CAPÍTULO 39. Dame un beso...

Bells estaba un poco aturdida y otro poco emocionada. Eran tantas las muestras de cariño a su alrededor que no sabía ni cómo reaccionar. Todos sabían quién era y le contaban cosas de hacía un año, cuando era novia de los...

—¿Ositos del cariño? ¿Por qué les dicen así? —preguntó Bells con curiosidad.

—¡Ah, eso es por como tú los llamabas! A cada uno como un oso diferente —se rio Helena—. Creo que se lo pusieron ellos mismos... la verdad es que eran muy unidos los tres, era lindo verlos.

La muchacha se quedó pensativa por un rato y cuando la notaron cansada Helena la llevó a su habitación.

—Voy a traerte algo de ropa —le dijo—. Aunque mucha de la tuya sique en la casita al otro lado del peñón. Ustedes solían quedarse allí cuando venían, y Stefano y Kiryan no movieron nada después de que... bueno, ya sabes.

Bells suspiró y se abrazó el cuerpo, todos parecían quererla mucho.

—Lamento no recordarlos. Creo que fui muy feliz aquí y odio no poder tener ni una pista de lo que era mi vida —murm
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