Resulta que no tenemos tiempo para nada más, porque Carl llama a la puerta unos minutos después para decirle a Rick que le necesitan abajo. Decido que un largo baño caliente sería una buena idea para poder relajarme y procesar el día antes de tener que entrar en la guarida del lobo. Me tomo mi tiempo para prepararme y el resultado merece la pena. Me miro en el espejo, me hago unos últimos retoques en el pelo y el maquillaje y estoy lista para salir. Abro la puerta y veo a Carl bien vestido con traje y corbata y le felicito por su aspecto. —Gracias, señorita Raven —murmura y aparta la mirada de mí. —¿Qué pasa, Carl? ¿Estás enfadado conmigo? —pregunto. —¡No! Por supuesto que no. Solo pensé que podrías estar enfadada conmigo, por lo que le dije al Alfa. Sé que eres una mujer independiente y que luchas tus propias batallas... —dice crípticamente. —¿De qué estás hablando? —pregunto.—Oh, ahora sí que he metido la pata. Puede que le haya dicho al Alfa que estaba siendo egoís

—¿No? —pregunta Rick con una mirada incrédula. —No hasta que tengamos una charla sobre cómo va a ser este matrimonio —digo. —¿Qué quieres decir? —pregunta. —Quiero decir que quiero que esto sea una sociedad igualitaria, no una dictadura.—Raven —advierte con un gruñido. Parece que no estaba preparado para que me pusiera firme.—Lo digo en serio. Quiero que estemos juntos en esto. Nosotros contra el mundo y lo que sea que nos arroje. No quiero ser solo tu esposa obediente. Quiero que me hables de verdad y que resolvamos juntos nuestros problemas —digo. —¿Esas son tus condiciones? —pregunta con un suspiro. —Son mis condiciones.—De acuerdo —responde.—¿De acuerdo?—Sí, estoy de acuerdo. Pero estas son mis condiciones. Si tomo una decisión basada en mantenerte a salvo o protegerte del peligro, no me cuestionarás. Y si no estás de acuerdo conmigo, nunca lo harás en público —dice. —Te prometo que no te llamaré la atención en público, pero no puedo decirte que nun

«Tienes que estar bromeando. Esta zorra tiene mucho valor para volver aquí. ¿Qué tan cliché es interrumpir una boda en este preciso momento?». Todo mi cuerpo hormiguea con magia, justo debajo de la superficie, rogando por una razón para finalmente acabar con Vicky, de una vez por todas.—Te sugiero que te vayas Victoria, ahora mismo mientras me siento misericordioso —dice Rick con un gruñido. —No hasta que diga mi parte —replica Vicky. Empiezo a avanzar, pero Rick mantiene una mano en mi brazo. Una especie de señal silenciosa pasa entre él y Carl. Veo que Carl busca una forma de escapar sin que Vicky se dé cuenta y, mientras marcha hacia nosotros, le lanzo una chispa a los pies. No para dañarla, sino para distraerla por un momento, lo que funciona perfectamente. Le guiño un ojo a Carl y él se escabulle, entendiendo mi mensaje.—Yo que tú no me acercaría —le advierto. —Te crees mucho mejor que nosotros porque eres una bruja. Crees que puedes mantener a Rick bajo tu hechizo,

Punto de vista de AlaricRaven y yo nos pusimos algo de ropa lo más rápido posible y bajamos corriendo las escaleras y salimos por la puerta para encontrarnos con un caos total y absoluto que se desplegaba ante nosotros. Cientos de lobos rebeldes corrían por todas partes, algunos ya transformados y otros no. Los que no lo estaban tenían grandes palos ardiendo en sus manos y estaban prendiendo fuego a todo lo que podían. El humo salía de la dirección del pueblo y los miembros de la manada gritaban y corrían hacia nosotros.Los lobos renegados intentaban cortarles el paso y les atacaban a diestro y siniestro en un número brutal. Veo a Raven correr hacia la casa y volver a salir con un pequeño objeto en la mano. Susurra algo en él y abre las manos para dejarlo volar. —¡He enviado un mensaje a las brujas para que vengan enseguida a ayudarnos! —grita por encima de los gruñidos y los gritos. Entonces comienza a girar y mover sus dedos en un patrón mientras murmura más frases incohere

—¿Cómo sabías que necesitábamos ayuda? —pregunto mientras caminamos.—Tenía a alguien que los vigilaba —dice. Evanora, esa vieja astuta. No sabía que podía enviar mensajes a mi padre. Vamos a tener que hablar de sus problemas de comunicación. —Gracias por venir, pero ¿por qué ahora y no antes? —pregunto con insistencia y él se ríe. —Te pareces mucho a tu madre. Tan directa. Y también tienes su aspecto, gracias a Dios —comenta. Levanto una ceja para hacerle saber que sigo esperando una respuesta. —Tu madre y yo nos peleamos antes de que nacieras; le pedí que viniera a vivir conmigo y con mi manada y se negó. No quería sentirse marginada y quería estar cerca de su mejor amiga Moira. No podía dejar mi manada, así que se fue y no me habló de ti hasta que tuviste unos dos años. Entonces... bueno ya sabes lo que pasó —dice. —¿Pero por qué no me llevaste a vivir contigo? —pregunto. —Porque no estábamos seguros de si tu lado de mujer lobo iba a aparecer, pero tu magia ya era e