。 ٬٬⌠ Claudia ⌡‧₊˚Las dos semanas que siguieron a nuestro regreso de Miami fueron, al menos en apariencia, tranquilas. La rutina volvía a tomar forma: los días se llenaban de trabajo junto a Connor, las tardes se escapaban entre pendientes y reuniones, y las noches eran para Venus, para sus balbuceos, para su sonrisa que parecía iluminarlo todo.En casa de Marian, la vida continuaba con su propio ritmo. Mis sobrinos corrían por los pasillos, mi cuñado llegaba tarde del trabajo, y mi hermana siempre encontraba un momento para preguntar si había comido bien o si necesitaba algo. Esa cotidianidad me reconfortaba… pero, al mismo tiempo, me desgarraba, porque sabía que nada de eso era eterno.El silencio de Lorenzo me perseguía como un fantasma. No había más llamadas, ni rastros suyos, y esa ausencia era todavía más inquietante que su presencia. Aunque intentaba disfrutar de cada instante con Venus y con Connor, una parte de mí permanecía en constante alerta, como si el pasado pudiera irr
Leer más