La vida empieza aquíLucianoNo creí que la paz pudiera sentirse así. No como un silencio vacío, sino como un murmullo constante de vida.Han pasado semanas desde la última vez que el miedo nos rodeó. Jason es un nombre que ya no provoca temblores, sino cicatrices. Renata y Marcos sanan. Isabella sonríe otra vez.Y yo… yo soy un hombre nuevo.Me levanto cada mañana, no con la urgencia de trabajar, de controlar, de pelear con el mundo. Sí, con la certeza de que mi mundo duerme al lado mío, respirando, pausado, con un vientre que ya anuncia el milagro que está por llegar.Los médicos nos dijeron que el parto puede adelantarse. Que debemos estar preparados. Y yo lo estoy. Tengo todo listo: la maleta, los documentos, la habitación del hospital reservada, incluso el asiento trasero del auto preparado para salir corriendo si es necesario.Pero, más allá de lo físico, estoy preparado en lo emocional. Lo sé porque cuando pongo mi mano sobre el vientre de Isabella y siento la fuerza de
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