CAPÍTULO 4

Eran las 10:00 am de un domingo y estaba despierta. Por lo general me levantaba hasta después del medio día, no me juzguen, los domingos eran mi único día en donde podía darme el lujo de dormir hasta tarde y evidentemente había sido interrumpido por el gran ruido que Jayden tenía en la planta baja.

¿Acaso no sabía respetar el sueño ajeno?

Resoplé frustrada y fui hasta mi baño para lavarme el rostro y cepillarme. Agarré mi cabello en una moña alta y salí de mi cuarto aun adormilada.

¿Cómo había bajado las escaleras?

Era un ministerio sin resolver.

Fui hasta la sala, donde provenía todo el ruido que se hacía mientras restregaba mis ojos en mis manos.

—¿Acaso no recuerdas que hoy me levanto tarde? —pregunté totalmente irritada—. Que no vuelva a pasar Jayden, o te juro que golpearé tus posaderas.

Amenacé, mi voz aún estaba un poco ronca.

Al no escuchar una respuesta de su parte, retiré mis manos de mis ojos para saber qué diablos hacia Jayden. En ese momento me di cuenta que jamás dejaría de pasar vergüenza delante de todo tipo de personas, en este punto de mi corta vida no debería de sentirla, era algo cotidiano en mi subsistencia.

Aiden, Ethan, Olivia, Ava, Noah y una chica que no conocía estaban en la sala de mi casa.

Un domingo en la mañana.

Todos con ropa deportiva.

Todos mirándome sorprendidos.

Fruncí mi ceño al ver sus reacciones y pregunté qué m****a sucedía.

—¿Qué miran? —inquirí, llevando mis manos a mi cintura—. ¿Acaso nunca han visto a una chica recién despertada?

Aiden carraspeó mientras se levantaba y venía hasta mí, lo que hizo que Noah frunciera su ceño disgustado.

—Claro que sí, pero jamás había visto a una chica tan sexy recién levantada…amaría estos buenos días —miró hacia abajo y confundida seguí su mirada, enrojeciendo violentamente y maldiciendo internamente.

Dios, era yo de nuevo.

¿Justo ayer tenía que ponerme este pijama?, quería llorar de la impotencia.

Sabía que no era la favorita, definitivamente.

¿En que consistían mis pijamas? Simple, una camisa que cubría muy poco mis nalgas y unas bragas.

¡No me culpen! Amaba dormir cómoda, además se suponía que solo estaría mi madre y Jayden, pero ninguno de los dos estaba en ese momento.

¡¿Qué m****a?!

De repente Noah se levantó y lo alejó de mí, dándole una mirada de muerte…no había que ser boba para saber que era una clara advertencia. Agarró mi brazo y salimos de la sala, él detrás de mi evitando que alguien viera lo que no debía y aun mas Aiden.

Empezaba a deducir que era el mujeriego del grupo y a pesar de las posibles amenazas que mi hermano tuvo que darles a todos, a él no le importaría y en cualquier situación se acercaría a mí, pero en todas fracasaría. Era muy guapo, su cuerpo estaba de muerte, pero no me gustaban los hombres como él…ya había tenido una muy mala experiencia y no quería volver a repetirla, aunque en este caso muy posiblemente mi corazón saldría herido por una infidelidad y no por una mentira.

Pensé que me soltaría, pero se adelantó y fue hasta las escaleras.

¿Qué? ¿acaso pretendía dejarme en la puerta de mi habitación?

La verdad no dije nada, estaba muy distraída pensando quien era la chica barbie, donde estaba mi familia y… ¿por qué había dejado que me llevara?

—¿Puedes hacerme un favor? —preguntó de repente, deteniéndose a mitad del pasillo.

—Dime.

—No salgas así, por lo menos no cuando estén los chicos.

Por un momento me había perdido en su mirada, así que tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para recordar lo que sus labios acababan de decir…así de distraída era capaz Noah Anderson de ponerte.

—¿Y cuando estés tú? —me atreví a preguntar.

Él fue claro, cuando no estuvieran los chicos…no se agregó en la oración y quería saber la razón.

Mi pobre corazón anhelaba saberlo, no por nada latía rápidamente sin parar.  

Lo miraba ansiosa, necesitaba que respondiera y que dejara de verme así…como lo hacía desde que nos habíamos conocido, era inquietante su mirada, tan intensa pero inexpresiva, no podía imaginarme que rayos pasaba por su mente.

—Creo que deberías cambiarte —carraspeó, esquivando mi mirada y frunciendo su ceño—. Jayden llegará pronto, ve a cambiarte…Walker.

Walker.

¿Por qué rayos no me llamaba por mi nombre?

—Sabes que tengo un nombre, ¿no?

Una pequeña sonrisa se formó en las comisuras de sus labios.

—Lo sé.

Paso por mi lado e inmediatamente me volteé a verlo. Hizo justo lo que pensé que haría. No volteó a verme. Incluso en las escaleras jamás sentí su mirada en mi cuerpo, ni estando aquí.

Sin pensarlo estaba sonriendo, estaba sonriendo por Noah Anderson.                      

No existían excusas al momento de querer conocer a una persona y Mason Harris lo sabía a la perfección, en cuanto estuve en mi cuarto dos nuevas notificaciones entraron, nueva solicitud de amistad y un mensaje donde me invitaba almorzar en dos horas aparecían en mi pantalla.

No pude negarme, no tenía planes y era comida. Minutos después empecé arreglarme, me bañé y escogí un outfit sencillo, mom jeans sueltos, una camisa satín corta de color negro y zapatos Nike air jordan del mismo color, agarré una cola alta, un poco de maquillaje y estaba lista…era domingo, por lo general no me arreglaba estos días y hoy no sería la excepción.

Me tardé alrededor de una hora, así que suponía que las personas que se encontraban en mi sala no estaban, error…aunque la mayoría se había ido, aún estaba Noah y Olivia.

—¿A dónde vas Maia? —preguntó Jayden, entrando con una bandeja de comida en sus manos.

Miré alrededor para saber si mamá estaba, pero no. ¿En dónde estaba?

—Saldré a comer —respondí simple.

—No es necesario, pedí comida y ya está aquí —la dejó encima de la mesa que se encontraba enfrente de los chicos y suspiré—. Ven siéntate…debes de tener mucha hambre.

¿Cómo le decía? No quería discutir.

—Saldré a comer Jayden, me esperan —y como si le hubiera invocado un demonio, se volteó violentamente a verme.

—¿Me esperan? ¿Quién te espera? —se cruzó de brazos mientras su ceño se fruncía cada vez más con el pasar de los segundos—. No tienes amigos acá... ¿o ya tienes?, ¿amigo o pretendiente? Responde señorita.  

Rodeé mis ojos y suspiré, necesitaba calma o lo mandaría a la m****a.

—Mason me invitó a comer e iré, así que dile a mi madre quien por cierto no he visto desde que me levanté, que volveré en unas horas —estaba por voltearme para irme, pero lo que diría me detendría abruptamente.

—Saben, no quiero comer en casa. ¿Ustedes quieren comer aquí?

No podía ser, quería arruinar mi comida.

—No, necesito aire —respondió Noah mientras se levantaba, todo esto mientras me miraba fijamente.

Lo miré sorprendida.

—Bueno, ya compramos la comida y deberíamos de comerla aquí…estamos cansados por la rutina tan intensa que tuvimos en la mañana —me ayudó Olivia, sin duda era la mejor cuñada.

Asentí de inmediato.

—Exacto, Olivia tiene razón así que —mi celular vibró en mi mano y supe que era señal de que ya estaba afuera—. Buen provecho.

Literalmente corrí hacia fuera, sintiendo los pasos de Jayden detrás. Cuando abrí la puerta divisé el carro de Mason, aumenté la velocidad, pero vamos, estábamos hablando de Jayden Walker, un corredor de fútbol americano…todos sabíamos que me alcanzaría y teclearía.

—¡Jayden! —grité histérica cuando yacía en el suelo—. ¿Acaso quieres herirme? ¡quítate simio!

—¿Y tú por qué huyes? ¿cometerás un asesinato? —lo empujé, quitándolo de mi debilucho cuerpo. Mis pulmones empezaban a pedir a gritos un poco de aire. Cuando alcé la mirada, Mason, Noah y Olivia nos miraban extrañamente.

Mason me ayudó a levantarme, lo cual agradecí.

—Lo siento por eso —susurré—. Mi hermano es un poco…diferente.

Asintió con una sonrisa en sus labios, sonrisa que se quitó al escuchar a mi diferente hermano.

—Aléjate de mi hermana, Harris o juro que…

—No —lo interrumpí seriamente, estaba por enojarme y él por experiencia propia sabía lo que era capaz de cometer.

Trago duro y resopló, adentrándose a casa, no sin antes dejar una advertencia.

—¡Tus manos en el puto volante o te golpearé el trasero!

—Nos vemos —me despedí de ellos, pero solo Olivia me contestó, lo miré extrañado, pero en ningún momento su mirada se posó sobre mí.

Ok.

[…]

—Así que ingeniero eh —canturreé, pensando que jamás había tenido de amigo a un ingeniero industrial—. ¿Cuántos años tienes?

—Veintiún años, voy en mi cuarto año de carrera —sonrió orgulloso—. ¿Tú?

Todo el grupo de Jayden tenía su misma edad, pero cada quien con carreras diferentes exceptuando a Olivia y Ava, ellas cursaban el cuarto año de medicina y Jayden y Noah, quien estudiaban lo mismo, Economía y negocios internacionales, igual a mí, pero yo estudiaba Economía y finanzas. Ethan, Administración de empresas y Aiden contaduría.

Entre todos crearíamos el mayor imperio de todos los tiempos —sonreí por ese pensamiento.

—Felicidades —dije sinceramente—. Veinte años, tercer año de Economía y finanzas.

—Aww, impresionante.

—Lo será cuando este en Oxford —confesé, su ceño se frunció y expliqué brevemente—. Tienen uno de los mejores programas de finanzas, aunque la carrera duraría un año más…vale la pena y espero ser admitida para el próximo año.

La sorpresa era evidente en su rostro.

—Ahora estoy aún más impresionado, Alison —se recargó en su asiento, mirándome como si tuviera un tercer ojo—. Es fascinante…no cualquiera entra a Oxford y tú no eres cualquiera.

Mason no perdía ninguna oportunidad para coquetear y lo hacía tan sutil, que me gustaba.

Miré la hora en mi reloj y supe que debía de irme, el reloj marcaba las tres de la tarde y teníamos una maratón de películas con mi hermano programadas.

—Gracias por invitarme, pero debo irme —anuncié, levantándome.

—Gracias por aceptar, Alison —se levantó y se acercó para dejar un suave beso en mi mejilla derecha.

Pensé que estaría nerviosa por nuestra cercanía, pero realmente no fue así.  

—La próxima vez invitaré yo —se separó y sonrió.

Supe dos cosas en ese momento.

Cualquier persona podría enamorarse de alguien como Mason Harris y, por último, creía no estar en ese grupo aun cuando su personalidad era algo que empezaba atraerme.

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