Con una radiante sonrisa, John les dedicó una profunda reverencia antes de dirigirse a la cabina.

―Entonces… Es hora ―dijo Alastor dando un paso al frente ―Por favor, cuiden de Arcadia, tanto de humanos, como de hechiceros malintencionados ―

―Lo haremos alteza ―dijeron Desa y Ulises con solemnidad antes de realizar una profunda reverencia

―Y por favor, den prioridad a todo aquel que ingrese a la isla, no quiero más sorpresas provocados por el hechizo glamour ―solicitó Máximus ―Que eso sea su prioridad ―

―No se preocupe majestad, apenas ustees crucen las barreras, Desa y yo sellaremos la barrera en la que hemos estado trabajando, aquella que revelará a todo aquel que intente entrar a la isla usando el hechizo glamour o conjuros derivados ―

―Nosotros ya hemos hablado con los capitanes y sus respectivas tripulaciones, tanto aéreas como marítimas, para que estén atentos en caso de que suceda una revelación ―intervino Eros

―Ustedes pueden viajar tranquilos, Arcadia estará bien protegida ha