ALEXANDER Mi pecho sube y baja, decir que estoy excitado sería poco. Estoy que me vuelvo loco por hacerla mía . Mis manos qué se han colado bajo su vestido y sentido la textura de su piel tan suave como el pétalo de una rosa, han sido detenidas. —No Pego mi frente a la suya, logro escuchar su desenfrenado corazón. ¡Joder! Amy es una mujer tan seductora sin quererlo ser. Mojo mis labios y sin abrir los ojos intento articular palabra, pues mi respiración está errática gracias a los besos dados donde solo fuimos ella y yo, donde el tiempo y el espacio desapareció. —Tienes razón, vamos a otro lugar. —No —¿No? Abro mis ojos, al mismo tiempo que siento como lentamente me empuja. Incrédulo la observó porque no la estoy entendiendo. ¿No?, dijo no, cuando estoy seguro que se muere porque nos amemos una vez más. Cuando estoy seguro que me desea igual. ¿No?, dijo no, cuando su piel se eriza por mi tacto. Cuando sus pupilas se dilatan al mirarme y su voz tiembla al hablarme.
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