Capítulo 171 —Hablemos luego...Narrador:Se acercó sin hacer ruido, como solo él sabía hacerlo. El Diablo en su versión más paciente. La bata apenas cubría su cuerpo desnudo, y con una lentitud casi ritual, Roman desató el nudo sin que ella se moviera. Cuando la tela se abrió, dejó al descubierto su piel tibia, la respiración tranquila, los muslos entreabiertos, la boca relajada. Dormía, serena, inocente. Y él… no.Sintió su miembro endurecerse con una violencia casi dolorosa. El pulso le latía en las sienes, en la entrepierna, en los dedos que rozaron con devoción la piel de su esposa, apenas para comprobar que seguía allí, que no era un sueño. Su instinto rugía, pero su autocontrol era quirúrgico.Con una mano firme y cuidadosa, deslizó los dedos por el interior de sus muslos, separándolos apenas un poco más. Ella murmuró algo entre sueños, una queja mínima, una incomodidad que se disipó tan rápido como llegó. Él se quedó inmóvil, sin respirar, como si el mundo entero se hubiese det

Capítulo 173 —Como lo imagino...Narrador: La moto se detuvo frente a una cabaña semiescondida entre árboles espesos y maleza húmeda. El silencio del bosque era denso, pero no amenazante.Eros apagó el motor y bajó primero. Respiró profundo y luego miró a Sasha, que seguía temblando levemente. Ella lo imitó, bajando con lentitud y abrazando la mochila contra el pecho.—¿Dónde estamos? —preguntó, sin disimular el nerviosismo.—Es una cabaña oculta en el bosque. Tu papá me mandó la ubicación esta mañana. Me dijo que era un lugar seguro.—¿Seguro… seguro?Eros asintió.—Nadie más que él y Dominic saben que existe. Estaba cerrada, pero dejaron una llave escondida. —Se agachó junto a una roca grande, al lado del umbral, y la levantó —Aquí está.Sasha abrió los ojos con sorpresa.—¿Cómo sabías…?—También me lo dijo. —Sacó la llave, se incorporó y abrió la puerta.El interior era rústico pero acogedor. Una mesa de madera maciza, dos sillas, un sofá tapado con una manta, una chimenea apagada

Capítulo 175 —Tambien te vas a irNarrador:Aylin estaba recostada sobre el pecho de Roman, envuelta en su calor, en ese silencio que solo existe después de hacer el amor y de decirlo todo sin palabras. Pero había algo que no podía callar, algo que le pesaba desde que escaparon del pueblo.—Roman… —murmuró, sin mirarlo —¿Qué va a pasar con los mellizos?Él tardó unos segundos en responder. Le acarició la espalda con lentitud, como si esa caricia pudiera preparar lo que venía.—Voy a buscarles una buena familia —dijo al fin, con la voz grave, serena —Una que los cuide, que los ame, que pueda darles lo que necesitan.Aylin apretó los ojos, conteniendo la punzada que le atravesó el pecho.—¿Y si no quieren separarse de mí?—No lo harás tú —respondió él, firme pero con suavidad —No eres su madre. Y ellos van a entenderlo. Tal vez no ahora. Tal vez no mañana. Pero con el tiempo, sí.Ella levantó la vista, con los ojos empañados.—Roman… ellos no tienen a nadie.—Tienen a quienes decidan ama

Capítulo 177 —Ya eres mi reinaNarrador:El camino serpenteaba entre árboles altos, con el sol colándose a ratos entre las ramas. Dominic conducía en silencio, los ojos fijos en la ruta. Eros y Sasha iban en el asiento trasero. Ella lo miraba de reojo cada tanto. Él… mantenía la vista al frente, pero estaba claro que la sentía.—¿Dormiste bien? —preguntó él, sin mirarla.—Sí… contigo al lado fue más fácil —murmuró, bajito.Dominic carraspeó con disimulo, pero no dijo nada. Eros giró apenas la cabeza, y al verla con esa media sonrisa pícara, sintió cómo algo se le apretaba en el pecho.—Fue una noche larga —dijo él —Y todavía no termina.—¿Crees que papá nos va a retar por eso? —preguntó ella, fingiendo inocencia, aunque sabía perfectamente lo que estaban esquivando.Dominic no se giró, pero habló:—No, a ti no.—¿Y a Eros?—Eso depende.—¿De qué? —insistió ella.Dominic sonrió apenas, con una ceja levantada.—De si recuerda que es mayor que tú… y de que no olvide nunca quién es tu padr

Capítulo 179 —Su justiciaNarrador:Ignacio se acercó a Dominic justo cuando el desayuno comenzaba a calmarse. Se inclinó un poco sobre él y bajó la voz.—Ha venido Suárez y quiere hablar con el jefe.Dominic frunció el ceño.—¿Y quién es Suárez?—Él es el jefe del cártel de esta zona. Está abajo, en persona. Asegura que viene en son de paz, que solo quiere hablar.Dominic entrecerró los ojos y se frotó la mandíbula con gesto calculador.—Debe ser el mismo desgraciado que mandó acribillar el coche que llevaba a Eros y luego los emboscó en casa de la Reina.Ignacio asintió, sin apartar la vista de su rostro.—No se lo podría confirmar, pero creo que sí. Pero presentarse así, sin avisar… no sé qué pretende.Dominic soltó un suspiro cargado de tensión, pero contenido.—Dile a Paola, la de recepción, que lo lleve a una sala privada. Que le ofrezca algo para beber y que no lo pierdan de vista ni por un segundo. También dile que en diez minutos el Diablo estará con él.—¿Y si pregunta por qu