La mañana en la oficina Moretti se desarrollaba con una tensión apenas perceptible, pero latente como electricidad en el aire. Luna se concentraba en sus tareas, organizando presentaciones para el proyecto social que había diseñado junto a Alessandro. Él, por su parte, tenía una reunión importante, y su ausencia sólo sirvió para abrir una grieta en la normalidad.Camila y Sofía irrumpieron en el edificio con sus mejores atuendos. Ambas sabían que Alessandro solía revisar personalmente los proyectos en el piso ejecutivo, y aunque no trabajaban oficialmente allí, Rosa había conseguido pases temporales para que "visitaran a su prima". Una excusa tan débil como innecesaria: su objetivo estaba claro.—Hoy sí que estás deslumbrante, Camila —dijo Sofía con una sonrisa venenosa—. Pero recuerda que a Alessandro le gustan las mujeres con carácter, no solo con piernas largas.—Y a ti te gusta hablar mucho, pero no haces nada. Ya verás quién se lo gana —replicó Camila con los ojos centelleantes.L
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