Sole se encontraba en la oficina de Lina, amamantando a Eva. La pelirroja estaba cansada, hacía meses que no dormía bien, cada tres horas, como si el bebé tuviera un reloj interno, se despertaba llorando por hambre. La chica estaba muy agotada, el bebé, el trabajo, la casa. La pobre ya no daba a basto. Tenía la ayuda de su marido, pero obvio, Erik no podía darle el pecho a Eva y el bebé no quería tomar del biberón. Los ojos de la pelirroja se estaban cerrando cuando un suave golpe en la puerta detiene la acción.¿Está dormida? —susurra Erik entrando haciendo el menor ruido posible. Sole baja la mirada hacia su bebé y ve que, en efecto ya se había dormido.—Si —ella le sonríe—. Ya se durmió —Erik se acerca a ella y con cuidado toma a la bebé de los brazos de su mujer para luego acomodarla en el moisés situado en un rincón de la oficina.Una vez que acurruca a Eva en el moisés se acerca a su mujer, posicionando un brazo alrededor de la cintura femenina tira de ella y la lleva con él has
Leer más