El pincel de mi sombra oscura se me cae debajo de la cama y me agacho a buscarlo rápidamente. Faltan quince minutos para las ocho y ya estoy casi lista. La segunda carga de ropa ya está en la secadora y en eso me he terminado de preparar. Estoy bañada y vestida, por lo que solo me falta maquillarme. Como me lavé el pelo esta mañana, he decidido dejarlo libre del moño que me había hecho y ahora cae ondulado junto a mi rostro. Para la noche es escogido un cómodo vestido de algodón negro, muy corto y sin mangas. Es perfecto para bailar y la noche cálida que me espera.
Escojo unas zapatillas de plataforma color crema, lo que me hace sentir verdaderamente cómoda y elegante. Ahora que he recuperado el pincel, me maquillo un poquito más a detalle que en la mañana, aunque nada exagerado porque no me gusta el exceso de maquillaje.
Cuando me termino de colocar el labial rosado, me miro en