Pero ahora Luna había muerto. El instituto, destruido. Era cruel como la zanahoria ante el burro: las cosas marchaban tan bien, con planes para Acción de Gracias y Navidad que ahora jamás sucederían.—Tengo que irme. Necesito estar con mi familia. Tengo que encontrar a quien hizo esto y va a pagar. —dijo, entrando en ese modo de trabajo que no habíamos visto desde que dejó las armas, con un fuego en los ojos que ahora daba miedo.—Vamos contigo. —le dije mientras se ponía el cuero de la chaqueta, corriendo de un lado a otro para prepararse, entrando y saliendo del baño, hasta que finalmente se sentó en la cama para recogerse el cabello en una trenza y calzarse las botas.—Rebel, para. Vamos contigo. —le dije otra vez, pero me miró como si no existiera, sin responder, antes de salir corriendo del cuarto hacia las escaleras para dirigirse hacia la puerta del garaje conectada con el lavadero.La seguimos hasta verla en su motocicleta, y mientras daba marcha atrás para salir, me subí a mi

—Si esta es su investigación, entonces estoy segura de que gente tan inteligente como RICO puede descubrir qué pasó sin mi ayuda, o la de la Venganza de la Madre. Entonces, ¿para qué me necesitan? —le dije, mientras observaba cómo cambió su expresión y su postura se puso rígida. No esperaba esa hostilidad de mi parte.—Escúchame, esto es...—Esto no tiene nada que ver con RICO. O sea que si crees que vas a conseguir información de mí, estás muy equivocada. A ver, entiendo la situación... debe ser tu primera gran oportunidad desde que RICO te contrató. Quieres destacarte, pero eso no va a suceder, mucho menos si usas a mi familia para hacerlo. De esto nos encargamos nosotros. Te voy a dar un consejo: aléjate. Ni tú ni tu gente tienen nada que hacer aquí. Este es problema nuestro, de la familia, y nosotros lo resolvemos. No vamos a convertir esto en un circo para la prensa, ¿o acaso se te olvidó con quién estás hablando? —le dije, y todos los demás en el vehículo tragaron saliva y voltea

—No, Sara nunca se desnudó. Su trabajo era hacer que las chicas nuevas se sintieran cómodas. También es una de las traficantes. Luna lo sabía, por eso tenía que irse. —Al escuchar esto, me desplomé y caí de culo. La tenía, carajo, la tenía bajo mi custodia.—¿Dónde está ahora? —pregunté, volviéndome desesperada. Necesitaba encontrarla rápido antes de que se largara.—Tal vez deberías preguntarle a tu tío Nico dónde está. Que yo sepa, está en México y anda con él. —dijo, provocando que mi mamá jadeara. Ante estas palabras, me incorporé lentamente, levanté mi pistola y apunté a Maisie, quien se estaba desangrando. Era evidente que no iba a sobrevivir.—Cuando la encuentres, dile que la estaré esperando en el infierno. —dijo justo cuando se escuchó un disparo detrás de mí. Me di vuelta y vi a mi mamá con la pistola humeante en la mano.—Mamá, era mía. —le dije, mientras ella me miró después de ver a Maisie.—No seas codiciosa, Rebel. Ella participó en matar a mi hija. Se le olvida que soy

Sin decir palabra regresé a mi moto y me subí, cerrando los ojos mientras inclinaba la cabeza hacia el cielo para respirar profundamente y planear lo que haríamos. Esto terminaba ahora. Solo esperaba que el tío Nico no estuviera involucrado, porque si lo estaba, moriría a manos de mi mamá, su propia hermana.No, él no estaría involucrado en nada de esto. Él, como nosotros, estaba en contra del tráfico humano y sexual. Encendí la moto y miré hacia adelante. Escuché las puertas de la camioneta cerrarse de golpe y el rugido de las motos.Arranqué y manejé el resto del camino hasta llegar al desvío que llevaba al complejo, avanzando por el sendero de tierra hacia las rejas que encontré cerradas. Miré hacia la cámara con una sonrisa mientras saludaba con la mano, hasta que una voz emergió del intercomunicador.—¿A qué vienen?—Rebel Moreno-Jackson, vengo a ver a mi tío Nico. Traje a mi familia. —respondí. Las rejas se abrieron y pasé rodando con la camioneta y los motociclistas detrás.Esta

—Bebé, mírame. Rebel, mírame, princesa.Mi visión se había duplicado y cada vez me costaba más respirar. Cada respiración que tomaba era superficial y sabía que mi pulmón se había colapsado. Podía sentir cómo mi ritmo cardíaco se volvía más lento mientras la sangre llenaba la cavidad.De pronto, mi vida pasó como una película delante de mis ojos. Sonreí ante los momentos que se me mostraban: los tiempos más felices, riendo y sonriendo con mi familia; cuando aprendí a manejar mi primera moto; la abuela, el abuelo, la tía Scar; Dylan y yo escapándonos para pasear en auto. Finalmente, cuando formamos una familia con Luna y Rodri. También recordé a Daniel, cuando lo vi por primera vez en el restaurante y desperté en sus brazos y los de Dylan, planeando nuestro futuro como familia. Una lágrima se deslizó por mi mejilla.—Te… amo… —traté de decirle y ella me sonrió con lágrimas en los ojos.—Ma… mi… Dí… les… —asentí con la cabeza y ella me devolvió el gesto.—No te vas a morir, Rebel. No voy