Todavía no podía creer lo que veía. En el coche, estaba un hombre tan rubio que su cabello parecía gris, y sus ojos eran como el océano, de tan azules. No se dio cuenta de cuánto estaba hipnotizada por aquel ser y, si dudara, podría jurar que estaba babeando.En su cabeza, solo pasaba una cosa:«Qui
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