Emily golpeo en la puerta de una casona que parecía haber pertenecido a una familia de gran abolengo, hoy venida a menos. Aun así, la edificación estaba bien cuidada. Tomó la aldaba de metal, con forma de serpiente, y golpeó la puerta de nuevo. Finalmente, y después de varios minutos, esta se abrió, dejando ver a un joven de rostro pálido, con unos sorprendidos ojos grises, que miraban a la joven frente a él. Sonrió, y su sonrisa parecía que desencajaba en su rostro, siempre acostumbrado a estar serio y mirar con rencor. Ella podía lograr eso en ese ser, que había perdido todo… sus padres, los importantes Urriaga, habían muerto meses atrás dejando a su retraído hijo solo.Sebastián Urrutia tenía 24 años y se desempeñaba como ejecutivo Junior en una empresa, aunque esto, solo por mero aburrimiento. Su familia era tan importante como lo era él apellido Russell, con una herencia incalculable, apoyo de la realeza española con quienes estaban emparentados, y tambien, dueño de muchos de los
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