Fernando explicó: —Ella es una médica muy famosa y no ha vivido siempre en la aldea. No es sorprendente que te conozca, ya que no llevas máscara en la cara.Diego frunció el ceño y preguntó: —¿Es así?—Sí, supongo que los médicos destacados pueden ser un tanto arrogantes —añadió Fernando—, pero hizo todo lo posible para cuidar de ti y tu veneno.Diego no podía expresar sus sentimientos, pero sentía que la actitud de esa médica hacia él era diferente a la de las personas comunes.Tal vez estaba imaginando demasiado.Al ver que Diego se recuperaba, Mónica, con los ojos enrojecidos, se lanzó hacia él y dijo: —Hermano Diego, estaba tan preocupada por ti.Diego se movió un poco hacia un lado por instinto, evitando su abrazo, y respondió: —Estoy bien, te hice esperar mucho tiempo. Tendré que quedarme aquí para seguir tratándome. Tú deberías regresar.Mónica abrió la boca, mostrando sorpresa en su rostro. Había venido con tanto esfuerzo, y la primera cosa que Diego le dijo al despertar fue qu
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