Pablo repasaba los nombres en la pantalla con una calma que contrastaba con la rabia contenida en su pecho. Cada nombre era un eslabón de la cadena que lo había llevado a la muerte anunciada, y que, por pura obstinación, había logrado torcer.El Proyecto Centinela ya estaba en el aire, pero lo que pocos sabían era que la verdadera jugada apenas comenzaba. Aquello que los medios llamaban “filtración” era solo la capa superficial de un plan mucho más profundo. Había instalado miedo en los pasillos del poder, y el miedo siempre era un recurso más eficaz que las balas.En su guarida subterránea, rodeado de monitores y mapas con hilos rojos que unían ciudades y nombres, Pablo señalaba un punto en la pantalla. El rostro de un hombre mayor, cabello gris peinado hacia atrás, sonrisa impecable de empresario exitoso.—Víctor Salcedo —dijo en voz baja, como si probara el sabor del nombre.Joaquín, detrás de él, asintió.—Aliado directo de Tatiana. Tiene acciones ocultas en Astrix, aunque oficial
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