Cuando terminó de hablar, Rocío esperó alguna reacción agresiva de Aitana, pero se dio cuenta de que ella ni siquiera se alteró ni por un solo instante.—¿Has terminado de hablar? —Aitana le preguntó con un tono de voz tranquila.Ya no quería perder más tiempo con ella, así que se volteó hacia el gerente y le dijo:—Por favor, dame otro pastel, gracias.El gerente observó atento a las dos mujeres, y luego le entregó otro pastel a Aitana.Rocío, molesta, habló de nuevo en un tono burlón:—No tienes por qué comprar uno nuevo. Si quieres, te lo devuelvo.Después de decir estas palabras, extendió la bolsa hacia Aitana y, frente a ella, la soltó. El pastel cayó al suelo y se hizo mil pedazos. Rocío se tapó la boca con una expresión inquieta y pronunció:—¡Ay! ¡Qué pena! El pastel se rompió. Pero no te preocupes por eso, pronto seré la dueña de esta pastelería y te enviaré varios como compensación, ¿qué te parece? Ah…Aitana, sorprendida, le preguntó:—¿Vas a comprar esta pastelería?—Sí —di
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