Christian Walker La verdad está frente a mí, mi abuelo, sí, ese mismo que, fue quien me crio, quien me vio crecer desde que mi madre partió, este mismo, quien vio en la miseria que me estaba dejando caer. No tuvo reparo en… En seguir alimentando mi dolor, solo observaba, mientras ese idiota se acercaba a mi esposa, la cuidaba y criaba a mis hijos. - Christian, ¿Estás bien? -pregunta Dimitrio, preocupado. - ¿Cómo crees que estoy? Mi puto abuelo sabía dónde estaba mi mujer y nunca me permitió encontrarla… ¡Maldita sea! Yo lo sabía, algo me lo decía, era bastante extraño que ella y su hermano pudieran esconderse de manera tan sencilla. Tú sabes cuantos recursos empleé en esto, tú moviste cielo, mar y tierra para encontrarla, jamás estuvimos ni tantito cerca, su rastro se perdió en Veracruz, ¿Cómo demonios pudieron hacerme esto? -digo con evidente frustración y sintiendo un hueco en el pecho que no sabía cómo controlar. - Christian, aún no termino de investigar todo, solo te pido que

Christian Walker Luego de calmarme un poco, salgo a casa, manejo por casi 3 horas para poder llegar, no me di cuenta en que momento se hizo de noche, miro la hora y ya son las 10:00 pm. Cuando llego a casa solo veo las luces de la entrada encendidas, algo me dice que habrá problemas. Entro a casa, todo está en silencio, dejo mi portafolio en el recibidor y tratando de no mostrar nerviosismo, voy a las habitaciones de mis hijos y los veo, ahí están dormidos. Samy, igual de destapada como su madre, inmediatamente notó una enorme casa de muñecas y varios juguetes más que hasta la mañana de hoy no estaban. Arropo a mi hija y luego voy a la habitación de Ángel, lo mismo, un enorme auto de control está en su habitación, además de más juguetes que no reconozco, aquello, me dice que algo sucedió. Camino aprisa a donde supongo que está Flor y sí, ella está ahí, está en el balcón, observa el cielo y eso me recuerda escenas del pasado. - ¿Flor? ¿Estás bien? -digo al ver que no nota mi presenc

Flor PérezLuego de unos minutos en el auto, siento que el alcohol comienza a marearme. Trato de parecer lo más tranquila posible, pero debo reconocer que tomar mezcal no es una de las cosas que sepa hacer.Siento mis mejillas, arder, siento mi cuerpo caliente, siento sueño, poco a poco voy cerrando los ojos. Luego de lo que me pareció un largo camino, Michael me despierta y, cuando lo hago, puedo escuchar cómo las olas del mar chocan con la orilla de la playa.Despierto algo aturdida, bajó del auto y siento la brisa, miro y hay un letrero que dice: Shell Beach Bluff Drive, no sé qué tiempo nos hicimos si vivimos en Paso Robles, pero siento que dormí bastante.- ¿Te mareó el mezcal? ¿Verdad?- ¿Se nota?- No mucho… -dice y sé que obviamente miente. – Ven, no vine a que hablemos si te mareaste o no, vine a mostrarte mi lugar favorito.Yo camino con él, porque lo tomó de la mano, no lo sé, pero él me extendió su mano y no dudé o lo rechacé. Me acercó al barandal de madera, observamos el

Flor PérezSé que soy una reverenda idiota, sé que muchas personas me juzgaran, sé que no debo hacer esto, pero, en este momento, por una razón que desconozco, solo sentí la necesidad de tenerlo cerca.Sí, sé que deben decir que soy una grandísima idiota, ¿Cómo es posible que permito que este hombre esté así conmigo? Luego de tantas cosas que me hizo, debería mandarlo al demonio, luego de tanta indiferencia, debería hacer lo mismo, luego de que me mostrara de lo que es capaz su familia, debería correr, tomar a mis hijos y largarme de aquí.Admito que si quise hacerlo, admito que desperté y lo primero que quería hacer era huir, quería tomar a mis bebes y largarme de aquí; pero, mi lado sensato, mi lado maduro, me lo impidió. Ese lado me dijo que no puedo pasármela huyendo todo el tiempo, hace 6 años lo hice y miren en qué resultó, ese maldito viejo supo jugar muy bien conmigo y con al hombre que está frente a mí.De todo lo malo que estoy viviendo y sintiendo en este momento, lo único q

María Robles (Varios años atrás) El viaje fue silencioso, el hombre dueño de esa casota, no hablaba mucho, estaba perdido en su móvil, miraba las fotos de una muy bonita mujer, se veía más joven que él, pero dicen que así son los hombres ricos. Ellos normalmente se enamoran de mujeres bellas y jóvenes. Alcanzó a ver las fotos de un niño, creo que se percata de lo que estoy haciendo, cierra su móvil y yo finjo ver el paisaje, definitivamente si caminamos muchísimo por la costa. Poco a poco vamos viendo lugares que reconocíamos. Cuando llegamos a donde los estaban los padres de Mago, le pedimos que nos baje y suelto un suspiro al ver que el hombre amablemente baja y nos abre la puerta. - No deberían andar en lugares solitarios a altas horas de la tarde, puede ser peligroso. -dice y me entrega una tarjeta. ¿Por qué hace eso? ¡No lo sé! Pero sin decir más, la acepto y nos vamos, no sin antes agradecer el que nos haya devuelto a un sitio conocido, sanas y salvas. Al poco rato n