Capítulo cuarenta y nueve.
Ethan y Ylva, se inclinaron ante la reina dragón, reconociendo su autoridad. Sin embargo, la mujer no se mantuvo inmóvil. Con una gracia indiscutible, se levantó de su trono y, en un gesto de respeto, también se inclinó ante ellos. Su cabello negro ondeó con el movimiento, su corona de cristal resplandeciendo bajo la luz tenue de la sala. Al enderezarse, les dedicó una sonrisa.—Mi nombre es Ignis —dijo, su voz profunda pero melódica—. Reina de Drakengar. Es un honor ver de nuevo tu cara, querido, Ethan y especialmente conocerte a ti, Ylva.Ylva, que había mantenido una postura firme, dejó escapar una ligera risa irónica, cruzándose de brazos.—Al parecer, todos estaban esperando por mí, y yo ni enterada —comentó, con un tono de incredulidad evidente.Ignis inclinó levemente la cabeza, observándola con un matiz de paciencia y sabiduría.—El despertar de tu lobo es algo que se ha esperado por décadas —afirmó con serenidad—. Incluso mi olfato de dragón puede oler la sangre de realeza en
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