Y sin más, ambos se enredaron en el cuerpo del otro, cubriéndose únicamente con aquel intenso amor que los había envuelto desde el primer día.―Eres mía, pequeña alfa ―gruñó Dante, quien, con suavidad, comenzó a invadir el interior de su compañera―Dante ―jadeó Anna al sentir como, con suaves movimientos, su eterno compañero comenzaba a poseerlaPara ambos, justo en aquel momento, el tiempo a su alrededor se congeló.El trinar de las aves, el ruido del agua cayendo de aquella hermosa cascada, incluso, el sonido del suave viento que comenzaba a soplar fue desapareciendo poco a poco para ellos, dejándolos en una especie de burbuja donde sólo existían ellos dos.―Te amo tanto ― gruñó Dante entre besosDebido a su pasión, Anna no tuvo tiempo de responder, pues justo en ese momento, Dante clavó sus colmillos en la marca de su compañera, reclamándola una vez más como su eterna y única pareja.―Por Selene ―jadeó Anna cuando, tras llegar a un perfecto clímax, ambos decidieron descansar tumbad
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