Edmund mucho antes de ser vampiro y hechicero fue un humano lleno de virtudes y defectos como toda persona del siglo XVIII. Era un hombre fascinado por los misterios del mundo y el arte de la magia que era algo arraigado en la sociedad, Edmund no fue la excepción desde joven se sumergió en los libros antiguos y tratados de magia buscando entender los secretos del universo. A pesar de su pasión por lo oculto, era también un hombre de mente aguda y curiosa, se dedicó a estudiar no solo las artes místicas; sino las ciencias naturales y la filosofía. Esta combinación de conocimientos le otorgaba una perspectiva única sobre el mundo que le rodeaba. Pero su verdadero tesoro era su amada esposa, Cassandra. Se conocieron en la adolescencia y desde entonces fueron inseparables, era muy común casarse jóvenes en aquel tiempo. Cassandra compartia el interés de Edmund por lo místico, aunque de manera más reservada. Juntos exploraban los textos antiguos, discutían los secretos de la naturaleza y
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