Pensé que, tal como lo había dicho Samuel, las cosas se calmarían y todos esos rumores dolorosos desaparecerían, pero fue todo lo contrario, ya que conforme los días avanzaban, estos aumentaban y hacía que detestara ir a la empresa.Mi semblante era distinto y Sara pudo darse cuenta, pero había decidido omitir lo que sucedía porque, en verdad, sí creía que todo regresaría a la normalidad y no quería preocuparla.Estaba harta de los murmullos y las risas cada vez que estaba por los pasillos, estaba harta de las miradas de los hombres suponiendo mil cosas y creyendo que podían intentar algo conmigo, y sobre todo estaba harta de que Samuel no hiciera nada cuando fue él quien dijo que quería protegerme, y me hacía preguntarme por qué ahora que lo necesitaba no lo hacía.—¿Estás bien?Preguntó Sara, observando a Raquel, que miraba hacia el exterior de la ventana sin decir nada, perdida en sus pensamientos.—Sí.Respondió sin ningún tipo de emoción.—¿Segura?Sara dudaba, ya que la afirmació
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