente, ¿entiendes?A diferencia de la furia y el enojo de Alejandro, yo solo lo miré con tranquilidad y lo seguí negando. —No fue un juego, Violeta quería matarme.Enseguida, las lágrimas de Violeta comenzaron a caer, y se lanzó a los brazos de Alejandro.—Alejandro, solo estábamos jugando, ¿cómo puede acusarme de esa forma? Mejor olvidémoslo, no importa cómo me insulten afuera, digamos que fue mi culpa, ¿está bien? Vámonos rápido, no molestemos más a Daniela, no sea que revele más cosas...Sus palabras sonaban sumisas y desesperas, pero me echaba toda la culpa a mí.Al escuchar esto, Alejandro explotó por completo, y me agarró del cuello y me arrastró de la cama al suelo.—¡Daniel
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