CAPÍTULO 7

Acabábamos de salir de cine. Al final nos habíamos decidido por A dos metros de ti, siendo esta la única de genero romántico que estaba en la cartelera. Estaba un poco triste por la película en general… todo lo que había acontecido en ella, pero sin duda había algo que me marcó y me hizo replantear varios pensamientos. Había llorado y estaba segura de que vi una lagrima caer de los ojos de Noah, aunque si se lo dijera, tal vez no lo negaría, pues hablábamos de Noah Anderson y cualquier cosa podría suceder.

Ambos empezábamos a tener hambre así que entramos a un restaurante italiano para pedir mi comida favorita, la verdad no sabía que tanto le gustaba la pizza a Noah, no pretendía que le agarrara fastidio, pero al verlo comer animadamente, supe que posiblemente también tenía una cierta fascinación por ella.

Teniéndolo de frente, nuestras piernas rozándose levemente y viendo cada facción suya, quise saber qué opinaba al respecto de lo que tenía merodeando.  

—¿Serias capaz? —pregunté distraída, cuestionándome a mí misma si yo sería capaz de algo como eso.

Su ceja se alzó. Bebió un poco de vino y se limpió sutilmente su boca. Tuve que apartar rápidamente y enfocar mi mirada en sus ojos, solo sus ojos y no esa apetecible boca tan sensual que llamaba a ser besada.

¿Por qué todo él tenía que ser así?

—¿Qué cosa?

—Alejarte, dejar al amor de tu vida por su bienestar aun cuando eso signifiqué la muerte para ti —expliqué, asintió sabiendo que me refería a lo que recientemente vimos hacer al protagonista.

Solo segundos después supe el error que había cometido, no debí de fijarme solamente en sus ojos, en esa red de intensidad pura que era su mirada y que me dejaba completamente desnuda.

Me miró por lo que parecieron horas, pero sabía que trataba de encontrar las palabras adecuadas.

—Es difícil responder cuando no has conocido a esa persona —se inclinó un poco hacia delante—. Pero lo haría, aunque eso significara un infierno para mí.

Contuve un gemido al escucharlo.

Supe dos cosas en ese momento. Por la propia boca del mismísimo Noah, sabía que Charlotte no había sido esa persona especial y dos, cualquier mujer que tuviera su corazón, seria malditamente afortunada…él era esa lotería que todos querían ganar.

—Yo no sé si sea capaz —murmuré, un tanto avergonzada conmigo misma.

—¿Por qué? —se cruzó de brazos y se inclinó…aún más.

Empezaban a sudar mis palmas por tenerlo tan cerca.

¡Si me acercaba un poco más, solo un poco, nuestras narices se rozarían! ¡Así de cerca estábamos!

Su aroma inundó mis fosas nasales y tomó todo de mi autocontrol para no cerrar los ojos y disfrutar de ello.

—Soy demasiado egoísta como para alejarme de alguien que amo —respondí sinceramente—. Es difícil e inevitablemente los dos sufrirían.

—El amar nunca es fácil, Walker —se encogió de hombros. Su mirada se posó en mis labios.

¡No hagas eso! ¡bandera roja! ¡no es una simulación! ¡repito, no es una simulación! ¡HUYE O NO PODRAS RESISTIRTE!

—¿Por…Por qué no me llamas por mi nombre? —solté de golpe, algo apresurada para que se enfocara en otra cosa que no sean mis labios.

Estábamos muy cerca, demasiado y era una tentación lo que él hacía.

¡¿Por qué sentía su aliento en mis labios?! ¡¿En qué momento se había acercado aún más?! ¡¿Quería matarme?!

Mi pulso estaba tan disparado que no se me hacía raro que hasta él lo sintiera.

—¿Por qué no llamarte por tu apellido? —refutó, regalándome una sonrisa que, si no fuera porque estaba sentada, me habría mandado al piso.

¿Por qué no llamarme por mi apellido?

Tal vez porque quería escuchar como saldría mi nombre entre tus labios, belleza.

Jamás le diría eso.

—Eres raro —dije después de varios segundos, sin saber que carajos responder.

Solo asintió, se veía algo distraído, pero solo me miraba a mí.

¿Estaba distraído mientras me observaba? ¿era capaz de distraer a Noah Anderson?

—Al…

Estaba segura que diría mi nombre. Que me cayera un rayo justo en este momento si no era así, pero la inoportuna voz de Jayden lo interrumpió cortándolo de inmediato.

Abrí mis ojos grandemente, congelándome en mi sitió y deseando que el piso se abriera y nos escupiera a Noah y a mí a una desolada isla.

¿Qué m****a? se suponía que estaría en el maldito entrenamiento. ¿Qué hacía en el centro comercial? ¿Qué hacía justamente en este restaurante?

Miré a Noah asustada, pero a pesar de estar tenso, su mirada era tranquila y extrañamente logró tranquilizarme.

¡Él lograba muchas cosas en mi cuerpo!

Miré la situación en la que nos encontrábamos y no había manera en el mundo, en que Noah saliera ileso de esto.

¡Estábamos malditamente cerca! ¡En qué momento se había acercado tanto!

Ambos volteamos a ver sincronizados hacia Jayden, quien tenía su ceño fruncido.

—¿Quién de los dos hablará primero? —exigió en un tono demasiado alto, Olivia que estaba a su lado le susurró algo al oído, no sabía que había sido, pero sí que funcionó y bastante para que se calmara.

Aún seguía esperando el momento en que se lanzara hacia su amigo a golpearlo.

—Gracias por ayudarme —se irguió, para después mirar a Jayden—. En unas mesas más adelante esta Verónica. Tú sabes la situación con ella, así que le pedí el favor a tu hermana para que fingiera estar saliendo conmigo. Ya sabes, para que no se acercara e intentara lo de siempre.

Su tono de voz era profundo, no se trabó en ningún momento y le salió tan natural, que me mareé, dándome una cachetada mental por creer que el acercamiento que había tenido era por gusto propio.

¿Cómo iba pensar que ese semejante bombón gustara o si quiera le atrajera?

El muy sexy solo me había utilizado para alejar a esa chica.

¡¿Quién era Verónica?!

—¡Mierda! —exclamó de repente—. ¿Aún sigue persiguiéndote?, que mujer más intensa.

—¿Persiguiéndolo? —pregunté tan rápido, que no tuve tiempo para retener las palabras.

Mi hermano y su novia se sentaron, agarrando los trozos de pizza que quedaban y pidiendo unos refrescos al mesero.

¿Quién rayos los había invitado?

—Noah se besó con ella en una noche de borrachera y al parecer, para ella fue como si se hubieran comprometido —exclamó entre risas—. Desde ese día no deja de perseguirlo, aun cuando estaba con Charlotte. Es su mayor fan.

—Haces que la situación sea un tanto cómica, pero en realidad no recuerdo ni siquiera el puñetero beso que le di —confesó al avergonzado—. Si no fueran por las fotos, pensaría que era un invento de Verónica.

—¿Es por esa razón que no bebes tanto? —quiso saber Olivia, también intrigada por la historia.

—Sí, suelo perder los estribos cuando lo hago…así que por mi propio bien y para no cometer una locura, lo hago muy poco —se encogió de hombros.

Yo solo podía escucharlos mientras tenía mi mirada fija en mi plato vacío, me sentía utilizada por ese dios griego y no era una buena sensación que digamos.

—Creo que debería irme —dije, levantando la mirada y dándome de bruces con que estaba mirándome.

¡No me mires así!

—Yo te traje, así q…—mi hermano lo interrumpió abruptamente. Empezaba a fruncir su ceño a mas no poder.

—Se encontraron con Verónica en este local, ¿Por qué mierdas vinieron aquí?

Y aquí vamos de nuevo. Sus tres neuronas se habían conectado ante lo obvio.

En este caso decidí que sería yo la que tuviera que hablar, ya lo había hecho Noah en una ocasión, así que sentía que era mi deber hacerlo.

—Mamá llamó…nuevamente está en un viaje de negocios y me sentí muy mal, él solo quiso ser amable y llevarme a cine para distraerme. ¿Acaso es malo eso? ¿o quieres que me vaya con Mason?

—Mierda, claro que prefiero que estés con Noah… ¡ya! lo siento hermano —golpeó su espalda en forma amistosa—. Ya sabes cómo me vuelvo.

Este solo asintió, restándole importancia a su comportamiento. Un teléfono celular sonó y era el suyo.

—Debo irme, nos vemos mañana —se levantó de su silla después de haber respondido el mensaje. Lo mismo hice yo también.

—¿Podrías llevarme, Noah? no querría ser el violín en esta salida —miré a los dos tortolos.

—Claro —miró a Jayden en forma de buscar su aprobación, él asintió y fue una luz verde para despedirnos e irnos de ese lugar.

En el camino no pude dejar de pensar en su cercanía y cómo está solo era para que esa Verónica no se le acercara.

No me consideraba fea, en absoluto, pero no estaba al nivel de su ex. Yo era tan normal y ella tan…casi perfecta.  

¡Era el tipo de mujer para él!

Un mariscal de campo.

Tan popular.

Tan sexy.

Tan hermoso.

¡Tan!

—¿Pasa algo? —lo escuché preguntar.

¿Pasaba algo? ¡claro que pasaba!

—No, ¿por qué debería? —volteé a mirarlo, sabiendo de sobra que tenía que estar con sus ojos al frente y así no podría intimidarme con su mirada.

—No lo sé, es por eso que pregunto…si te molestó el tema de Verónica, quiero decirte que…

—No tienes que decir nada, Noah —susurré.

No quería que volviera a decir la razón. Era suficiente con lo que escuché en el restaurante.

¡Ya, él había dejado de gustarme hace un año! ¡no tenía por qué importarme! ¿Acaso quería sufrir cuando volviera con la barbie?

Mejor me lo ahorraba desde ahora.

—Pero … —enmudeció de inmediato y asintió. Su celular nuevamente sonó, esta vez logré ver quien lo llamaba—. Papá… ¿En una hora? …estoy ocupado…No sé por qué debo estar presente, te dije que no lo haría… Lo sé…tendrás que aguantarlo…papá esa relación acabó, ¿Por qué no pueden entenderlo? …está bien, adiós.

Sus manos se apretaron con fuerza en el volante.

No me consideraba una persona chismosa, pero amaba la información…claro que no todo tipo de información, solo el de las personas que me interesaban y aunque no me gustara reconocerlo, Noah aun lo hacía…su vida debo aclarar, solo su vida.

No lograba entender como aun cuando no tenía nada con Charlotte, se comportaba como si fuera su novia…iba a recogerla a su casa, se agarraban de manos en la universidad.

¿Qué m****a con ellos? ¿Cuál era el motivo detrás de todo eso?

Cuando llegó a casa le agradecí por todo en general y salí despavorida de ese vehículo, sin contar que Noah también se bajaría y me agarraría la mano.

Mi piel picaba en aquella zona y pequeñas descargas empezaban a viajar por todo mi cuerpo.

Ninguno de los dos decía algo, solo estábamos ahí…mirándonos como un par de idiotas en mi jardín. La verdad no era como si me disgustara solo quedarnos en silencio, podría durar horas solo viéndolo y no sería suficiente, pero, no dejaba de inquietarme y sentirme desconfiada conmigo misma.

Él me gustó, era mi crush y ningún sentimiento de antes tendría que volver a resurgir y convertirse en algo más fuerte.

¡Jamás!

¡Era el mejor amigo de mi hermano! ¡tenía un no sé qué con su ex novia!

—No me dejaste explicar —susurró, rogándome con la mirada para que esta vez si lo hiciera.

—No hay necesidad, Noah —respondí, mirando su agarré para que me soltara.

Un pequeño gemido salió de mi al ver que, en lugar de soltarme, me acercó a él. Tragué duro, totalmente sorprendida por el gesto.

¡Nuevamente estábamos tan cerca como en aquel restaurante!

Su aliento golpeaba mi rostro y era obligada alzar considerablemente mi rostro hacia él.

¡Era tan alto y yo tan baja!

Cuando me besara tendría que agacharse siempre o cargarme, cualquiera de las dos… ¡Basta! ¡Basta! ¡Basta! no podía dejar que mis pensamientos se encaminaran por ese rumbo.

—Claro que sí —refutó, algo molesto consigo mismo—. Si dejo que te vayas con ese pensamiento sería un completo estúpido, cuando lo que piensas está lejos de ser la realidad de los hechos.

Fruncí mi ceño confundida.

¿Qué quería decir?

—¿Cómo? —musité, sintiendo como mis piernas empezaban a flaquear ante la expectativa de lo que diría.

—Lo que dije allá solo…

Un pitido se escuchó de repente, sobresaltándonos a ambos.

—¡Hola chicos! —gritó Aiden, bajándose del automóvil.

Me separé de un salto y escuché como maldijo a mi lado, evidentemente molesto por la situación de que lo interrumpieran.

¡Dos veces, y en un mismo día!

Tuve la esperanza de saber ese mismo día que estaba por decirme, pero después de la llegada de Aiden, fue la de mi hermano sin Olivia y otros amigos más. Me vi obligada a subir a mi habitación, mientras esperaba que tal vez Noah subiera y terminara por decirme todo, pero no, no más estar poco tiempo con sus amigos se fue y con eso mis esperanzas de saber.

¡Estúpido y mil veces estúpido Aiden!

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