No dejo de mirarla ni un instante. La manera en la que camina hacia el estrado con su mentón en alto, su aura maligna y al mismo tiempo envolvente, te hechiza aun cuando no pretende hacerlo, se roba por completo tu aliento, aun cuando intentas controlarte y serle indiferente.Hace el juramento de no mentir y nuestras miradas se cruzan antes de que se siente en su lugar correspondiente. Me enderezo y esta vez no tengo que actuar el haber caído por ella, porque es así. —Comencé de infiltrada. —empieza a hablar —. Tenía por nombre: Carol Bromosa, quien sí tenemos cien por ciento comprobado que es la hija del Glavar’ de Rusia y que es parte de ella. Mi misión consistía en recoger las pruebas que incriminaban a Ecain Akerson como parte de negocios ilícitos, tráfico de armas, de mujeres, niños, todo tipo de drogas, estupefacientes, diamantes, entre otras cosas.—¿Lo lograste? —pregunta el juez y ella lo mira fijamente.—No, porque no formaba parte de la mayoría de esas cosas y lo detallé e

—Maldito hijo de perra —es lo primero que dice Lund quitando sus labios de los míos, cosa que agradezco —, se salió con la suya y sé que no se quedará tranquilo hasta hacernos pagar por todo. Tengo que ponerte seguridad, tengo que protegerte a ti, a la DOE, porque estoy seguro que vendrá, ese mal nacido regresará —. Frota su cabello y su frustración me hace actuar de manera hipócrita cuando lo abrazo y lo consuelo como si de un niño pequeño se tratara.—Todo estará bien —le aseguro aun cuando sé que es mentira —. Necesitas relajarte, tranquilizarte..., solo deja todo en mis manos ¿De acuerdo? —asiente.—Yo..., Necesito una cita. ¿Saldrías mañana conmigo a cenar? Necesito despejarme, relajarme y quiero una noche contigo —me pide y yo asiento con lentitud. Sé lo que pasará. No quiero, pero así debe ser.Él continúa hablando, pero yo me aparto con brusquedad cuando veo a un agente corriendo por los pasillos seguida de otro y otros más. Con extrañeza los sigo y mientras lo hago los pasos

—¿Es por Lund? ¿Estás preocupada y necesitas ir a ver que esté bien? —los celos me carcomen.—¿Qué mierda estás diciendo? —se indigna y yo río burlonamente.—Se besaron —le recuerdo.—Es estrategia.—Bien —saco la llave del auto y se la doy, ella la toma —. ¿De verdad no quieres venir conmigo? —no quiero sonar decepcionado, pero lo hago.—Es que...—No te preocupes, entiendo. Es tu trabajo.—Quiero ir contigo, pero...—Seyra, te estoy diciendo que entiendo, sabes que lo hago. Solo te pido un beso —ella niega y yo llevo mis manos a mi rostro frotándolo por la maldita frustración que cargo. Doy un golpe al volante y salgo del auto.La escucho llamarme, pero decido que es mejor irme ya.Hice toda esta mierda para nada, pero bueno, por lo menos la vi.—Señor, ya dieron la orden de cerrar todo el aeropuerto, están a nada de llegar aquí, en quince minutos —me informa Axel afuera del avión y yo asiento.—Dile al piloto que ya nos vamos.—Señor... —sigo su mirada y veo Seyra caminando hacia m

Por otro lado, está el tal Eliezer quien no me para de enviar mensajes. Sigue asegurándome que vendrá por mí en cualquier momento y no entiendo por qué mierda él haría eso. ¡No lo conozco! ¡Está guapo, pero está loco!Oh, pero yo conozco a uno que está mucho más guapo, que es más demostrativo y que me hace enloquecer en todos los sentidos. Ese hombre con el que he estado compartiendo miradas intensas e insignificantes toques de manos, que tal vez para él no sean nada, pero a mí me vuelve gelatina.—Y para la organización, eso lo dejo en manos de Kyra porque ella es perfecta para esa clase de eventos —escucho a Xander, quien pretendía subir los escalones que nos llevan al segundo piso, pero al levantar su rostro se queda quieto, congelado en su sitio. Sacude su cabeza y mira hacia otro lado, subiendo las escaleras —, y cancela mi reunión de mañana... —, hace una pausa escuchando lo que tienen que decirle —. No me interesa dejarlos botados, le prometí a la pequeña momia un día de pelícu

Una vez en la mesa estando ya rodeados por todos, comenzaron las charlas y conversaciones triviales donde se informaron algunos acontecimientos y se tomaron decisiones.—Estamos aquí para compartir, no para trabajar —impuso la reina.—Cariño, tengo tiempo sin ver a mi hijo y...—Y puedes hablar de lo que se te de la puta gana con él, pero nada que tenga que ver con el trabajo —decretó y todos la obedecieron.—Entonces hablemos de como mi primo fue apresado justamente por la mujer que trajo a esta pequeña celebración —propuso Eliezer. Seyra bajó su cabeza y apretó fuerte sus labios y Ecain tomó su barbilla haciéndola levantar su mentón.—Cabeza arriba siempre, que usted es una princesa, mientras que este que te está retando es un simple demonio al igual que yo —le dijo, pero en ningún momento dejó de mirar a Eliezer.—Claro, pero a cualquier otra persona que se hubiese atrevido a tocarte ya la hubiesen matado —respondió.—¿Qué carajos te pasa? —le reclamó Sarah a su sobrino.—¡Pasa que