Actuar primero, preguntar después

*Thessa*

Llevo toda la noche en vela pensando en que hacer ahora, mis opciones son variadas, desde irme muy lejos, seguramente con Dominic o quedarme aquí y hacer como si no pasó nada o también enfrentarme a Uziel, en un combate cuerpo a cuerpo.

—Claro porque somos excelentes actrices o luchadoras—dice Dak con sarcasmo.

—Dak por favor no comiences con el sarcasmo otra vez—digo en suplica a mi Loba.

Entre todas las personalidades que podría tener Dakota, la del sarcasmo le queda chica, el día que no piense algo y le de mil vueltas en la cabeza para decir un sarcasmo sobre eso será un milagro.

—¿Estamos enojadas?—pregunta Dak luego de unos minutos.

—Si—respondo dudosa.

—¿Porque lo estamos?—pregunta a continuación mi Loba.

—Porque Uziel lastimo a papá—digo en respuesta a su pregunta sin sentido.

—¿Por qué lastimo Uziel a papá?—pregunta nuevamente y ahora si ya me perdí.

—¿A qué viene todo esto Dak?—pregunto yo esta vez sin poder entender las preguntas de mi Loba.

—Contéstame que ya casi alcanzo el punto al que quiero llegar—dice ella en respuesta con tono de “yo sé algo que tu no”.

—Porque... No lo sé, no escuchamos toda la conversación, papá dijo algo sobre que no soy un objeto y nada más—respondo más confundida que antes.

—Entonces estamos enojadas porque no dejamos que Uziel hablara y nos diera una buena explicación, lo echamos de casa a pesar de que sabíamos que papá no estaba herido y ahora no podemos dormir porque necesitas aclarar este asunto con nuestro compañero destinado—dice mi Loba que al parecer estuvo pensando sobre el tema en cuestión.

La maldigo una y mil veces porque sé que tiene razón, nos precipitamos al actuar así y ahora una parte de nosotras cree que hicimos mal así que seguramente hicimos todo mal.

—¿Qué crees que deberíamos hacer?—pregunto a Dak al entender su punto.

—Pues creo que deberíamos de hablar con Uziel—dice en respuesta Dakota.

Miro la hora en el celular y son las tres y cuarto de la madrugada, Uziel de seguro está durmiendo.

—Pues lo verificamos y si lo está nos volvemos a la casa para que podamos dormir unas pocas horas—dice Dak con rapidez.

Tiene razón, si verificamos que Uziel duerme eso nos dejara tranquilas para así dormir, aunque sea unas pocas horas e ir a hablar con él a horas más normales.

Me levanto y voy a la terraza, le cedo el control a Dakota y ella inmediatamente se transforma.

La mansión de Uziel está a unos veinte minutos de casa en auto, pero Dak corriendo puede llegar en ocho o nueve minutos tranquilamente.

Ocultamos nuestras esencias para poder acercarnos sin ser detectadas, vemos a varios guardias alrededor del perímetro, pero estos no se percatan que estamos aquí.

Al llegar nos quedamos a unos metros de la mansión y vemos a un hombre de casi dos metros vestido con camisa blanca, sin corbata y pantalón y zapatos de vestir que tiene las mejores esencias de este mundo, limón, bosque y roció.

—Creo que es la primera vez que nos ve transformadas—digo a Dak que se ha quedado a unos metros del Rey de los Lobos.

—Esta es la segunda, recuerda que él estaba cuando comprobamos que nuestra pierna se había curado por completo—responde Dak sin moverse.

Varios guardias se sobresaltan, pero Uziel les hace una seña y estos se retiran de inmediato.

—Eres hermosa—dice nuestro compañero destinado.

Dak se queda en su lugar mientras Uziel se acerca a nosotras con paso cauteloso.

—Yo quería disculparme por lo que sucedió hoy Thes, bueno Dak yo no quise golpear a tu padre solo que la sencilla idea de que te alejen de mi me vuelve loco, estos últimos días de mi vida han sido los mejores—dice Uziel sinceramente.

—Nuestro Lobo ha dicho todo un monologo—dice Dak que no se ha movido del lugar.

Uziel se queda parado y nosotras nos decidimos por acercarnos a él. 

Estamos a pocos centímetros de nuestro compañero destinado cuando nos transformó y me cubro la desnudes con una fina capa cristalina de hielo.

Uziel me mira, me recorre con la mirada una y otra vez, no se detiene.

—Mis ojos están aquí arriba—digo luego de unos minutos de ser recorrida por Uziel.

—Eres hermosa—dice el tomándome de la cintura y acercándome a él.

Acercó el rostro al mío y se quedó esperando, sin dudarlo me pegue a él hasta que nuestros labios se fundieron en un beso.

Subí mis brazos a su cuello y no sé cuándo, pero mis piernas se enredaron en su cintura poniéndome en una mejor altura para besarlo más profundamente, podía sentir el calor que emanaba de Uziel.

—Thes no quiero parar—dijo Dak cuando el miedo me empezó a invadir.

—Si no paramos ahora no podremos hacerlo después—digo a mi Loba sinceramente.

—Tú decides—dijo ella en respuesta.

Pero antes de que pudiera decidir fue Uziel el que nos separó.

—Perdón mi Luna—dijo él cuando nuestros labios se separaron.

—Yo te pido perdón a ti, no podía dormir pensando en que estábamos enojados por algo sin importancia—dije sinceramente.

—Te amo mi Luna—dijo Uziel acariciándome la mejilla.

Lo mire a los ojos durante unos segundos y toda duda o miedo desaparecieron, quería estar con él, aquí y ahora.

—Hazme el amor mi Lobo—pedí con vergüenza.

Uziel me miro unos segundos, pero al final me cargo en brazos como antes, agarrándome con firmeza y me entro en la casa, subimos al segundo piso y entramos en una de las habitaciones, la de él, el espacio estaba recargado de su olor, sus esencias en todos los rincones de la habitación.

—No hare nada que tu no quieras, si me dices que pare, parare de inmediato—dijo él cuándo me coloco en el piso y cerró la puerta.

—Si no lo hace yo lo voy a obligar—dice Dak enseguida.

—Yo nunca hice esto, no sé qué debo hacer—dije con inocencia ante la situación que se me presentaba.

Uziel me miro nuevamente de arriba abajo varias veces y al final posó una mano en mi cintura y la otra en mi nuca para besarme con deseo, su lengua me buscaba, me peleaba, nuestros labios saboreaban el sabor de nuestro deseo, mientras que nuestras lenguas danzaban una coreografía que jamás habían ensayado, pero que realizaban a la perfección.

—Se libre mi Luna, haz lo que quieras—dijo al finalizar el beso porque necesitábamos respirar.

Tome de todo mi valor y acaricie su cuello hasta los hombros, continúe hasta que llegue al primer botón de su camisa y lo desabotone, continúe por el siguiente bajo la atenta mirada de Uziel, cuando llegue al último su respiración era irregular y de su boca salieron varios gruñidos en ese lapso de tiempo que pareció durar una eternidad.

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