Scott estaba al borde de la cama, miraba a su pequeño bebé dormir, pero después, solo colocó el dosel sobre la cuna para dejarlo descansar, era tan pequeño y tierno, que a veces Scott se preguntaba como podía ser tan hermoso y ser hijo suyo, porque era tan perfecto y él no se sentía para nada de esa manera. El se sentó al filo de la cama, y pensó en su madre, ¿Cómo podría una mujer estar tan errada con su vida? Scott pensó en la suerte que él había tenido, tal vez su madre siempre fue una mujer amargada y cruel, incluso con él mismo y nunca lo notó, pero su padre estuvo ahí por suficiente tiempo para mostrarle que la vida era bella, que el amor se pagaba con amor, Scott supo entonces cuánto lo extrañaba y cuánta falta le hacía que estuviera ahí a su lado. Sintió unas pequeñas manos que se aferraron a su cintura y besaron su hombro —Mi amor, ¿En qué piensas? Ven a dormir. Él limpió una lágrima que corría por su rostro, y Valentina se enderezó de rodillas sobre la cama, para por fin

Lisa y Lucius volvieron a la mansión Brighton, y la joven se sentía mal, ella aún permaneció en el jardín, cuando Luicus entró en casa —¡Ni se te ocurra escapar! O no volverás a ver a tu hermana, jamás —sentenció Luicus Lisa se sentó en una banca del jardín y se echó a llorar, se sentía asqueada por lo que había hecho, cubría su rostro con sus manos y pensaba que era la peor persona del mundo «¡Soy lo peor! ¿Cómo llegué hasta aquí! Ojalá que ese doctor no siga las órdenes de Lucius, ojalá que ese maldito pague caro todo el daño que nos ha hecho a Love y a mí» pensó —¿Lisa? ¿Estás bien? —exclamó Scott al verla tan mal, él venía del granero luego de hablar —Sí —dijo ella limpiando sus lágrimas, pero su rostro seguía igual de desencajado —Si necesitas cualquier cosa, incluso hablar con alguien, recuerda que en mí y en Valentina puedes confiar. Ella sintió que no podía más, que estaba rota y necesitaba un refugio, de pronto solo se abalanzó a los brazos de Scott, y él se quedó perp

Meredith no podía dormir, pensaba en las palabras de Diana, se tocó el vientre pensando en eso, de pronto ella escuchó como tocaron a su puerta, y abrió, observando a Esteban ahí, ella le permitió entrar —Hola —dijo él su sonrisa le parecía soñadora —Hola —dijo ella con menos ánimo —Te ves triste —dijo él al notarlo y caminó por la alcoba —He estado pensando sobre esto, Esteban, no sé si es lo correcto, he visto como las personas, incluso queriendo dar lo mejor de sí, al final terminan renunciando. Mira a mis padres, se casaron jurando amor eterno, ¿Dónde están ahora? Al borde del divorcio, me refiero a que, tal vez, no debería tener a este bebé —dijo con dolor Esteban se levantó como si fuera un resorte y la tomó de los brazos, acercándola a él, la miró con suplica, sus ojos eran tan dulces y pacientes —¡No lo hagas! He visto a mujeres que nunca pudieron procrear anhelando ser madres, además, dime, ¿No quieres tenerlo? ¿De verdad no quieres tener al bebé? —exclamó mirándola Me

Scott miraba con odio a Lucius, él estaba en el suelo, con la mirada baja, no podía ni mirarlo, aunque estaba ebrio, su mente lograba por fin entender acerca de la magnitud de lo malo que había hecho, no había vuelta atrás, y sentía que todo estaba arruinado, su máscara de maldad cayó y ahora todos lo veían como realmente era, ya no podía negarlo más, era como una presa, pensando en cómo huir de un depredador, pensaba en lanzarse como una bestia sobre Scott, pensaba en lanzarlo por las escaleras, acabar con él, pero Esteban, Kevin y Frank lo detendrían, Diana incluso lo haría, todos darían la vida por Scott, y él solo sería de nuevo el villano, resistía sus peores impulsos.Los demás habían enmudecido ante semejantes palabras de Scott, mirando a Lucius como si fuera un insecto que fuera venenoso—¡Lo sabía! ¿Estás contento ahora? ¡Eres un malnacido! —exclamó Diana con furia, observando con rabia a Lucius—¡¿Cómo pudiste?! Creí en ti, te abrí las puertas de mi casa, te acerqué a mi fam

Frank y Esteban despidieron a Valentina y a Scott desde el jardín, verlos irse fue algo triste para Frank —La verdad, nunca pensé que llegaríamos hasta esto —aseveró —Se positivo, todo pasará, ellos volverán, está es su casa, son parte de esto. Frank asintió —Esteban, demos un paseo, quiero que hablemos. Esteban asintió y caminaron alejándose. —Ahora que pronto serás padre, comprenderás muchas cosas que ahora no lo haces, por ejemplo, que, un padre siempre trata de ser fuerte para su hijo, intentamos ser un roble, no demostrar debilidad, y eso es difícil, el peor de nuestro temor es saber que no estaremos por siempre, y dejar a nuestro hijo solo. Quiero saber si el día que me vaya mi hija estará segura a tu lado. Esteban le miró con algo de duda —Frank, yo amo a Meredith, la adoro a ella y a mi bebé, los voy a cuidar y los voy a amar, pero tú eres aún muy joven, podrás cuidar a tu hija y a tu nieto, por mucho tiempo Frank sintió que eso era imposible —Estoy enfermo, Esteban,