C200- EL UNIFORME.Los jardines privados de Drakos eran un santuario de piedra y silencio, protegidos por muros altos cubiertos de musgo y espinas negras. Solo el sonido del viento y el murmullo del agua de una fuente quebraban la calma. Bajo un dosel de seda oscura, el rey desayunaba solo. Carne roja, aún caliente, y vino oscuro llenaban la mesa. El aire olía a especias fuertes, como a bosque después de la caza.Él comía en silencio, como un depredador que no necesita compañía. Sus ojos, dorados y sin expresión, se fijaban en el plato mientras cortaba un trozo de carne sangrante.Entonces, el ambiente cambió.Vexys apareció. Su bata translúcida dejaba ver su piel dorada, y sus caderas se mecían con ritmo lento. Iba descalza, sonriente, pero con ojos afilados como cuchillas.Aunque su padre le había pedido calma, ella no podía tenerla. No cuando una de sus sirvientas le informó que Drakos había llevado a la loba a sus habitaciones personales.Nadie entraba allí. Ni ella. Solo una m

C202- SIN QUE ÉL LO NOTE.Ashley parpadeó, atónita, su corazón aún golpeaba como loco. ¿Cuál era la razón? ¿La caída, el susto, el calor de los brazos de Drakos?Todo era un caos dentro de ella.Y él seguía ahí, con esa media sonrisa grabada en la cara, como si la tuviera exactamente donde quería.Y eso la hizo enojar.—Suéltame —dijo entre dientes.Drakos bajó la voz, más ronca, más íntima.—¿Y si no quiero?Su mano se deslizó lentamente por su espalda, como si fuera accidental. Pero no lo fue. Porque era descarado, intencional. Y la loba dentro de Ashley respondió sintió, su piel se erizó y un temblor le cruzó la columna. El instinto de su lado animal la empujaba hacia él, pero su mente gritaba que corriera.Así que lo empujó con fuerza.Cayó de pie y dio un paso atrás, con la respiración agitada. No lo miró directo. En ese momento no podía. Sus piernas temblaban, su cuerpo lo deseaba, y eso la hacia totalmente vulnerable ante él.—¡Mantente lejos de mí! —espetó antes de girarse y s

C204- COMPARTIRLA.Tres días después, Ashley volvió a la habitación de Drakos. Él se había encargado de llevarle comida, agua y, por supuesto, seguir curando su herida. Ya estaba mucho mejor. Pero no podía dejar de pensar en el tatuaje de su pecho. Cuando le preguntó, él había evadido la respuesta y se habia ido casi como si quisiera huir.Después de eso, ella no tocó el tema otra vez. No quería parecer demasiado interesada.Aunque lo estaba.La puerta se abrió sin previo aviso y una sirvienta entró con aires de suficiencia, llevando un vestido colgado de los brazos. Lo dejó doblado sobre la cama, sin mirar a los lados.—El Rey ordenó que lo uses esta noche.Ashley frunció el ceño.—¿Esta noche? ¿Qué hay esta noche?La sirvienta la miró como si fuera basura.—No cuestiones al Rey, esclava. Recuerda que no eres nadie.Luego se dio la vuelta y salió, cerrando la puerta con un portazo. Ashley se quedó quieta un momento, mordiéndose el labio, luego tomó el vestido y sus ojos se abrieron c

C206- DIME QUE ME DESEAS.El beso fue desesperado, tanto que Drakos la agarró del cuello, inclinando su cabeza para profundizar el beso, su lengua invadió su boca con un hambre que llevaba demasiado tiempo reprimiendo.Y Ashley… ella jadeó contra sus labios, sorprendida al principio, pero pronto la necesidad la venció. Sus manos, antes tensas, se aferraron a él, enredándose en su cabello mientras su cuerpo se relajaba, entregándose a esa pasión que tanto había intentado negar.Él la empujó contra la pared y su cuerpo grande y fuerte se apretó contra ella haciéndola estremecer. Las manos ásperas de Drakos recorrieron cada curva de su cuerpo, desgarrando la fina tela de su vestido. Y ella soltó un gemido al sentir el calor de sus palmas sobre sus caderas.De repente, la levantó y la llevó hasta la cama, dejándola caer con un suave impacto antes de cubrirla con su cuerpo. No había espacio entre ellos, solo calor y urgencia. Drakos, rompió el beso solo para descender por su cuello, mordie