Capítulo 4

—Su cuerpo se está adaptando.

—¿Adaptando a qué? —pregunta Bogdan.

—Parece mentira que cada uno de vosotros haya pasado este proceso y no sabéis como va esto —reprocha en voz baja Minka.

—¿Está adquiriendo todo el poder?

—Exactamente eso es lo que os quiero decir — ¿adquiriendo poder? No tengo ni la menor idea de lo que hablan.

De pronto mis ojos empiezan a escocer y dejo de escuchar todo de lo que hablan y solo me concentro en el escozor. Hasta que mis ojos se abren de par en par sin previo aviso. Intento parpadear, pero no puedo.  El dolor en mis ojos empieza a descender, hasta que por fin puedo parpadear y cierro los ojos para poder descansarlos.

¿Qué ha sido eso?

—¿Todo el mundo ha visto eso? —Bogdan hablaba anonadado y eso lo sabía por el tono de su voz —. Sus ojos eran de un rojo escarlata escalofriante.

Abro los ojos despacio y lo primero que hago es inspeccionar en donde estoy. Me relajo al saber que estoy en mi habitáculo. Y ahora sí, centro mi mirada en mis amigos y en Minka que está junto a ellos.

Sus caras eran un poema, todas menos una, Minka.

—¿Se encuentra bien, señor? —pregunta Minka acercándose a la cama. Niego.

—Me encuentro confundido, antes de abrir los ojos me picaban… ¿Por qué?

—Tus ojos se están apropiando —la miro confundido lo que ella carraspea y suspira, aunque sigue hablando —. Tu mayor poder es algo referente con los ojos. Tus ojos cambian de color a un escarlata intenso, da miedo mirarlos.

—¿Cuándo sucede eso? —pregunto para saber que me estaba pasando.

—Cuando tienes una furia extrema —miro a mis amigos intentando que me dijesen si era cierto o mentira, pero ellos se mantenían con la boca cerrada.

—¿Quieres que me crea esa absurda historia que te acabas de inventar?

—Debes hacerlo, ya que es cierta.

—Tengo más preguntas que quisiera que me respondieras —cambio el tono de mi voz a uno más amable.

—Claro que sí, te responderé las que pueda en este momento.

—No sé cómo sonara esto o para ti sea algo normal que pregunten, pero quiero saberlo —hago una pausa en la que cierro los ojos. El picor en los ojos vuelve y no puedo abrir los ojos hasta que por sí solos lo hacen. ¿De nuevo los tendré rojos?

—Es normal, tranquilo y por si te lo preguntas, si, tienes los ojos rojos. Va a suceder un par de veces en cualquier momento —no me gusta nada esa sensación. Voy a parecer malévolo.

—Con esos ojos parece un vampiro aterrador que te va a morder a la mínima que te lo cruces —habla Bogdan casi temblando.

—Amigo, recuérdame nunca enfadarte, llegando al extremo por favor —añade Julek.

—Pa-pa-re-rece un de-monio —tartamudea Eunika —mierda —exclama —. Das demasiado miedo Zarek.

Cuando cierro mis ojos siento como ya han vuelto a su color natural, negro. Me están pasando unas cosas muy extrañas. Primero los ojos… ¿luego que vendrá?

—Mañana empezaras con las clases —sentencia Minka.

—¿Clases? —ella asiente — ¿Qué clases?

—Vas a prender a manejar tus poderes… ¿Creías que se estudiaban solos? Tienes que practicar, si no cuando te enfrentes a los que quieren el libro viejo te van a vencer.

—¿Quiénes son esas personas? —Minka mira a mis amigos para saber si puede decir lo que estaba a punto de desembuchar por su boca y ellos asienten, subiendo y bajando la cabeza en afirmación.

—Por ejemplo…Florián o como le dicen entre los brujos el viejo Florián.

—¿Qué quiere de mí el hermano del bisabuelo? —ella me mira obvia. El libro viejo.

—Mañana descubrirás cuál es tu mayor poder; ahora va a ser mejor que te dejemos descansar, estarás agotado —fija su mirada en mis amigos —no tardéis mucho en iros, os prepararé vuestras habitaciones mientras tanto.

—Gracias Minka —agradecen a la vez los cuatro. Minka sale de mi habitación rápidamente dejándonos solos a los cinco.

—¿También ha vuelto Aleksy? —pregunto con curiosidad.

—El viene mañana junto con Edek —miro extrañado a Dagmara.

—¿Por qué vendrá Edek? ¿Y sus padres?

—De viaje —una respuesta simple y clara.

—¿Cuándo habéis vuelto?

—Minka nos avisó en cuanto te encontró desplomado en medio del largo pasillo que da a las habitaciones y llegamos poco antes de que tú despertaras con tus ojos de demonio —habla Eunika.

—No tenemos intenciones de volverá irnos —me avisa Bogdan que hasta ahora se había mantenido callado y muy serio.

—No he abierto la boca para decir que os marchéis —digo con algo de enfado.

—Tu cara ya lo dice todo, no hace falta que abras la boca — ¿Qué mosca le ha picado a este?

Bogdan se nota que está muy molesto conmigo y no lo esconde… ¿Los demás lo estarán también? Seguramente sí, pero lo disimulan bastante bien.

—¿Me podríais dejar descansar? —les pido.

—Claro majestad —dice con burla Bogdan —descansa mientras puedas —susurra por lo bajo. Me está irritando y gastando mi paciencia dejándola a cero. Avanza hasta la puerta dando zancadas muy largas y pesadas, que parece que se va a romper el suelo. Cierra la puerta tan fuerte que casi la tumba.

—¿Tan enfadado esta?

—No lo puedes ni imaginar —aclara Dagmara.

—Más tarde volvemos, cuando el sol haya salido y tú hayas descansado. Vienen días duros.

                                                                 ***

Son las nueve de la mañana y ya llevo más de una hora en pie. Bogdan está deambulando por la casa; creo que despertó antes que yo, me lo he cruzado dos veces y me ha evitado completamente mi existencia en esta casa.

Ahora me encontraba sentado en la hierba del jardín mirando al frente con la mirada perdida. Debería sentirme relajado al no tener a nadie a mí alrededor revoloteando, pero la paz y el silencio terminó cuando Eunika, Julek y Dagmara llegaron a donde yo me encontraba.

Eunika fijo su mirada en mi persona y se quedó un rato mirándome fijamente.

—Me vas a gastar de tanto observarme.

—No sé cómo tienes la habilidad de saber qué persona está alrededor tuyo sin verla.

—Eso se llama brujería —aporta Julek bromeando.

—¿Te has levantado chistoso o viene de familia? —Julek deja pasar mi comentario sin siquiera contestar.

—¿Qué haces aquí solo?

—Estar. ¿Ahora tengo prohibido estar solo? —Dagmara ríe negando con la cabeza.

—Si dejaras de creer que todo el mundo está en tu contra irías mejor en la vida Zarek.

No quito la mirada de enfrente y la mantengo ahí sin hacer ningún movimiento de mi cuerpo. Las palabras de mi amiga, llegaron a mi cerebro quedándose ahí por un largo tiempo, haciendo que me quedara pensando un buen rato todo lo dicho por Dagmara.

—Déjate ayudar por los demás, Zarek —sigue hablando.

Siguen parloteando, aunque yo no escuche nada y saben perfectamente que no lo hago y no tengo intenciones de empezar a hacerlo.

Trago saliva y me dispongo a hablar.

—Yo no elegí pertenecer a este mundo…ahora no se realmente quien soy.

—Eres Zarek Chlebek, Rey —me rio por la contestación de Eunika.

—¿Yo Rey? ¡Estas chiflada! —le miro directamente a su cara y veo que ha cerrado los ojos y pienso que es para no saltar alguna barbaridad hacia mi persona. Y siendo sincero me lo merecía todo lo que me quisiese decir. Estoy siendo un cabrón con todos y no tienen la culpa de nada, en parte.

Me levanto del suelo en donde me encuentro con ayuda de mis manos para luego empezar a caminar lejos del palacio. Sé que Aleksy me enseñó el palacio y los alrededores del terreno. Me dijo dos lugares que estaban prohibidos, la estancia más “antigua” o eso parecía y un lugar bastante alejado del gran palacete. ¿Cuál será? Habrá que descubrirlo

Sé que no iba solo, unos pasos por detrás venían mis tres amigos, seguramente me seguían para cerciorarse que no hiciera ninguna estupidez aparte de saber a dónde me dirigía.

—No necesito guardaespaldas, se supone que donde estoy hay una gran seguridad que cuida mi persona y todo lo que me rodea.

—No vamos de guardaespaldas, vamos como amigos —añade Eunika.

—Entonces poneos a mi lado, no atrás —los tres me hacen caso y seguimos caminando hasta que Julek me hace parar de un momento a otro, poniendo su mano en mi hombro, ejerciendo así algo de fuerza.

—Por ahí no —su cara es de seriedad absoluta.

—¿Y por qué? Por qué me digas que por ahí no debo ir, voy a seguir igualmente. Tu no me mandas y ninguno de vosotros me puede prohibir a donde debo dirigirme y a donde no. Aprendéroslo de una vez.

—Haz lo que te salga de las narices Zarek, nosotros solo intentamos facilitarte las cosas, lastima que tú lo único que haces es complicarlas más —Julek gira en su propio eje y se va muy molesto.

—Se le pasara el enfado, pero tú también debes ser más sensible, no nos ataques a la primera; somos tus amigos no tus enemigos.

—¿Qué es lo que hay tras de eso que no quiere que vea? —silencio. Mis dos amigas apartan la mirada sin querer contestar —. ¡Miradme! —tengo muy poca paciencia y mis amigos me la absorben en nada.

Dagmara se sobresalta por mi inoportuno grito que acabo de dar. Nunca les he gritado a ninguno de los cuatro ya que nunca ha surgido ninguna situación como estas que me sacan de mis casillas. No entender nada me saca de quicio y no me resuelven ninguna de las dudas que tengo en mi mente y revolotean ahí.

—Si quieres ver que hay, ve, luego no nos digas que te lo advertimos —me dice Eunika. Sabe que al fin y al cabo les voy a hacer caso.

—Entonces iré a mirar que esconde tanto libro y cosas antiguas en ese cuarto —les contesto, mientras me doy la vuelta, dirección a la casa.

—¡Hey! —Me llama Dagmara —espéranos —miro por encima de mi hombro y veo que empiezan a correr y yo acelero algo el paso.

Cuando Dagmara llega a mi lado me da con su palma en el antebrazo.

—Gracias por esperarnos.

—De nada —me encojo de hombros.

Entramos dentro y como siempre, no hay nadie por ninguna parte. Si alguien pasara por este lugar creo que pensaría que este lugar está abandonado, lo único que le salva es lo impoluta que se ve ante los ojos.

—Tanta gente que hay en esta casa y no veo ni a un alma en este lugar —miro a mis amigas y me dispongo a hablar —yo me voy al segundo piso, si queréis venir, estad en silencio.

Las dos no se movieron de mi lado y avanzaron junto a mí hasta las escaleras, las subimos en silencio e hice el mismo recorrido que hice el día anterior hasta llegar a la puerta medio escondida. Puse mi mano en el pomo de la puerta y a la hora de abrir la puerta, no pude; alguien la había cerrado. Dagmara y Eunika estaban calladas y me observaban atentas a mi reacción.

¿Qué necesidad tienen de cerrarme las puertas y de negarme a ver y descubrir todo? En momentos como este lo que puedo llegar a pensar es que no quieren que descubra nada. Que sea un cero a la izquierda y que así ese tal Florián logre su cometido.

Mi humor va descendiendo hasta que se esfuma como el humo y el cabreo empieza a brotar por mi cuerpo. Mis ojos se cierran sin yo permitirlo, se abren dos segundos después y se perfectamente que se han puesto rojos escarlata, Dagmara y Eunika retroceden tres pasos algo nervioso y con algo de miedo.

—Traed a Minka y a quién contiene la llave de esta puerta —gruño con una voz demasiado diferente a la que tengo normalmente. Ellas con miedo salen casi corriendo del pasillo a buscarlos.

Siento como mi cuerpo desprende una ventisca que se va formando un humo negro. Rodea todo mi cuerpo para luego desprenderse de mi cuerpo e irse por el pasillo.

Escucho chillidos y voy dando pasos firmes y sonoros hacia el barullo.

—¿Quién ha provocado esto? —manifestó la voz de Aleksy.

—¿Quién crees que puede tener el poder del humo negro? —Proclama Eunika hacia él —está demasiado furioso y esta vez tiene la razón —. Dadme la llave. Sé que la tenéis vosotros.

—¡No! —se mantiene en su postura Aleksy y le respalda Bogdan.

—¿No? ¿Quieres que os eche de aquí? Sabes que él tiene el poder y todo el derecho de hacerlo. Ya no me voy a callar. No le dejáis investigar ni saber nada, pero debe conseguir el libro. Quien os entienda que os compre.

Observo los movimientos de Eunika y la veo dirigirse muy decidida hacia el humo.

—¡No lo hagas! No te acerques, es peligroso —el humo sigue brotando y sale de mi cuerpo expandiéndose por todos los rincones —ve a por Minka —veo que me hace caso y se aleja y me centro en Bogdan y en Aleksy —Dadme la llave ahora mismo —ellos solo ven humo, pero yo al tener los ojos rojos puedo ver a través de ello. Se miran fijamente debatiendo que hacer y finalmente niegan con la cabeza — ¿No? Perfecto, tendré que tirar la puerta abajo para entrar en dicha habitación. Os quiero fuera de mi casa en este mismo instante. ¡No os quiero en mi propiedad! ¡Largaos de mi vista!

Ellos ni se inmutan y tampoco se mueven de donde están y eso me cabrea aún más ya que hacen caso omiso a lo que digo.

—¡Largo! —Alzo más la voz mientras voy avanzando más —Dagmara cúbrete —le hablo a mi amiga.

Mi amiga obedece y entra por una puerta, yo cada vez me acerco más a ellos y la humareda me acompaña como mi fiel amigo. Ellos intentan retroceder lo más que pueden; hasta que chocan con una pared que no les deja recular más y ahí es mi turno.

—¡No te tenemos miedo! —veo a Bogdan temblar por lo que puedo llegar a hacer.

—¿Entonces porque tiemblas como si fueras una niña indefensa?

—No lo hago —me busca con los ojos, pero no me ve. Estoy justo frente a él.

—Dame la llave —rujo.

—¡Zarek! —escucho la voz de Minka casi susurrada de ella —. Intenta relajarte.

—Primero la llave y que se vayan de mi propiedad. Solo pido eso.

—Chicos, hacedle caso. Dejadme la llave e iros por vuestro propio bien. Habéis despertado a la “bestia” y no es bueno.

Aleksy y Bogdan no hacen caso a los mandados de Minka. Creo que quieren las malas formas. Increíblemente la humareda forma seis brazos que hacen que los dos chicos frente a mí se sorprendan y abran los ojos como platos. Salen disparados corriendo por todo el pasillo.

—Sin correr —vocifero —dejad las llaves antes de salir, gracias —grito.

—Intenta calmarte Zarek —cierro los ojos tras escuchar las palabras de Minka y siento que mis ojos vuelven a la normalidad.

—Eso es Zarek, lo estas logrando.

—Todo ha vuelto a la normalidad —abro los ojos y ya veo todo normal, aparte de que ya no se encuentra el humo a mi alrededor.

—Eres más poderoso y peligroso de lo que podría haber imaginado jamás. Debes protegerte.

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