3 - parte 1

Lo se porque investigo a los clientes, a los grandes apostadores y para Camilo, este será la ultima vez que pise mi casino.

 

Un juego mas—pide sosteniendo al hombre—no seas gallina miedoso que me quitaste todo.

 

Señor deberíamos dar la orden de sacarlo—niego a la sugerencia de mi empleado. Me gustaría saber hasta donde esta dispuesto a llegar.

 

Un juego más, dame la oportunidad de recuperarme.

 

Suéltame perdedor.

 

El jugador lo empuja el crupier lo sujeta para que no vaya al suelo. Malditos viciosos, esto es peor que un cáncer para quien no sabe controlarse.

 

Que tienes para apostar—le pregunto —creo que no tienes en donde caerte muerto.

 

Yo—se toca el cuerpo el muy imbécil—yo, puedo pagarte después, juro que…

 

Sáquenlo de aquí—doy la orden—y prohíbanle la entrada.

 

Los hombres de negro se acercan cumpliendo con mi orden. Me dan asco los sujetos como el. Busco la salida porque no quiero verle mas la cara y…

 

Tengo esposa—dice llamando mi atención—es hermosa y la apuesto a ella, mira, es ella.

 

No se, es asqueroso lo que ofrece, pero será divertido el juego por ello me giro tomando la foto que me impacta sin más. El maldito tenia razón, la mujer es sencillamente hermosa. Ojos verdes, el color de la sangre reluce en su cabello, labios provocativos, nariz perfilada, rostro angelical.

 

Es sencillamente hermosa.

 

Te la regalo si apostamos 10 millones en este momento.

 

Señor no vale la pena y…

 

La mirada de muerte que le dedico lo calla de inmediato. Lo pienso, la mujer de la foto provoca que me rasque el cuello y me siento aceptando la propuesta del sujeto que se le nota la ansiedad.

 

Es una porquería de ser humano. No puedo creer que apuesto a una mujer tan hermosa y mas siendo su esposa. Que clase de esposo se caso esa mujer.

 

Como se llama tu esposa—esta concentrado mirando al crupier repartir las cartas—te estoy hablando.

 

—¿Que? —imbécil—Leana, se llama Leana.

 

No es muy común escucharlo, pero es hermoso. Tengo la foto a mi lado y no puedo dejar de verla. Reparten las cartas, observo las dos que tengo y pido dos mas. El  objetivo final de este juego de Poker es disponer de la mejor combinación de cartas para ganar la suma total de las apuestas realizadas o, al menos, lograr que los demás jugadores se vayan retirando de la partida.

 

En este caso ganarle la esposa a este sujeto. No es difícil, realmente el hombre cuenta con la suerte mas absurda y termino ganándole con un Full de ases.

 

No, no, no…

 

Grita desesperado tomándose de los cabellos.

 

Ire hoy mismo por mi premio.

 

No, espera yo no puedo entregarte mi mujer, yo…

 

Es ella o tu vida, conmigo no se juega y soy capaz de hacerte comer tus propias pelotas.

 

Veo el miedo en sus ojos con mis palabras y busco la salida con las manos en la foto. Tengo cosas que hacer aquí, sin embargo, de esta noche no pasa que vaya por esa mujer.

 

Sacudo mi cabeza recordando a Kassandra y bebo estando en la oficina que tengo en el casino mirando la foto de la pelirroja.

 

Puedo verla—entra Aleksa.

 

Sabe y se entera de todo. Tiene dos tatuajes en su rostro que la hace ver temerosa ante otros, sin embargo, es una mujer lesbiana pero muy femenina en algunas ocasiones o cuando quiere.

 

Es hermosa, ¿Cómo es posible que este imbécil la apueste?

 

Tiene razón. Es un imbécil por dejar a una mujer tan hermosa, con esa carita la tendría en una caja de cristal para que nadie la toque, la mire o la desee.

 

Es un hombre consumido por el juego, si pudiera vender el alma también lo haría.

 

—¿Iras por ella?

 

Eso ni se pregunta, claro que ire.

 

Es mia ahora, me pertenece.

 

No es un objeto.

 

Me importa una m****a, si quiero convertirla en mi juguete preferido puedo hacerlo, como también si decido venderla lo hare y nadie podrá detenerme.

 

Suelta el aire con pesadez. Leana es mía ahora, puedo hacer lo que se me de la puta gana con ella.

 

Podrías darle un mejor uso, es preciosa, mejor que Kassandra y podrías llevarla a la fiesta.

 

No iré, y vamos por esa mujer, revisa en la computadora toda la información de Camilo Kovalev.

 

Obedece mientras permito que el Ciroc baje por mi garganta quemando mis cuerdas bocales y ojalá hiciera lo mismo con mis sentimientos. La quiero, pero su traición, sumando a lo que hizo, no puedo personarlo jamás.

 

Lo tengo, podemos irnos señor.

 

No le digo nada, simplemente tomo mi abrigo buscando la salida ya que Camilo debe estar encaminándose a casa. Le di el tiempo suficiente para que se despida de su esposa como debe ser, porque a partir de ahora su nuevo dueño soy yo.

 

Llegamos a la dirección, debemos forzar la puerta para poder ingresar porque no nadie se digna abrirla y me encuentro en la cocina con un pequeño cachorrito de cabello rojo.

 

Se ve muy linda, el sonido de su llanto es fuerte y al ver el cuerpo de su esposo con un cuchillo en el pecho me imagino que tuvieron una fuerte discusión, una falta discusión, a decir verdad.

 

Hola muñeca.

 

Asustada se ve mas hermosa.

 

—¿Explícame que paso aquí? —demando con su silencio—ya

 

Me impaciento cuando no me contesta.

 

No me gusta repetir las cosas muñeca.

 

Mis hombres ingresan y debo sacarlos ya que su mirada solo refleja un profundo miedo. Tiembla como un pequeño cachorrito.

 

Ellos no piensan hacerte daño, quien te lo haría seria yo si no hablas de una buena vez y por todas.

 

Intento, el —hipa—Yo solo me defendí.

 

Entiendo muñeca —miro al sujeto—¿porque lo apuñalaste?

 

Que mania la de no contestar.

 

—¿Porque estas desnuda?

 

Yo—solo puedo ver el miedo en su mirada—intento violarme.

 

Debo controlarme y creo que se merecía tal final por maldito. Me dan ganas de sacarle el puñal y enterrárselo varias veces, sin embargo, está muerto, para que m****a hacerlo.

 

Tiene golpes en el rostro por lo que le creo y no me imagino que mierdas le toco aguantar. Uso mi autocontrol, no soy un hombre de perder los estribos fácilmente por lo que debo contar hasta diez para no meterle un tiro a la abuela entrometida.

 

Dormida Leana pienso con más claridad que hacer.

 

Revisa esta casa Aleksa y asegúrate de desaparecer este cuerpo y guarda ese cuchillo, lo necesitaremos para después, estoy seguro.

 

No pensaras…

 

—¿Chantajearle? —me adelanto—solo será para controlarla, ahora la tengo en mis manos y debe hacer lo que yo quiera—me mira como si no me conociera— Obedece y tómale fotos a la evidencia.

 

Me encamino a la salida subiendo al auto donde yace el cuerpo de Leana con el cual aun no me decido que hacer. Observo su figura y sus nalgas sobresalen dándome una idea muy clara de lo que quiero hacer cuando la polla se me endurece a causa de solo mirarla.

*

LEANA

 

Creo que me echaron cemento a los pies porque no puedo moverme con la mirada plateada que me escruta encogiéndome el estómago. Su mirada me pone nerviosa y mas cuando me desnuda con sus ojos argentados.

 

Que opción tengo, tirarme por el balcón la desecho y esta claro que pelear con un hombre como el, está lejos de mis posibilidades. No se que hacer, el tampoco hace nada porque lo único que mueve son los ojos mirándome completa de una manera que me hace apretar las piernas llenas de vergüenza.

 

Debo decir algo, sé que debo hablar primero pero no se que decir cuando tengo la garganta seca, las piernas ancladas al mármol y el miedo recorriéndome las venas.

 

Por favor señor déjeme ir—suplico con las manos temblorosas—yo no se porque hace esto, porque me tiene aquí, pero podemos llegar a un acuerdo.

 

Ya lo hice y me perteneces ahora.

 

No entiendo su manera de expresarse, pertenecerle en que sentido, parece que me hubiese comprado, o yo fuera un objeto con el cual puede hacer lo que se le da la gana.

 

No entiendo yo…

 

Deja de ser tan escandalosa—me dice —date un baño, te espero para desayunar.

 

—¿Yo quiero irme de aquí? —apenas puedo hablar.

 

No tienes opción y te recomiendo que no me hagas venir por ti.

 

Por favor señor sea consiente que…

 

Me mira por encima del hombro como si fuera una m****a después de prácticamente desnudarme con su mirada. Me abrazo a mi misma sin saber que hacer, no quiero que me haga daño por ello me meto al baño donde se me salen las lagrimas notando el golpe en mi rostro.

 

Me duele la mejilla, la mente se me va a explotar de tanto pensar. El cuerpo de mi esposo, yo lo mate, yo lo mate Dios mío y no se como voy a vivir con eso. Yo amaba a mi esposo y en algún momento pensé que las cosas entre los dos iba a cambiar porque el no era ese monstruo en el cual se convirtió.

 

El corazón me duele con el recuerdo, me meto a la ducha permitiendo que el agua caliente moje mi cuerpo, pero mis piernas ceden doblándose. No aguanto el dolor que atraviesa mi alma. Atraigo mis pies y me quedo así sin importarme nada ya que ahora tengo un peso en mis hombros que no como seguir con él.

 

Que voy hacer sin mi esposo y ahora seguramente iré a la cárcel. Dios mio, ire a la cárcel y solo puedo pensar en ese destino cruel que me espera. El agua me moja, las lagrimas se me salen y los latidos del corazón se me descontrolan cada que pienso el futuro tan oscuro que se me avecina.

 

No se como salir de esto.

 

Levante muchacha de ahí…

 

El agua está caliente, pero yo tiemblo llena de miedo. La chica de los tatuajes llega y pienso lo peor porque me alejo de ella ya que no confió en nadie.

 

Ya niña—me toma del brazo— ven que vine yo, pero si viene Nikolay te va muy mal.

 

No me hagas daño.

 

No pienso hacerte tal cosa, pero colabora y deja de llorar.

 

Me ayuda a salir, me ofrece la toalla que tomo para secarme el cuerpo y me visto con el vestido que increíblemente es de mi talla. No tengo ropa intima y los pezones erectos se me pueden notar poniéndome las mejillas rojas.

 

Ven que te esta esperando.

 

No me obligues a ir—le tengo mucho miedo.

 

Muchacha no tienes opción, muévete.

 

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