Ruby llegó al café con el corazón latiendo con fuerza. Al entrar, divisó a Constanza sentada en una mesa al fondo, con una expresión de satisfacción en su rostro. Se acercó lentamente, sintiendo la tensión en el aire.-Tía -saludó Ruby, tratando de mantener la calma, pero su voz temblaba ligeramente.-Hola, así que has venido -respondió Constanza, sonriendo de manera calculada-. Vayamos al grano. Ruby tomó asiento, observando a su tía con cautela.-¿Qué es lo que quieres de mí? -preguntó, sin rodeos -. Estoy cansada de la misma situación. Constanza se inclinó hacia adelante, su mirada fija en Ruby.-Quiero que entiendas que tengo el control de la situación. Sabes que puedo arruinar tu vida y la de tu esposo si lo deseo -advirtió, disfrutando del poder que tenía -. No has querido hacer justicia por tus padres, estas son las consecuencias. Ruby tragó saliva, sintiendo la presión sobre sus hombros.-No tienes que hacer esto, tía. Podemos encontrar otra manera de resolverlo -imploró, t
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