10. Cita Uno

[GERRARD]

Al llegar al lugar del encuentro, prácticamente he salido corriendo del auto como todo un cobarde para intentar evitar todo esto que me genera Alenka y que de verdad me esta asustando como nunca. De cierta manera sé que sería un error gravísimo fijarme en ella por muchos motivos diferentes, pero también supongo que estoy tan confundido que ni siquiera sé lo que siento y no quiero que ella se convierta en ese famoso “clavo” que me ayude a sacar otro clavo.

Miro hacia todas partes sabiendo que ella se sentara no muy lejos de donde yo vaya con Roxana, y allí veo a la mujer de la foto de la app. Afortunadamente, no ha mentido con ello, es pelirroja, de ojos verdes y con curvas bastante pronunciadas, más de lo que se aprecia en las fotos diría yo. Disimuladamente miro hacia donde esta Alenka y ella arquea sus cejas como diciéndome “te gane”, pero la verdad es que nada esta dicho todavía.

—Hola guapo— Me saluda coqueta y se pone de pie dejándome ver su corto vestido que no me llama en absoluto la atención porque no se ve sensual, sino que ordinario a causa de su exceso de escotes y transparencias.

—Hola— Respondo fríamente y quisiera salir corriendo de aquí, pero definitivamente sería muy descortés de mi parte.

—Definitivamente eres mucho más guapo en persona— Comenta y sin que me lo espere, ella roza mis brazos y se acerca a mi un poco más.

Me encantaría decirle que ella se veía mejor en las fotos, pero soy un caballero y sobre todo debo cuidar las formas —Tú también te ves bien, pero cuéntame ¿Dónde te vas mañana?— Le pregunto mientras que me alejo de ella y me voy a sentar a la otra butaca que esta en la mesa de este bar.

La mujer sonríe y camina hacia mi moviendo sus caderas de manera exagerada, y de repente uno de los camareros llega con dos tragos para nosotros —Espero que no te moleste, pero pedí dos gin-tonics para nosotros— Me dice y pasa sus brazos por encima de mis hombros.

—Esta bien— Respondo frio.

 —De verdad eres muy guapo ¿haces ejercicio?— Averigua.

—Algo— Miento cuando en verdad tengo mi rutina armada.

—Se nota, tus brazos están fuertes— Continua y toca mis brazos.

—Entonces ¿Dónde te vas de viaje?— Insisto.

Ella me mira a los ojos y luego mira mi boca —No me voy a ninguna parte, es solo que no podía esperar a verte…— Murmura y trata de besarme, pero giro mi cara.

—No me gusta que me mientan— Sentencio y la miro mientras llevo mis manos a sus hombros.

—Puedo pedirte disculpas en la cama, te aseguro que soy muy buena y no te vas a arrepentir— Continua.

—Tampoco me gusta que pidan mis tragos sin saber que es lo que me gusta— Digo sin hacerle caso.

—¿Y no te gusto yo?— Me pregunta parándose correctamente y se da una vuelta para que la mire bien.

—No, de seguro que eres el tipo de mujer que le gusta a muchos hombres, pero mis gustos son más sofisticados, lo siento— Respondo sin titubear y saco mi billetera del bolsillo para después sacar un billete de cien y dejarlo sobre la mesa —Bebe lo que quieras, te invito yo gracias por el rato— Sentencio y salgo del bar sabiendo que Alenka me sigue los pasos.

—¡¿Qué paso?!— La escucho preguntarme cuando ya cruzamos la puerta.

—Paso vas ganando la apuesta y que esa mujer definitivamente no esta buscando un romance, sino un tipo con una billetera bien amplia para que la mantuviera ¿vamos a cenar con tu hija?— Le propongo y ella se adelanta para detenerse frente a mi.

—¿Hablabas en serio?— Cuestiona sorprendida.

—Mucho, cuando digo algo lo cumplo— Explico y me mira confundida.

—Ehhhh… bueno, vamos por la pizza entonces— Accede y sinceramente estoy muy molesto de que esa mujer me haya hecho perder el tiempo. 

—Vamos, de verdad necesito despejarme, tanta vulgaridad ha sido demasiado para mi— Comento mientras vamos hacia el auto y ella se ríe.

—Gerrard, no todos son como tú ¿lo sabes?— Me dice.

—¿Y como soy yo?— Inquiero.

—Un hombre con clase, educado, inteligente… es decir, no todas las mujeres se pueden poner ropa de marca, maquillarse perfectamente y peinarse en la peluquería a diario.— Explica.

—Es que yo no pido eso, es más, a mi no me importan esas cosas, pero que actué como una mujer a la que le pagare por hora para estar conmigo, tampoco…—

—Quizás solo debías pulirla—

—Me dijo que era buena en la cama, créeme que no tenia esas intenciones, asique no la justifiques y vamos a cambiarle el animo a esta velada mejor— Respondo y ríe.

—Eres muy complicado—

—Soy un hombre normal que busca una mujer normal, no es tan difícil— Me defiendo y sonríe.

—Esta bien hombre normal, vayamos por la pizza— Me pide y no sé como lo hace, pero ella cambia mi humor siempre.

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