-¿Cuál es tu nombre, pequeño? - Pregunté con suavidad a pesar de que nos preparábamos para una incursión urgente. -Maximiliano. - Murmuró. -Bien, Max. Escucha, nosotros debemos entrar ahí para sacar a tu padre y a nuestro Alfa. Desgraciadamente no podemos dejarte a cargo de ningunos de nosotros porque necesitamos a todos los aliados que podamos tener. Sin embargo, te has llevado el premio gordo en cuanto a niñeras se refiere. Señalé a Cleo quien se acicalaba las plumas. El cachorro me miró de forma dudosa. -Aquí entre nosotros, ella es la mejor luchadora que tenemos. ¿No es así, chicos? - Grité sobre mi espalda. -Lo es. - Contestaron sin dudar. El cachorro seguía sin verse muy convencido hasta que le dije que ella también podría encontrar comida para él. Ah, no importaba la edad. Si tu alimentabas a un macho, te convertías en su mejor amigo o amiga. No importaba que ni siquiera fueran de la misma especie. Con el tema del cachorro arreglado, uno de los lobos de mi mana
Leer más