Ante sus palabras, Arioch soltó una suave risa antes de asentir.―Siendo así, creo que estaremos bien ――Lo estaremos, tío Arioch ―sonrió Alastor al mismo tiempo que colocaba su mano sobre el hombro del lobo ― ¿Por qué no subes? Aún tengo que repartir algunas órdenes junto a papá ――Claro ―accedió Arioch antes de girarse a Jared ―Venga muchacho, busquemos a Dasha y a Lira ―― ¿A Lira? ―preguntó Alastor con sorpresa―Al parecer, han comenzado a encariñarse la una con la otra ―respondió Arioch ―Y si te soy sincero, yo también he comenzado a tomarle cariño a esa lobita ―― ¿Entonces Zeth tendrá una hermanita? ―bromeó Alastor―Tal vez ―respondió Arioch dándose la media vuelta ―Después de todo, de manera indirecta, soy el responsable de que esa pequeña no tenga a nadie ――Creo que las vi en la cubierta este ―dijo Jared cuando el consejero comenzó su camino al ferri― “Si la tía Dasha y tú deciden hacerse cargo de ella, sin duda crecerá para ser una gran chica, después de todo, Zeth lo es”

Mientras el grupo abordaba apresuradamente para buscar a Lysander, Anna y Dante optaron por esperar a que Alastor y los demás los alcanzaran, pues en tierra, príncipe y rey continuaban repartiendo indicaciones a todos aquellos que se quedarían protegiendo Arcadia durante su ausencia.― ¿Sabes…? ―preguntó Anna en voz queda ―Antes odiaba la idea de ser princesa y de dejar mi hogar en Wolfsong para venir a vivir aquí, pero, ahora… ――Ahora Arcadia… se siente como un verdadero hogar ―completó Dante por ella―Sí ―murmuró Anna alzando su mano para despedirse de algunos lobos pescadores que estaban en el muelleLa noticia de que la familia real dejaría la isla por algunas semanas para visitar el territorio del príncipe Alastor, era una noticia que se había dado tras la ceremonia de los caídos. No fue sorpresa que aquella mañana, algunos isleños se acercaran al puerto para despedirse de todos ellos.―La vida da muchas vueltas cariño ―sonrió Dante al ver como Raiden comenzaba a imitar a Anna y

Sin apartar la mirada del palacio e ignorando todo el caos a sus espaldas, Máximus permaneció inmóvil en su lugar. Ni si quiera se movió cuando el ferry se sacudió con ligereza al cruzar la barrera de protección.Expectante por poder presenciar como los maestros hechiceros cumplían su promesa, Máximus entrecerró los ojos y cruzó los brazos.No sabía si podría verlo, después de todo, las barreras de protección habían estado ahí por siglos y jamás las había visto. Sólo conocía su límite gracias a las embravecidas aguas que disuadían a cualquier humano a tan siquiera acercarse.“Ahí está” ―gruñó Maoz tan de repente, que Máximus no pudo evitar dar un pequeño respingo sorprendidoComo si los maestros hechiceros quisieran brindarles paz, una gigantesca esfera resplandeció brevemente, recubriendo el enorme espacio circundante a dónde debería estar la isla.―El seguro está puesto ―escuchó decir a aún asqueado Gael, lo que provocó que Máximus se girara hacia élPara su mala, o tal vez buena su

Durante lo que fue poco más de una hora, la comitiva de la familia real avanzó por un sendero que, según Alastor, parecía ser un camino marcado por el alfa que habían visto antes.― “Papá, Gerard dice que aquí es un buen punto” ―le dijo Gael a Alastor por medio del enlace― “¿Gerard? Pensé que Emmet abriría el primer portal” ―― “Bueno, estuvimos revisando un mapa y parece que Gerard conoce un pequeño atajo hacia el punto que nos acercará a Gano” ―― “Entiendo” ―respondió Alastor―Neil, detén el auto, parece que llegamos ―Obediente, el segundo beta de Alastor se detuvo, y una vez lo hizo, se apresuró a abrirle la puerta nuevamente.―Diosa, como echaba de menos los bosques ―susurró Alastor antes de inspirar profundamente― ¿No le gusta el bosque de Arcadia? ―peguntó un divertido Gerard, el cual, caminaba con paso seguro en su dirección―Me gusta, pero el bosque tropical se siente muy diferente ―suspiró Alastor ―Entonces, Gerard, ¿qué usarás como ventana? ――Esos dos árboles ―dijo seña

Sin decir nada, Anna asintió, le dedicó una mirada cómplice a su abuelo, y sin intercambiar palabra alguna, ambos echaron a correr. Tras algunos pocos metros, como si estuviesen sincronizados, ambos cedieron a sus transformaciones.Amara, nada más sentir la suave tierra bajo sus patas, no pudo evitarlo y soltó un alegre aullido. Uno que Máximus estaba convencido que había resonado por todo el bosque.Sin hacerse esperar, la respuesta de los lobos vigilantes a su joven alfa resonó muy cerca de ellos, por lo que no fue sorpresa para nadie que pronto una pequeña jauría comenzara a rodearlos.Permitiendo que los lobos disfrutaran de la compañía de Amara, Maoz redujo la velocidad y se colocó hocico con hocico con el lobo de Jaden, Jack.“Alguien hará una escena” ―gruñó Maoz divertido cuando dos lobos se frotaron contra Amara brevemente antes de dejarle espacio a otro par“Lo dudo mucho” ―rió Máximus al escuchar que los lobos junto a Amara no paraban de gimotear―No, esperen, no hagan eso ―