110. ESTAMOS JUNTOS EN ESTO
Gerónimo se quedó sin palabras, el peso emocional de aquella confesión derrumbando cualquier idea que su mente hubiera intentado estructurar. Sus manos, firmes, la atrajeron aún más contra su pecho. Sabía que Cristal hablaba desde un lugar profundo, donde los sentimientos eran honestos y crudos, y él podía sentir cómo esas palabras se grababan en su alma. —¡Oh, cielo mío! —logró decir finalmente, lleno de emoción—. Yo también te amo, de la misma manera o incluso más. Y también te digo lo mismo, mi amor: no importa lo que haga o diga, por ti soy capaz de todo, de cualquier cosa. Me mirarás a los ojos, cielo, y entenderás la verdad. Así sabrás siempre que mi amor por ti es eterno. Te amo, cielo. Te amo. Se fundieron en un beso apasionado, profundo, lleno de promesas que ambos sabían que intentarían cumplir incluso en los momentos más oscuros. Sus brazos se entrelazaron como si con ese acto intentaran sellar una burbuja invisible que los protegiera del mundo ext
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