Unos minutos después, el rey se hallaba en la mesa junto a su tosca esposa y engreído hijo, cenando.
- ¿Simon estas bien? - preguntó la reina.
Simon la miro y le sonrió para decirle que lo estaba.
- te noto muy pensativo.
- ah... sí, tú sabes cómo es, tengo que pensar en cómo restaurar Phindelvania después de esta tragedia - respondió el rey y continuó comiendo.
- ya sé que manejas un estrés muy alto, pero te notó algo distinto. Hace una hora alguien pidió verte ¿quién era? - preguntó su fisgona esposa.
- era un mensajero, me dio una carta del príncipe de Tosno. Se ofrecía a apoyarme en lo le fuera posible para la restauración de la ciudad, pero le conteste que no había necesidad. Tengo todo bajo control.&n