En el hospital

Anabella corrió hacía donde se encontraba su padre, e intento despertarlo, pero no podía, se encontraba inconsciente y casi sin pulso, ya que le toco el cuello, mientras le quitaba la corbata y zapatos.

¡Madre!, ¡madre! -llamo con desesperación a su madre, necesitaba que alguien la escuchara y ayudara, tomo el teléfono y marco al número de emergencia ---¡por favor, necesito una ambulancia!, se trata de mi papá, se encuentra desmayado, si, en las afueras, por favor, dense prisa, mi papá se encuentra muy mal e inconsciente — la voz de Anabella se escuchaba al borde del llanto y la desesperación, en esos momentos su padre entreabrió los ojos y una lagrima escurrió por la mejilla, tenía una mueca de dolor y de no saber que se encontraba sucediendo.

¡No te preocupes, papá!, todo se encontrará bien, todo estará bien —la chica tomo la mano de su padre en ademán tranquilizador — la ayuda viene en camino, no te angusties, yo estoy aquí, nada malo te pasara — su tono de voz intentaba sonar tranquila — vas a encontrarte bien, confía en mí.

Los minutos parecían eternos, en la casa todo el mundo que la habitaba, la madre de Anabella tenía los ojos abiertos como platos, no alcanzaba a comprender lo que se encontraba sucediendo.

Pasaron aproximadas dos semanas y la bebé se encontraba creciendo, era el amor de toda la casa,desde sus padres hasta de la cocinera, la beba cada día tomaba el color de cabello de Jean Carlo.

Era bastante bonita, por su parte Gerald Connor se encontraba palenando algo siniestro, que era raptar a la pequeña Anabella, eso era algo terrible tenía ya un espía dentro de la casa de los Andollini y era una de las niñeras.

La mujer le comunicaba cada uno de los movimientos de la casa, en que momento el señor Andollini se marchaba a trabajar y en que momento regresaba, quienes eran los guardias de seguridad, ya tenia la cita del primer mes de la bebé en la cual irían a ver como se encontraba el crecimiento de la bebé.

El plan era el siguiente secuestrar a la bebé, Gerald Connor, ya tenia un departamento en Brooklin con tres enfermeras y dos niñeras, las mujeres se harían cargo de la bebé, ya tenia ropa y pañales, alimento, todo lo que se necesitaba para el cuidado de un bebé pequeño, su hija tendria que ceder.

Al cumplir el mes de nacida, Anabella salio junto a su pequeña Isabella, Jean Carlo las encontraria en el lugar, el pediatra de la bebé los esperaria ahí, dos automoviles salian de la lujosa mansion, Anabella junto la bebé y su chofer y la escolta que Jean Carlo les había mandado.

Iban en el camino cuando dos camionetas de color negro blindadas cerraron el camino de los automoviles y un grupo de hombres con capuchas se acerco con armas de alto calibre, Anabella su primer instinto fue tomar a su bebé y protegerla, la orden de Connor, fue cero heridos, pero la escolta de Anabella no iba a permitir que les hicieran, daño, así que igual sacaron sus armas, todo fue tan rapido, al ver que las armas que  llevaban los secuestradores eran de mas alto nivel dejaron caer sus armas y se tiraron en piso, esperaban que la policía llegara.

Los hombre abrieon  a la fuerza la puerta del coche y arrebaron a la bebé de los brazos de su madre, no sin antes darle un golpe en la cara con puño cerrado, todo eso paso en tan solo diez minutos, las dos camionetas se habían ido y con ellos la pequeña Isabella, que había comenzado a llorar de manera desesperada al ser arrebata de los brazos calientes y protectores de su madre.

La escolta se puso en camino para ver si podían dar alcance a las dos camionetas, sin antes de dar ordenes al chofer de regresar de manera inmediata a la casa, la mujer iba en un estado de histeria, su bebé, su hermosa bebé había sido raptada, unos monstruos vestidos de negro se la habían arrebatado.

Jean Carlo se encontraba a punto de salir al consultorio del pediatra, el hombre llevaba una sonrisa en los labios, miro su celular y ahí se encontraba la foto de su pequeña bebé, tenia la carita más bonita del mundo, cuando una llamada le cambio el mundo en ese momento.

Señor, venimos persiguiendo a los secuestradores, se llevaron a la señorita Isabella, eran dos camionetas con hombres armados, ya pedimos apoyo a la policia, la señora Anabella, se encuentra golpeada y fue llevada a casa —   hablo uno de los guardaespaldas, en el fondo se escuchaba —  

Mas rapido, Luigui, se fueron por la interestatal —   uno de los guarda espaldas gritaba desde el interior —   maldicion, no lo veo, sigue por ahí —  

El hombre colgo el telefono y fue con dirección a su chofer que se encontraba esperandolo en la puerta de la empresa —  ¡de prisa a casa! —   la mente del hombre con el más grande terror, no podía llorar, tenía que llegar a casa, tenía que ver que en verdad Annie, se encontrara bien —  

El chofer manejo de manera rápida con dirección a su mansión, el señor Jean Carlo parecía loco, la llamada de telefono parecía haberlo alterado, algo tenía que haber sucedido en casa.

Mientras en casa, Anabella se encontraba en la casa en un estado histerico y con el ojo negro y el labio partido, su llanto se podía escuchar por toda la casa —   ¡dejenme, tengo que salir, tengo que buscar a Isabella!, ¡ISABELLA! —  

Los gritos se escuchaban por toda la casa, la enfermera le había puesto un tranquilizante, pero apenas comenzaba a hacerle efecto, cuando el hombre llego, subio con velocidad  increible la escalera, parecía que volaba, al entrar miro a su esposa, golpeada y con el labio partido.

El chofer se encontraba en la cocina , cuando Andollini bajo a esta —   ¿Qué sucedió? —   cuestiono el hombre, la policia no tardaría en llegar —  

El chofer se encontraba tomando un té bastante fuerte, las manos le temblaban al pobre hombre —   nos emboscaron señor, era como si supieran que hoy saldriamos, la escolta intento defender, pero tenían armas de alto calibre, intentamos comenzar fuego, pero el numero nos superaba —  el hombre se escuchaba nervioso.

Veinte minutos después llego la escolta, quienes unos mostraban golpes —  ¡maldición! , debimos comenzar fuego desde el momento en que nos rodearon —  

¿querias que nos mataran a todos, incluidas la señorita Isabella y la señora Andollini? —   grito otro con furia.

Los hombres al ver que el señor Andollini se encontraba en la cocina comenzaron a platicarle lo ocurrido, es alguien de la casa, señor, usted sabe que nosotros solo sabemos que salen hasta el momento, alguien nos tenía vigilados y sabía el número exacto.

Pasaron aproximadas dos semanas y la bebé se encontraba creciendo, era el amor de toda la casa,desde sus padres hasta de la cocinera, la beba cada día tomaba el color de cabello de Jean Carlo.

Era bastante bonita, por su parte Gerald Connor se encontraba palenando algo siniestro, que era raptar a la pequeña Anabella, eso era algo terrible tenía ya un espía dentro de la casa de los Andollini y era una de las niñeras.

La mujer le comunicaba cada uno de los movimientos de la casa, en que momento el señor Andollini se marchaba a trabajar y en que momento regresaba, quienes eran los guardias de seguridad, ya tenia la cita del primer mes de la bebé en la cual irían a ver como se encontraba el crecimiento de la bebé.

El plan era el siguiente secuestrar a la bebé, Gerald Connor, ya tenia un departamento en Brooklin con tres enfermeras y dos niñeras, las mujeres se harían cargo de la bebé, ya tenia ropa y pañales, alimento, todo lo que se necesitaba para el cuidado de un bebé pequeño, su hija tendria que ceder.

Al cumplir el mes de nacida, Anabella salio junto a su pequeña Isabella, Jean Carlo las encontraria en el lugar, el pediatra de la bebé los esperaria ahí, dos automoviles salian de la lujosa mansion, Anabella junto la bebé y su chofer y la escolta que Jean Carlo les había mandado.

Iban en el camino cuando dos camionetas de color negro blindadas cerraron el camino de los automoviles y un grupo de hombres con capuchas se acerco con armas de alto calibre, Anabella su primer instinto fue tomar a su bebé y protegerla, la orden de Connor, fue cero heridos, pero la escolta de Anabella no iba a permitir que les hicieran, daño, así que igual sacaron sus armas, todo fue tan rapido, al ver que las armas que  llevaban los secuestradores eran de mas alto nivel dejaron caer sus armas y se tiraron en piso, esperaban que la policía llegara.

Los hombre abrieon  a la fuerza la puerta del coche y arrebaron a la bebé de los brazos de su madre, no sin antes darle un golpe en la cara con puño cerrado, todo eso paso en tan solo diez minutos, las dos camionetas se habían ido y con ellos la pequeña Isabella, que había comenzado a llorar de manera desesperada al ser arrebata de los brazos calientes y protectores de su madre.

La escolta se puso en camino para ver si podían dar alcance a las dos camionetas, sin antes de dar ordenes al chofer de regresar de manera inmediata a la casa, la mujer iba en un estado de histeria, su bebé, su hermosa bebé había sido raptada, unos monstruos vestidos de negro se la habían arrebatado.

Jean Carlo se encontraba a punto de salir al consultorio del pediatra, el hombre llevaba una sonrisa en los labios, miro su celular y ahí se encontraba la foto de su pequeña bebé, tenia la carita más bonita del mundo, cuando una llamada le cambio el mundo en ese momento.

Señor, venimos persiguiendo a los secuestradores, se llevaron a la señorita Isabella, eran dos camionetas con hombres armados, ya pedimos apoyo a la policia, la señora Anabella, se encuentra golpeada y fue llevada a casa —   hablo uno de los guardaespaldas, en el fondo se escuchaba —  

Mas rapido, Luigui, se fueron por la interestatal —   uno de los guarda espaldas gritaba desde el interior —   maldicion, no lo veo, sigue por ahí —  

El hombre colgo el telefono y fue con dirección a su chofer que se encontraba esperandolo en la puerta de la empresa —  ¡de prisa a casa! —   la mente del hombre con el más grande terror, no podía llorar, tenía que llegar a casa, tenía que ver que en verdad Annie, se encontrara bien —  

El chofer manejo de manera rápida con dirección a su mansión, el señor Jean Carlo parecía loco, la llamada de telefono parecía haberlo alterado, algo tenía que haber sucedido en casa.

Mientras en casa, Anabella se encontraba en la casa en un estado histerico y con el ojo negro y el labio partido, su llanto se podía escuchar por toda la casa —   ¡dejenme, tengo que salir, tengo que buscar a Isabella!, ¡ISABELLA! —  

Los gritos se escuchaban por toda la casa, la enfermera le había puesto un tranquilizante, pero apenas comenzaba a hacerle efecto, cuando el hombre llego, subio con velocidad  increible la escalera, parecía que volaba, al entrar miro a su esposa, golpeada y con el labio partido.

El chofer se encontraba en la cocina , cuando Andollini bajo a esta —   ¿Qué sucedió? —   cuestiono el hombre, la policia no tardaría en llegar —  

El chofer se encontraba tomando un té bastante fuerte, las manos le temblaban al pobre hombre —   nos emboscaron señor, era como si supieran que hoy saldriamos, la escolta intento defender, pero tenían armas de alto calibre, intentamos comenzar fuego, pero el numero nos superaba —  el hombre se escuchaba nervioso.

Veinte minutos después llego la escolta, quienes unos mostraban golpes —  ¡maldición! , debimos comenzar fuego desde el momento en que nos rodearon —  

¿querias que nos mataran a todos, incluidas la señorita Isabella y la señora Andollini? —   grito otro con furia.

Los hombres al ver que el señor Andollini se encontraba en la cocina comenzaron a platicarle lo ocurrido, es alguien de la casa, señor, usted sabe que nosotros solo sabemos que salen hasta el momento, alguien nos tenía vigilados y sabía el número exacto.

Pasaron aproximadas dos semanas y la bebé se encontraba creciendo, era el amor de toda la casa,desde sus padres hasta de la cocinera, la beba cada día tomaba el color de cabello de Jean Carlo.

Era bastante bonita, por su parte Gerald Connor se encontraba palenando algo siniestro, que era raptar a la pequeña Anabella, eso era algo terrible tenía ya un espía dentro de la casa de los Andollini y era una de las niñeras.

La mujer le comunicaba cada uno de los movimientos de la casa, en que momento el señor Andollini se marchaba a trabajar y en que momento regresaba, quienes eran los guardias de seguridad, ya tenia la cita del primer mes de la bebé en la cual irían a ver como se encontraba el crecimiento de la bebé.

El plan era el siguiente secuestrar a la bebé, Gerald Connor, ya tenia un departamento en Brooklin con tres enfermeras y dos niñeras, las mujeres se harían cargo de la bebé, ya tenia ropa y pañales, alimento, todo lo que se necesitaba para el cuidado de un bebé pequeño, su hija tendria que ceder.

Al cumplir el mes de nacida, Anabella salio junto a su pequeña Isabella, Jean Carlo las encontraria en el lugar, el pediatra de la bebé los esperaria ahí, dos automoviles salian de la lujosa mansion, Anabella junto la bebé y su chofer y la escolta que Jean Carlo les había mandado.

Iban en el camino cuando dos camionetas de color negro blindadas cerraron el camino de los automoviles y un grupo de hombres con capuchas se acerco con armas de alto calibre, Anabella su primer instinto fue tomar a su bebé y protegerla, la orden de Connor, fue cero heridos, pero la escolta de Anabella no iba a permitir que les hicieran, daño, así que igual sacaron sus armas, todo fue tan rapido, al ver que las armas que  llevaban los secuestradores eran de mas alto nivel dejaron caer sus armas y se tiraron en piso, esperaban que la policía llegara.

Los hombre abrieon  a la fuerza la puerta del coche y arrebaron a la bebé de los brazos de su madre, no sin antes darle un golpe en la cara con puño cerrado, todo eso paso en tan solo diez minutos, las dos camionetas se habían ido y con ellos la pequeña Isabella, que había comenzado a llorar de manera desesperada al ser arrebata de los brazos calientes y protectores de su madre.

La escolta se puso en camino para ver si podían dar alcance a las dos camionetas, sin antes de dar ordenes al chofer de regresar de manera inmediata a la casa, la mujer iba en un estado de histeria, su bebé, su hermosa bebé había sido raptada, unos monstruos vestidos de negro se la habían arrebatado.

Jean Carlo se encontraba a punto de salir al consultorio del pediatra, el hombre llevaba una sonrisa en los labios, miro su celular y ahí se encontraba la foto de su pequeña bebé, tenia la carita más bonita del mundo, cuando una llamada le cambio el mundo en ese momento.

Señor, venimos persiguiendo a los secuestradores, se llevaron a la señorita Isabella, eran dos camionetas con hombres armados, ya pedimos apoyo a la policia, la señora Anabella, se encuentra golpeada y fue llevada a casa —   hablo uno de los guardaespaldas, en el fondo se escuchaba —  

Mas rapido, Luigui, se fueron por la interestatal —   uno de los guarda espaldas gritaba desde el interior —   maldicion, no lo veo, sigue por ahí —  

El hombre colgo el telefono y fue con dirección a su chofer que se encontraba esperandolo en la puerta de la empresa —  ¡de prisa a casa! —   la mente del hombre con el más grande terror, no podía llorar, tenía que llegar a casa, tenía que ver que en verdad Annie, se encontrara bien —  

El chofer manejo de manera rápida con dirección a su mansión, el señor Jean Carlo parecía loco, la llamada de telefono parecía haberlo alterado, algo tenía que haber sucedido en casa.

Mientras en casa, Anabella se encontraba en la casa en un estado histerico y con el ojo negro y el labio partido, su llanto se podía escuchar por toda la casa —   ¡dejenme, tengo que salir, tengo que buscar a Isabella!, ¡ISABELLA! —  

Los gritos se escuchaban por toda la casa, la enfermera le había puesto un tranquilizante, pero apenas comenzaba a hacerle efecto, cuando el hombre llego, subio con velocidad  increible la escalera, parecía que volaba, al entrar miro a su esposa, golpeada y con el labio partido.

El chofer se encontraba en la cocina , cuando Andollini bajo a esta —   ¿Qué sucedió? —   cuestiono el hombre, la policia no tardaría en llegar —  

El chofer se encontraba tomando un té bastante fuerte, las manos le temblaban al pobre hombre —   nos emboscaron señor, era como si supieran que hoy saldriamos, la escolta intento defender, pero tenían armas de alto calibre, intentamos comenzar fuego, pero el numero nos superaba —  el hombre se escuchaba nervioso.

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Era bastante bonita, por su parte Gerald Connor se encontraba palenando algo siniestro, que era raptar a la pequeña Anabella, eso era algo terrible tenía ya un espía dentro de la casa de los Andollini y era una de las niñeras.

La mujer le comunicaba cada uno de los movimientos de la casa, en que momento el señor Andollini se marchaba a trabajar y en que momento regresaba, quienes eran los guardias de seguridad, ya tenia la cita del primer mes de la bebé en la cual irían a ver como se encontraba el crecimiento de la bebé.

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Al cumplir el mes de nacida, Anabella salio junto a su pequeña Isabella, Jean Carlo las encontraria en el lugar, el pediatra de la bebé los esperaria ahí, dos automoviles salian de la lujosa mansion, Anabella junto la bebé y su chofer y la escolta que Jean Carlo les había mandado.

Iban en el camino cuando dos camionetas de color negro blindadas cerraron el camino de los automoviles y un grupo de hombres con capuchas se acerco con armas de alto calibre, Anabella su primer instinto fue tomar a su bebé y protegerla, la orden de Connor, fue cero heridos, pero la escolta de Anabella no iba a permitir que les hicieran, daño, así que igual sacaron sus armas, todo fue tan rapido, al ver que las armas que  llevaban los secuestradores eran de mas alto nivel dejaron caer sus armas y se tiraron en piso, esperaban que la policía llegara.

Los hombre abrieon  a la fuerza la puerta del coche y arrebaron a la bebé de los brazos de su madre, no sin antes darle un golpe en la cara con puño cerrado, todo eso paso en tan solo diez minutos, las dos camionetas se habían ido y con ellos la pequeña Isabella, que había comenzado a llorar de manera desesperada al ser arrebata de los brazos calientes y protectores de su madre.

La escolta se puso en camino para ver si podían dar alcance a las dos camionetas, sin antes de dar ordenes al chofer de regresar de manera inmediata a la casa, la mujer iba en un estado de histeria, su bebé, su hermosa bebé había sido raptada, unos monstruos vestidos de negro se la habían arrebatado.

Jean Carlo se encontraba a punto de salir al consultorio del pediatra, el hombre llevaba una sonrisa en los labios, miro su celular y ahí se encontraba la foto de su pequeña bebé, tenia la carita más bonita del mundo, cuando una llamada le cambio el mundo en ese momento.

Señor, venimos persiguiendo a los secuestradores, se llevaron a la señorita Isabella, eran dos camionetas con hombres armados, ya pedimos apoyo a la policia, la señora Anabella, se encuentra golpeada y fue llevada a casa —   hablo uno de los guardaespaldas, en el fondo se escuchaba —  

Mas rapido, Luigui, se fueron por la interestatal —   uno de los guarda espaldas gritaba desde el interior —   maldicion, no lo veo, sigue por ahí —  

El hombre colgo el telefono y fue con dirección a su chofer que se encontraba esperandolo en la puerta de la empresa —  ¡de prisa a casa! —   la mente del hombre con el más grande terror, no podía llorar, tenía que llegar a casa, tenía que ver que en verdad Annie, se encontrara bien —  

El chofer manejo de manera rápida con dirección a su mansión, el señor Jean Carlo parecía loco, la llamada de telefono parecía haberlo alterado, algo tenía que haber sucedido en casa.

Mientras en casa, Anabella se encontraba en la casa en un estado histerico y con el ojo negro y el labio partido, su llanto se podía escuchar por toda la casa —   ¡dejenme, tengo que salir, tengo que buscar a Isabella!, ¡ISABELLA! —  

Los gritos se escuchaban por toda la casa, la enfermera le había puesto un tranquilizante, pero apenas comenzaba a hacerle efecto, cuando el hombre llego, subio con velocidad  increible la escalera, parecía que volaba, al entrar miro a su esposa, golpeada y con el labio partido.

El chofer se encontraba en la cocina , cuando Andollini bajo a esta —   ¿Qué sucedió? —   cuestiono el hombre, la policia no tardaría en llegar —  

El chofer se encontraba tomando un té bastante fuerte, las manos le temblaban al pobre hombre —   nos emboscaron señor, era como si supieran que hoy saldriamos, la escolta intento defender, pero tenían armas de alto calibre, intentamos comenzar fuego, pero el numero nos superaba —  el hombre se escuchaba nervioso.

Veinte minutos después llego la escolta, quienes unos mostraban golpes —  ¡maldición! , debimos comenzar fuego desde el momento en que nos rodearon —  

¿querias que nos mataran a todos, incluidas la señorita Isabella y la señora Andollini? —   grito otro con furia.

Los hombres al ver que el señor Andollini se encontraba en la cocina comenzaron a platicarle lo ocurrido, es alguien de la casa, señor, usted sabe que nosotros solo sabemos que salen hasta el momento, alguien nos tenía vigilados y sabía el número exacto.

Pasaron aproximadas dos semanas y la bebé se encontraba creciendo, era el amor de toda la casa,desde sus padres hasta de la cocinera, la beba cada día tomaba el color de cabello de Jean Carlo.

Era bastante bonita, por su parte Gerald Connor se encontraba palenando algo siniestro, que era raptar a la pequeña Anabella, eso era algo terrible tenía ya un espía dentro de la casa de los Andollini y era una de las niñeras.

La mujer le comunicaba cada uno de los movimientos de la casa, en que momento el señor Andollini se marchaba a trabajar y en que momento regresaba, quienes eran los guardias de seguridad, ya tenia la cita del primer mes de la bebé en la cual irían a ver como se encontraba el crecimiento de la bebé.

El plan era el siguiente secuestrar a la bebé, Gerald Connor, ya tenia un departamento en Brooklin con tres enfermeras y dos niñeras, las mujeres se harían cargo de la bebé, ya tenia ropa y pañales, alimento, todo lo que se necesitaba para el cuidado de un bebé pequeño, su hija tendria que ceder.

Al cumplir el mes de nacida, Anabella salio junto a su pequeña Isabella, Jean Carlo las encontraria en el lugar, el pediatra de la bebé los esperaria ahí, dos automoviles salian de la lujosa mansion, Anabella junto la bebé y su chofer y la escolta que Jean Carlo les había mandado.

Iban en el camino cuando dos camionetas de color negro blindadas cerraron el camino de los automoviles y un grupo de hombres con capuchas se acerco con armas de alto calibre, Anabella su primer instinto fue tomar a su bebé y protegerla, la orden de Connor, fue cero heridos, pero la escolta de Anabella no iba a permitir que les hicieran, daño, así que igual sacaron sus armas, todo fue tan rapido, al ver que las armas que  llevaban los secuestradores eran de mas alto nivel dejaron caer sus armas y se tiraron en piso, esperaban que la policía llegara.

Los hombre abrieon  a la fuerza la puerta del coche y arrebaron a la bebé de los brazos de su madre, no sin antes darle un golpe en la cara con puño cerrado, todo eso paso en tan solo diez minutos, las dos camionetas se habían ido y con ellos la pequeña Isabella, que había comenzado a llorar de manera desesperada al ser arrebata de los brazos calientes y protectores de su madre.

La escolta se puso en camino para ver si podían dar alcance a las dos camionetas, sin antes de dar ordenes al chofer de regresar de manera inmediata a la casa, la mujer iba en un estado de histeria, su bebé, su hermosa bebé había sido raptada, unos monstruos vestidos de negro se la habían arrebatado.

Jean Carlo se encontraba a punto de salir al consultorio del pediatra, el hombre llevaba una sonrisa en los labios, miro su celular y ahí se encontraba la foto de su pequeña bebé, tenia la carita más bonita del mundo, cuando una llamada le cambio el mundo en ese momento.

Señor, venimos persiguiendo a los secuestradores, se llevaron a la señorita Isabella, eran dos camionetas con hombres armados, ya pedimos apoyo a la policia, la señora Anabella, se encuentra golpeada y fue llevada a casa —   hablo uno de los guardaespaldas, en el fondo se escuchaba —  

Mas rapido, Luigui, se fueron por la interestatal —   uno de los guarda espaldas gritaba desde el interior —   maldicion, no lo veo, sigue por ahí —  

El hombre colgo el telefono y fue con dirección a su chofer que se encontraba esperandolo en la puerta de la empresa —  ¡de prisa a casa! —   la mente del hombre con el más grande terror, no podía llorar, tenía que llegar a casa, tenía que ver que en verdad Annie, se encontrara bien —  

El chofer manejo de manera rápida con dirección a su mansión, el señor Jean Carlo parecía loco, la llamada de telefono parecía haberlo alterado, algo tenía que haber sucedido en casa.

Mientras en casa, Anabella se encontraba en la casa en un estado histerico y con el ojo negro y el labio partido, su llanto se podía escuchar por toda la casa —   ¡dejenme, tengo que salir, tengo que buscar a Isabella!, ¡ISABELLA! —  

Los gritos se escuchaban por toda la casa, la enfermera le había puesto un tranquilizante, pero apenas comenzaba a hacerle efecto, cuando el hombre llego, subio con velocidad  increible la escalera, parecía que volaba, al entrar miro a su esposa, golpeada y con el labio partido.

El chofer se encontraba en la cocina , cuando Andollini bajo a esta —   ¿Qué sucedió? —   cuestiono el hombre, la policia no tardaría en llegar —  

El chofer se encontraba tomando un té bastante fuerte, las manos le temblaban al pobre hombre —   nos emboscaron señor, era como si supieran que hoy saldriamos, la escolta intento defender, pero tenían armas de alto calibre, intentamos comenzar fuego, pero el numero nos superaba —  el hombre se escuchaba nervioso.

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Los hombres al ver que el señor Andollini se encontraba en la cocina comenzaron a platicarle lo ocurrido, es alguien de la casa, señor, usted sabe que nosotros solo sabemos que salen hasta el momento, alguien nos tenía vigilados y sabía el número exacto.

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La mujer le comunicaba cada uno de los movimientos de la casa, en que momento el señor Andollini se marchaba a trabajar y en que momento regresaba, quienes eran los guardias de seguridad, ya tenia la cita del primer mes de la bebé en la cual irían a ver como se encontraba el crecimiento de la bebé.

El plan era el siguiente secuestrar a la bebé, Gerald Connor, ya tenia un departamento en Brooklin con tres enfermeras y dos niñeras, las mujeres se harían cargo de la bebé, ya tenia ropa y pañales, alimento, todo lo que se necesitaba para el cuidado de un bebé pequeño, su hija tendria que ceder.

Al cumplir el mes de nacida, Anabella salio junto a su pequeña Isabella, Jean Carlo las encontraria en el lugar, el pediatra de la bebé los esperaria ahí, dos automoviles salian de la lujosa mansion, Anabella junto la bebé y su chofer y la escolta que Jean Carlo les había mandado.

Iban en el camino cuando dos camionetas de color negro blindadas cerraron el camino de los automoviles y un grupo de hombres con capuchas se acerco con armas de alto calibre, Anabella su primer instinto fue tomar a su bebé y protegerla, la orden de Connor, fue cero heridos, pero la escolta de Anabella no iba a permitir que les hicieran, daño, así que igual sacaron sus armas, todo fue tan rapido, al ver que las armas que  llevaban los secuestradores eran de mas alto nivel dejaron caer sus armas y se tiraron en piso, esperaban que la policía llegara.

Los hombre abrieon  a la fuerza la puerta del coche y arrebaron a la bebé de los brazos de su madre, no sin antes darle un golpe en la cara con puño cerrado, todo eso paso en tan solo diez minutos, las dos camionetas se habían ido y con ellos la pequeña Isabella, que había comenzado a llorar de manera desesperada al ser arrebata de los brazos calientes y protectores de su madre.

La escolta se puso en camino para ver si podían dar alcance a las dos camionetas, sin antes de dar ordenes al chofer de regresar de manera inmediata a la casa, la mujer iba en un estado de histeria, su bebé, su hermosa bebé había sido raptada, unos monstruos vestidos de negro se la habían arrebatado.

Jean Carlo se encontraba a punto de salir al consultorio del pediatra, el hombre llevaba una sonrisa en los labios, miro su celular y ahí se encontraba la foto de su pequeña bebé, tenia la carita más bonita del mundo, cuando una llamada le cambio el mundo en ese momento.

Señor, venimos persiguiendo a los secuestradores, se llevaron a la señorita Isabella, eran dos camionetas con hombres armados, ya pedimos apoyo a la policia, la señora Anabella, se encuentra golpeada y fue llevada a casa —   hablo uno de los guardaespaldas, en el fondo se escuchaba —  

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El hombre colgo el telefono y fue con dirección a su chofer que se encontraba esperandolo en la puerta de la empresa —  ¡de prisa a casa! —   la mente del hombre con el más grande terror, no podía llorar, tenía que llegar a casa, tenía que ver que en verdad Annie, se encontrara bien —  

El chofer manejo de manera rápida con dirección a su mansión, el señor Jean Carlo parecía loco, la llamada de telefono parecía haberlo alterado, algo tenía que haber sucedido en casa.

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Los gritos se escuchaban por toda la casa, la enfermera le había puesto un tranquilizante, pero apenas comenzaba a hacerle efecto, cuando el hombre llego, subio con velocidad  increible la escalera, parecía que volaba, al entrar miro a su esposa, golpeada y con el labio partido.

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La mujer le comunicaba cada uno de los movimientos de la casa, en que momento el señor Andollini se marchaba a trabajar y en que momento regresaba, quienes eran los guardias de seguridad, ya tenia la cita del primer mes de la bebé en la cual irían a ver como se encontraba el crecimiento de la bebé.

El plan era el siguiente secuestrar a la bebé, Gerald Connor, ya tenia un departamento en Brooklin con tres enfermeras y dos niñeras, las mujeres se harían cargo de la bebé, ya tenia ropa y pañales, alimento, todo lo que se necesitaba para el cuidado de un bebé pequeño, su hija tendria que ceder.

Al cumplir el mes de nacida, Anabella salio junto a su pequeña Isabella, Jean Carlo las encontraria en el lugar, el pediatra de la bebé los esperaria ahí, dos automoviles salian de la lujosa mansion, Anabella junto la bebé y su chofer y la escolta que Jean Carlo les había mandado.

Iban en el camino cuando dos camionetas de color negro blindadas cerraron el camino de los automoviles y un grupo de hombres con capuchas se acerco con armas de alto calibre, Anabella su primer instinto fue tomar a su bebé y protegerla, la orden de Connor, fue cero heridos, pero la escolta de Anabella no iba a permitir que les hicieran, daño, así que igual sacaron sus armas, todo fue tan rapido, al ver que las armas que  llevaban los secuestradores eran de mas alto nivel dejaron caer sus armas y se tiraron en piso, esperaban que la policía llegara.

Los hombre abrieon  a la fuerza la puerta del coche y arrebaron a la bebé de los brazos de su madre, no sin antes darle un golpe en la cara con puño cerrado, todo eso paso en tan solo diez minutos, las dos camionetas se habían ido y con ellos la pequeña Isabella, que había comenzado a llorar de manera desesperada al ser arrebata de los brazos calientes y protectores de su madre.

La escolta se puso en camino para ver si podían dar alcance a las dos camionetas, sin antes de dar ordenes al chofer de regresar de manera inmediata a la casa, la mujer iba en un estado de histeria, su bebé, su hermosa bebé había sido raptada, unos monstruos vestidos de negro se la habían arrebatado.

Jean Carlo se encontraba a punto de salir al consultorio del pediatra, el hombre llevaba una sonrisa en los labios, miro su celular y ahí se encontraba la foto de su pequeña bebé, tenia la carita más bonita del mundo, cuando una llamada le cambio el mundo en ese momento.

Señor, venimos persiguiendo a los secuestradores, se llevaron a la señorita Isabella, eran dos camionetas con hombres armados, ya pedimos apoyo a la policia, la señora Anabella, se encuentra golpeada y fue llevada a casa —   hablo uno de los guardaespaldas, en el fondo se escuchaba —  

Mas rapido, Luigui, se fueron por la interestatal —   uno de los guarda espaldas gritaba desde el interior —   maldicion, no lo veo, sigue por ahí —  

El hombre colgo el telefono y fue con dirección a su chofer que se encontraba esperandolo en la puerta de la empresa —  ¡de prisa a casa! —   la mente del hombre con el más grande terror, no podía llorar, tenía que llegar a casa, tenía que ver que en verdad Annie, se encontrara bien —  

El chofer manejo de manera rápida con dirección a su mansión, el señor Jean Carlo parecía loco, la llamada de telefono parecía haberlo alterado, algo tenía que haber sucedido en casa.

Mientras en casa, Anabella se encontraba en la casa en un estado histerico y con el ojo negro y el labio partido, su llanto se podía escuchar por toda la casa —   ¡dejenme, tengo que salir, tengo que buscar a Isabella!, ¡ISABELLA! —  

Los gritos se escuchaban por toda la casa, la enfermera le había puesto un tranquilizante, pero apenas comenzaba a hacerle efecto, cuando el hombre llego, subio con velocidad  increible la escalera, parecía que volaba, al entrar miro a su esposa, golpeada y con el labio partido.

El chofer se encontraba en la cocina , cuando Andollini bajo a esta —   ¿Qué sucedió? —   cuestiono el hombre, la policia no tardaría en llegar —  

El chofer se encontraba tomando un té bastante fuerte, las manos le temblaban al pobre hombre —   nos emboscaron señor, era como si supieran que hoy saldriamos, la escolta intento defender, pero tenían armas de alto calibre, intentamos comenzar fuego, pero el numero nos superaba —  el hombre se escuchaba nervioso.

Veinte minutos después llego la escolta, quienes unos mostraban golpes —  ¡maldición! , debimos comenzar fuego desde el momento en que nos rodearon —  

¿querias que nos mataran a todos, incluidas la señorita Isabella y la señora Andollini? —   grito otro con furia.

Los hombres al ver que el señor Andollini se encontraba en la cocina comenzaron a platicarle lo ocurrido, es alguien de la casa, señor, usted sabe que nosotros solo sabemos que salen hasta el momento, alguien nos tenía vigilados y sabía el número exacto.

¿Qué pasa,Anabella? —hablo Nadine Connor con cara de sorpresa, en realidad se encontraba un tanto ausente de lo que se encontraba sucediendo, al ver que su esposo se encontraba ya sobre el piso, Anabella había podido acostarlo sobre este — ¡Gerald! — grito al ver a su esposo tirado en el piso —¿Qué le paso? — se miraba un tanto alterada.

Al parecer tuvo un ataque — hablo con voz un tanto crispada la chica, por su mente pasaban miles de pensamientos, ¿acaso su padre moriría?, ¿Qué haría ella?, su abuela ya era mayor, su madre se encontraba enferma, su hermano regresaba a su trabajo en otro país y tenía sus problemas propios, en verdad todo era muy estresante para ella, esperaba que los seguros se encontraran pagados, sino no tenía la mínima de como haría para pagar todos los gastos hospitalarios de su padre.

Una de las personas de servicio llego corriendo, la ambulancia ya había llegado, así que ella se fue con su padre dentro del vehículo — todo saldrá bien, papá, todo saldrá bien —murmuraba Anabella con voz suave — tú te salvaras, té lo prometo.

Al llegar al hospital, los enfermeros y un equipo médico se encargó de llevar a su padre para estabilizarlo, se encontraba embotada y un poco asustada, la respiración sentía que comenzaba a ser más y más rápida, sentía mucho miedo, así que saco el celular que traía en el bolsillo de su pantalón y marcó con rapidez.

 Era la primera persona en la que penso, no dudo ni un segundo en marcar su número, a pesar de la aversión que sentía por ese hombre, pero era él único que podía ayudarla en este momento.

Mi papá se encuentra en el hospital — su voz comenzaba a sonar llorosa — estoy sola en el hospital, mi madre y abuela están en la casa, y mi hermano viajo hoy por la mañana a Europa, estoy sola, por favor ven, Jean Carlo — la chica se escuchaba toda desesperada por primera vez en su vida.

El sonido de la voz de un hombre sonó del otro lado del teléfono, al parecer se encontraba tranquilo, y le decía que no se preocupara, que en unos instantes ya se encontraría con ella.

Anabella se encontraba afuera en la sala de espera cuando una de las enfermeras se le acercó para que le diera los datos de su padre y el número de los seguros, así lo hizo Anabella, en la cartera de su padre traía el número de seguro, pero al intentar meterlo al sistema hubo un error.

Señorita,Connor —hablo la enfermera — no entra la tarjeta de seguro de su padre al parecer fue cancelado o algo, ¿tendrá una tarjeta de crédito o una forma de pago alterna? — la enfermera miraba a Anabella al rostro y ella se encontraba terriblemente pálida y los labios le temblaban de manera leve.

Aquí se encuentra mi tarjeta — hablo una voz masculina — puede cargar todo en esta cuenta — era Jean Carlo Andollini — denle la mejor atención posible —el hombre se mostraba seguro de sí mismo, eso sí con su característico toque de arrogancia.

Claro que sí, señor — hablo la enfermera — venga conmigo, le daré para que firme los papeles y demás —la mujer le indico el camino a Andolinni, quien educadamente le dio el paso a la mujer.

Espérame aquí, Annie — le dijo el hombre a Anabella — no me tardo, no te preocupes, mi pequeña ,ya estoy aquí y no dejare que te suceda nada — el hombre le sonrió de manera tranquilizadora a Anabella,ella solo pudo asentir con la cabeza de manera mecánica.

Anabella miro como se iba el hombre siguiendo a la enfermera, no sabía el motivo por el cual lo había llamado a él, precisamente a Jean Carlo, siendo que la irritaba demasiado, y más ese tono de arrogancia que tenía ante todas las personas, y más hacía ella, somo si se tratara de una niña caprichosa que buscara llamar la atención.

A los pocos minutos Andollini, regreso a dónde se encontraba la joven que se miraba muy pálida, en sus ojos tenía lagrimas a punto de salir, al ver que Andollini se encontraba ahí, lo único que atino a realizar fue verlo con ojos suplicantes.

No dan noticias de mi papá — tenía los ojos llenos de lágrimas — necesito saber de mi papá, no le puede pasar nada — se abrazó a ella misma, una manera de darse protección, al notar esto Jean Carlo se acercó el a la chica y la atrajo hacía el, 

Ven pequeña, tu papá se encontrará bien, no te preocupes, ¿está bien? — le decía el hombre acariciando la cabeza de la chica — ya estoy aquí y no dejaré que nada te pase, así que tú tranquila.

La joven se sintió completamente protegida, y eso no le agradaba, y menos sentirse protegida por Jean Carlo, pero ahora con lo sucedido, si con lo que acababa de suceder ella tendría, si tendría que aceptar el contrato con Andollini, y eso la disgustaba al cien, pero su padre se encontraba de por medio, y ella adoraba a su papá, así que se armó de valor para decir las siguientes palabras, tomo aire y dijo:

Acepto el trato, me casaré contigo— dijo esto con voz altanera y casi sin vida.

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