Sarah Brown ¡Dios mío! Aún no asimilo lo que acaba de ocurrir en el despacho. Vlad estuvo encima de mi, besándome e intentando que algo ocurriese, yo estaba dispuesta, si, pero no podía. No tengo experiencia con los hombres, no hice nada con ellos. Vlad es mi primer beso, mi primer hombre. Siempre pasé de los hombres, me centré mucho en mis estudios y en mi enfermedad. Además, ¿que hombres estaría con una mujer que está condenada a muerte? Vlad es el único que se acerca, que me besa y me atrae, si, ese hombre me atrae. Me gusta mucho como es, si personalidad, si mirada fría. Me sonríe, a su manera, pero lo hace. Ya no me encierra como antes, ya me grita o me trata mal. No sé lo que le hizo cambiar, pero sinceramente, prefiero a este Vladimir que al otro que conocí cuando llegué. Por inercia, mordí mi labio recordando sus labios con los míos. Me gusta que me bese, que gusta tener su mirada en la mía, me gusta tenerle cerca mía y respirar su perfume.
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