Imperium: Sangre Maldita (Libro I)
Imperium: Sangre Maldita (Libro I)
Por: Roezly FP
Los días del Dankbarkeit

Acomodo mi cabello lacio en una pequeña liga de tela un poco mohosa. El brillo dorado que tenía antes ya se está perdiendo. Miro al espejo roto y veo mis ojos apagados por tanto llorar. Mis iris azules y verdes se preguntan porque llegamos a esto.

Unos pasos débiles se escuchan detrás de mí. Es mi madre, me ha traído un vestido remendado que tenía guardado. Lo acaba de remendar nuevamente. Me volteo para verla mejor y esta me mira con un semblante triste y desorientado. Es una sombra de lo que fue Miranda Treshel. Arrugas por doquier, una postura encorvada y cabello canoso es lo que muestra ahora. Apenas tiene 40 años, no debería de estar así. Su mirada perdida me recuerda todos los días aquel día en que perdimos todo y no recuperamos nada.

Todo empezó cuando este reino cambió de rey. El rey Alejando II había muerto, era una persona que ayudaba al pueblo y lo hizo prosperar y engrandecer por sobre las demás tierras. Tras una invasión del reino del norte, fue asesinado. Después sucede lo que pasa en muchas guerras: desolación, hambruna, caos… es algo a lo que ya estaba acostumbrada.

Solo tenía 8 años cuando pasó esto. Aún recuerdo los gritos, lamentos, suplicas. Nuestro padre fue asesinado en nuestros ojos, por mero placer de los guardias reales, pensando que este pueblo es una plaga. Nunca entenderé por qué tanta destrucción repentina.

Solo he escuchado rumores vagos pero ninguno sin fundamento. Fuimos “encarcelados” por así decirlo. Mientras en este distrito todo es lúgubre y deplorable, al nuevo rey que está desde entonces no le importa nada, solo enriquece su zona y palacio, mientras que estamos aquí, sirviendo de esclavos, desechos. Que rabia e impotencia me dan.

Miro el vestido color azul oscuro, que ahora está remendado con piezas oscuras y blancas. Era un hermoso vestido. Me lo puse de inmediato y me acomodé lo que tenía que acomodarme. Oí la tos de mi madre, quien estaba ahora buscando otras cosas en el armario. Me duele escucharla y me da impotencia. Ella está enferma pero no sabemos que es. Mas sin embargo, un tratamiento de hierbas medicinales podría tal vez curarla, pero es muy costoso. A esto voy ahora.

Hoy se celebra los que son los días del Dankbarkeit donde seleccionan a jóvenes de todo tipo de lugares para que puedan trabajar en áreas seleccionadas, a los hombres los elevan a puestos generalmente como guardias del rey, a las mujeres las ubican en diferentes lugares como la cocina, lavandería, etc.

Debido al odio creciente hacia el palacio y sus alrededores, este distrito C no participa casi en esto. Pero yo lo hago es por obligación. Tanto mi mamá como mi hermano necesitan una fuente de ingresos, ya que tenemos varios meses con apenas recibir unos pocos alimentos. La desnutrición es notable en nosotros y aunque se considere una traición hacia mi pueblo, necesito sobrevivir.

Mi mamá me saca de mis pensamientos pasándome unos zapatos negros. Esta me mira con un poco de cariño y me sonríe.

—Será un buen día hoy, no te preocupes. Ve decidida, con la frente en alto y defiéndete de todo lo que acontezca. Vendrás viva, ten eso en mente por favor —Dijo con su característico tono preocupante.

—Si madre, lo prometo. Sino ¿Quién lavara los platos esta noche? —Dije tratando de hacerla reír.

—No digas idioteces. Comete un poco de la sopa, tienes que ir con fuerzas.

—No te preocupes, puedo aguantar. Además Crystal me tiene guardada una manzana —Dije mintiendo un poco.

Ella no ha comido nada, necesito que coma.

—¿Segura? —Dijo mirándome fijamente.

—Come tranquila, también dile a mi hermano que pruebe bocado, por cierto ¿Cómo sigue de la fiebre? —Dije preocupada.

—Esta mejor, pero aun así la fiebre viene y va, espero que sobreviva también esta noche.

—Mamá… —Dije muy preocupada —¿tan mal está?

—No puedo ocultarte nada, está muy mal.

Fui de inmediato a la habitación de mi hermano, quien estaba arropado entre mantos, apenas tiene 10 años. Su cabellera negra está toda mojada por los sudores, me acerco a él y le sonrió.

—¿ya te vas Havana? —Dijo con voz entrecortada.

—Si mi amor, prométeme que cuidaras de mami. Volveré al anochecer —Dije susurrándole.

—Si, hare bien mi trabajo, confía en mi —Dijo sonriendo.

Empezó a toser y cada vez me preocupaba su salud. Mi hermanito…

—Recuerda llevar esta capucha —Dijo pasándome la capucha negra —Nadie de aquí debe de saber a dónde vas, si preguntan, di que vas a pasar por el puente solamente para comprar hierbas medicinales.

Le asentí y me despedí de ellos abrazándolos.

Salí de la casa y más nerviosa no podía estar… Esto sería de vida o muerte, podían asesinarme ahora mismo si digo que voy a postularme para trabajar en el distrito B.

Caminando por las calles frías de la zona, visualicé a Crystal encima de su balcón. Está me estaba esperando. A esta hora del día siempre íbamos a buscar agua. Ella es de tez blanca, yo soy mestiza. Tiene una cabellera abundante negra, mientras a mi apenas parezco tener cabello. Como vive sola a sus 18 años tiene lo necesario para sobrevivir, ya que es una cazadora. Sabe mejor que yo como cazar animales para comer y a veces comercializa esas carnes para tener algo de dinero para costearse otras cosas para sobrevivir.

Es toda una sobreviviente.

—Hola Havanna, que guapa te ves… —Dijo asombrada.

—¡Shh! —Dije rápidamente —Cállate, no me gusta que espantes a los vecinos.

—Okay me callo —Dijo riéndose.

Ella se lanzó y cayó intacta en el suelo. Me olvidaba de su resistencia física.

—¿Para dónde va tanta belleza? —Dijo halagándome.

—A ningún lugar que no sepas —Dije riéndome.

—Buscaré mi cubo del rio…

—¡No! Tranquila, yo iré a comprar algunas cosas para mi familia, ya sabes, mi hermano aún no se recupera.

—Bueno, te acompaño…

—No hace falta, no te preocupes. Además ando muy ocupada, tengo mucho que hacer y no tendríamos tiempo para nosotras —Dije sonriéndole.

—Okay… bueno señora ocupada nos vemos, no veo por qué no te puedo acompañar —Dijo un tanto molesta —Ni modo que fueras a los días del Dankbarkeit. ¿Verdad?

Me puse un tanto nerviosa en cuanto mencionó esto, pero traté de verme lo más serena posible.

—Mi familia está enferma ¿y me crees capaz de eso? Vaya me conoces —Dije riéndome —hablamos.

La dejé con la palabra en aun en boca mientras caminaba y escuchaba sus ánimos y disculpas. Crystal es una loquilla. Es una enemiga acérrima del distrito A. Ni siquiera he pensado que diría ella si consigo trabajo de ahora en adelante.

//

Después de un largo camino, llegué al medio día apenas al palacio que se encuentra al ala norte en la zona B, por lo menos aquí también se celebraban los días del Dankbarkeit. Es lo mas cercano que estaré del distrito A y no pienso caminar más porque mi familia me necesita. Ahí, mientras miraba el gran gentío que estaba apenas en la puerta del palacio buscaba una manera de entrar. Sin embargo, era una fila enorme y con bastante disturbio.

—Disculpa, cuidado —Dije mientras trataba de pasar sin éxito.

El ruido no dejaba que escuche bien lo que hablaba. Me empujaban y varias veces casi caigo al suelo. Son muchas personas las que están aquí. El hambre me hacia doler mas mi estomago y no sé si aguantaría tanto en pie. Creo que tal vez no conseguiré nada.

Sentí como me empujaban mas fuerte, mis fuerzas estaban desistiendo.  Parecían que estaban haciéndole paso a algo.

—¡Carajo! —Dije con enojo al caer al suelo, justo en el lodo.

Sentí unos brazos fuertes que me levantaban, un aroma me envolvía entre toda la multitud, un aroma distintivo. La persona que era o en este caso, el hombre que era, tenia la piel bastante blanquecina, sus ojos eran color agua. Eran los ojos más hermosos que había conocido.

Su mirada fija y amable me hacia estremecer y por un segundo olvidé todo lo que me rodeaba, sus fuertes brazos me hacían sentir segura. Mi corazón latía fuerte y no entendía el porqué. Su rostro era una viva escultura hecha a mano. Por Dios que hermoso es.

Sentí como me depositó lentamente sobre el césped en el que estaba. Todos se detuvieron de lo que hacían. Yo salí de inmediato de mi ensoñación y él me soltó, mirándome ahora a cuerpo completo. Me sonrojé de inmediato, ya que no me esperaba tal encuentro.

Me di cuenta de que todos me miraban, había una especie de línea vacía por donde estaba. Todos estaban aterrados y no entendía el porqué. ¿Qué estaba pasando? ¿Quién es él?

—Guardias, lleven a esta damisela a mis aposentos, por favor —Su voz era melodiosa y amable.

Esperen ¿A sus aposentos?

Me alarmé rápidamente y me asusté. De inmediato me enojé ¿Qué derecho tiene que simplemente decidir sobre donde estar cuando claramente ni lo conozco? ¿Por qué quiere llevarme a los aposentos? ¿me va a violar?

—¿¡Quién te crees para tratarme como un objeto!? —Dije muy enojada, tratando de zafarme de los brazos bruscos de los guardias.

—Si sigues así te mandaré a la guillotina —Dijo sonriéndome.

—Prefiero eso a ser usada en contra de mi voluntad, escoria —Mi cara hablaba por mí, todos estaban en un silencio sepulcral. Le escupí el rostro y este no se inmutó.

—Llévensela —Dijo con una gran sonrisa mientras todos me miraban con absoluta tristeza. Él se limpió mi saliva.

Oh no, que estupidez hice. Voy a ser ejecutada, m****a. Confirmo mas esto cuando veo que entramos al palacio y lo primero que veo es la guillotina a medio patio con todo su esplendor.

Lo siento mamá. No podré ir a fregar los platos. Tu hija va a morir.

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