Capitulo 36. Sueños humedos
Capitulo 36. Sueños húmedos Extrañaba a Alam, extrañaba juntarnos y reírnos, mirarlo a los ojos y sentir ese algo; sentir en mi piel el deseo de acercarme más a él.No recuerdo el momento en el que me dormí. Estábamos los dos en el pórtico de la casa, era de noche, una noche de verano, la luna resplandecía y teñía nuestros rostros de un color pálido.Recuerdo mirarlo fijamente a esos ojos claros, y sentir un escalofrío recorrer mi espalda. En mi mente quería escapar, lo tenía muy cerca, moví mis manos y toqué la pared detrás de mí, de pronto mi espalda dio contra esa pared y él se acercó más, sin dejar de mirarme ni un solo segundo, sus ojos eran como un fuego intenso. El ambiente comenzó a tornarse pesado, y me repetí “algo va a pasar”. Nos inundó un silencio incómodo.Intenté apartar esos pensamientos de mi cabeza y miré al cielo estrellado. Lentamente volví mi vista hacia el, y sentí como mis piernas se juntaban, entre tanto él entreabría sus labios, remojándolos con su lengua. Yo
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